SUEÑOS. ¡EVIDENCIAS DE OTRAS REALIDADES!

POR. ISABELA HERRANZ

Hasta hace solo una década, eran escasos los estudios sobre los diferentes modos sensoriales en los sueños. En 1998, tras analizar 3.372 informes de esta clase, el neurólogo Antonio L. Zadra y sus compañeros del Laboratorio del Sueño en el Hospital del Sagrado Corazón (Universidad de Montreal, Canadá) comprobaron que aproximadamente el 33% de los hombres y el 40% de las mujeres recordaban haber experimentado sensaciones auditivas, olfativas o gustativas en sus sueños.

Las olfativas, en concreto, eran significativamente más frecuentes en las mujeres. «Tales distinciones podrían reflejar una diferencia fundamental en los procesos del sueño de ambos sexos, pero más importante si cabe es el hecho de que las modalidades de gusto y olfato se manifiesten en las experiencias oníricas: son una indicación de las capacidades figurativas del sueño», explica Zadra.

UN PROGRAMA CEREBRAL.

Una serie de estudios recientes sobre los sueños de personas parapléjicas, ciegas y sordomudas de nacimiento, así como las que han sufrido alguna amputación, han arrojado nueva luz sobre la sensorialidad onírica y las capacidades motrices. Por increíble que pueda parecer, el esquema corporal expresado en los sueños de estas personas apenas está influido por la experiencia diurna.

 En julio de 2011, la doctora María Alessandria y sus colegas del Departamento de Ciencias Neurológicas de la Universidad de Bolonia (Italia), publicaron los resultados de un estudio sobre los sueños de personas amputadas. «Las experiencias de miembros fantasmas, que durante la vigilia son fuente de conflicto entre un esquema corporal preexistente y la información sensorial sobre el miembro que falta, se suprimieron durante el sueño en nuestros pacientes a favor de la imagen de un cuerpo intacto al que accedían soñando», explica Alessandria.

Por su parte, Marie-Thérése Saurat, de la Unidad de Patología del Sueño del Hospital Pitié-Salpétriére en París (Francia), ha investigado si los sueños contienen habilidades motoras nunca experimentadas por personas parapléjicas de nacimiento, y los resultados obtenidos —publicados en mayo de 2011 en la revista científica Consciousness and Cognition— han permitido confirmar que estos individuos hacen en sueños lo que su discapacidad no les permite realizar en estado de vigilia.

 Durante seis semanas, Saurat y sus compañeros de investigación recopilaron informes de sueños de 15 parapléjicos y 15 personas sin discapacidad. Nueve personas de diez con daños en la médula espinal y cinco personas de cinco con paraplejía congénita experimentaron movimientos involuntarios de piernas durante el sueño, así como sensaciones de caminar (46%), correr (8,6%), bailar (8%), estar de pie (6,3%), montar en bicicleta (6,3%) y practicar deportes como el esquí, el baloncesto y la natación.

SOÑAR

Los pacientes parapléjicos experimentaron sueños de caminar (38,2%) tan frecuentemente como el grupo de control (28,7%). Según explica Saurat, «no hubo una correlación entre la frecuencia de sueños de caminar y la duración de la paraplejía.

Todo lo contrario, los pacientes raramente eran parapléjicos en sueños. Personas que nunca habían caminado o que habían dejado de caminar entre 4 y 64 años antes de nuestro estudio, todavía caminan en sueños.

 Esto hace pensar en la existencia de un programa cerebral para la función motora de caminar, ya sea genético o, más probablemente, desarrollado por vía de las neuronas espejo (las cuales se activan en nuestro cerebro al observar acciones, emociones y sentimientos en los demás, para sentirlas como propias) que se accionan durante el sueño».

UNA REALIDAD APARTE

En un trabajo publicado en 2011 en Consciousness and Cognition, Ursula Voss, de la Universidad de Bonn (Alemania), junto con otros investigadores como el estadounidense Allan Hobson, de la Escuela de Medicina de Harvard (EE UU), y las alemanas lnka Tuin, de la Universidad de Mainz, y Karin Schermelleh-Engel, de la Universidad de Frankfurt, presentaron las conclusiones de su investigación. Pretendían comprobar si los sueños son una continuidad del estado de vigilia y o si, por el contrario, se trata de dos realidades disociadas.

 Para tal fin, el equipo contrastó las descripciones de sueños de sordomudos y de parapléjicos de nacimiento con las de otras personas que no tenían estas minusvalías. En contra de lo esperado, comprobaron que la experiencia sensorial en los sueños no se correspondía con la experiencia de vigilia, pues la forma y el contenido de los sueños de las personas sensorialmente limitadas no diferían de las que carecían de dicha limitación.

