Encerrado en su laboratorio, el alquimista se sumerge en su ser y se deja transportar por los sueños. Los siete planetas son inicialmente brillantes, pero el alquimista extrae, de lo más profundo del cielo mismo, el agua crisúlea y, poco a poco, las pequeñas luces se atenúan para dejar sitio a una claridad plateada más intensa: la luz de la Luna.
Sólo una luz, entre las que habíamos visto en la fase 17, sigue brillando intensamente: la de la estrella que une espíritu, alma y cuerpo. Todos los sentidos se van apagando, mientras se entra en un pantano donde el hombre se ve libre de la fama, la sed, el apetito sexual u otros deseos.
LAS SOMBRAS DEL ALMA
Quien se adentra en este territorio inhóspito precisa temer a los fantasmas que se encuentra inevitablemente; al mismo tiempo, debe fijarse en dónde pone los pies, para no quedar atrapado en las infinitas sensaciones, como son el miedo, la ansiedad, la inquietud o la paranoia, que el mismo inconsciente sugiere en la vida diurna, y que también se manifiestan en su misma esencia.
Así, es necesario observar con cuidado a los fantasmas: ver dónde nacen, analizar el modo en el que actúan. Cuando se tenga claro su origen, será posible su derrota: simplemente se disolverán y, aunque de ellos quedará siempre el recuerdo, ya nunca más producirán temor.
EL BAÑO DE LUNA
Mientras se camina por el áspero territorio del inconsciente, la luz de la Luna se hace siempre más fuerte, permitiendo una visión más clara de las cosas que se encuentran. Pero no es necesario caer en ninguna tentación: saber sobrepasarlas es el secreto gracias al cual el adepto prosigue su viaje nocturno hacia una meta representada por dos torres. Es allí donde precisa llegar, para sumergirse en las aguas del mar y revivir la experiencia oceánica del vientre materno. Mar, madre y memoria del propio ser más profundo: éstos son los misterios del régimen lunar, los secretos de la plata de los filósofos. Mecido por las olas, el adepto ve surgir nuevamente las siete islas planetarias y vive un nuevo nacimiento, cuyos efectos se manifiestan en todo el organismo; prueba de ello es la tenue sonrisa, similar a la que se ve sobre los labios de la Luna: una sonrisa beatífica que se mantendrá largamente esculpida sobre su rostro.
SIMBOLOGÍA BÁSICA
Otros nombres: Plata de los filósofos.
Sustancias místicas asociadas: Agua crisúlea.
Fase operativa: Decimoctava.
Carácter del ritual: Combatir los fantasmas.
Efecto de la operación: Experiencia oceánica.
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