 Es más, los participantes parapléjicos con frecuencia informaban de que se movían y se desplazaban sin ninguna ayuda exterior, mientras que los sueños de los sordomudos no revelaban que estuvieran incorporando su limitación sensorial, ya que algunos hablaban o comprendían el lenguaje hablado: «Los descubrimientos del análisis de los contenidos nos sorprendieron, sobre todo la evidente incorporación del lenguaje en apariencia hablado en los sueños por parte de los sordomudos de nacimiento», explicado por la psicóloga experimental Ursula Voss.

 Allan Hobson también nos comentó al respecto: «Sorprendentemente, el soñar restaura funciones perdidas. Funciones que están desactivadas en la vida de vigilia —caminar, oír, ver, etc. — resultan completamente normales en sueños. Eso significa que, en esencia, soñar es crear una realidad virtual».

Entre los diversos testimonios obtenidos para su estudio, Ursula Voss nos facilitó el de una sordomuda congénita. En su experiencia onírica, la protagonista habla y comprende el lenguaje hablado, aunque su sensación fue más mental que física: «Salí a dar un paseo y me vi frente a una puerta en una calle…

EL SUEÑO

 Miré a la puerta y vi que mi hermana intentaba romper la cerradura con una taladradora de juguete. Fui corriendo hacia ella exclamando: “uno, ¡no la rompas!”. Ella respondió: “Qué más da”. Según explica Voss, la soñadora indicó a los investigadores que no era consciente de haber escuchado algo, que el habla había sido un tanto «borrosa» y casi telepática en naturaleza. Tampoco había utilizado lenguaje por señas.

 Otros ejemplos recopilados por Voss y su equipo confirman igualmente que, más que reflejar su discapacidad física, los sueños de los discapacitados de nacimiento se parecen sobremanera a los de personas sin estas limitaciones físicas. Los especialistas que los analizaron, por supuesto sin saber de quiénes eran, no pudieron establecer diferencias entre unos y otros.  

NO ME VEÍA CHARLANDO, SIMPLEMENTE LO HACÍA

El siguiente sueño procede de una sordomuda: «Estoy en África en una casa enorme y preciosa. Las ventanas son muy grandes, todo es luminoso. Veo a la gente pasar. De repente, mi amado entra, me mira y dice: ‘Siempre te amaré’. Se va y yo me quedo atónita por lo que acabo de escuchar». Veamos el sueño de otro sordomudo: «Se suponía que iba a cantar en el coro y yo quería hacerlo. Veo un escenario donde están los cantantes… Me preguntan si voy a cantar con ellos. ¿Yo? No sé si lo haré bien, respondo. Y, entonces, me veo en el escenario con el coro. En la primera fila veo a mi madre sonriéndome. Es una sensación agradable estar aquí y poder cantar».

 Una persona parapléjica de nacimiento relata que «no estaba en una silla de ruedas, sino caminando hacia un club nocturno donde iba a bailar». Otra con la misma discapacidad cuenta: «Voy caminando por la playa. Tengo los pies descalzos dentro del agua.

Me adentro cada vez más en el mar. El agua está muy fría pero no tiemblo, es una sensación agradable». Otro parapléjico relata un sueño donde se ve en una silla de ruedas, pero eso no le impide caminar: «Estoy en un gran salón con mucha gente que no conozco. Una amiga me empuja en una silla de ruedas. Hay mucho ruido en el salón. Cogemos un ascensor y salimos dos pisos más abajo.

 Estamos en el departamento de música de una tienda. Me levanto, empiezo a caminar y busco CDs para escucharlos». Algunos de los soñadores sordomudos explicaron que no se veían hablando en el sueño, simplemente sabían que estaban haciéndolo. En este sentido, Ursula Voss explica que «resulta increíble que las representaciones perceptuales, incluso de modalidades no experimentadas en vigilia, fueran bastante corrientes en los informes de sueños de nuestros sujetos discapacitados».

TEORÍA DE LA PROTOCONCIENCIA

La pregunta es: ¿Cómo pueden saber estas personas en qué consiste la sensación de oír y caminar si nunca lo han hecho? Los citados investigadores intentan responder a la cuestión recurriendo a la teoría de la protoconciencia, avanzada por el psiquiatra Allan Hobson en 2009.

Según la misma, el cerebro se prepara para la integración motora antes de que tal o cual función corporal se manifieste. La protoconciencia no solo antecede al despertar en nuestra existencia diurna, sino que influye en el desarrollo de nuestra vida mental. Dicho de otro modo, cuando somos fetos e incluso recién nacidos tenemos que tener fases de sueño REM para luego poder estar despiertos en la vida real. Así nos lo explica Hobson: «Según mi teoría de la protoconciencia, el sueño REM es una especie de plantilla de realidad virtual que primero guía el desarrollo y luego mantiene capacidades funcionales complejas, como la percepción y la movilidad. Como tal, el sustrato cerebral de dichas funciones es epigenético (no conformado por la genética) y, en gran medida, sin ninguna discapacidad.

MOVERSE EN SUEÑOS

 En resumen, nuestro cerebro está equipado antes de que nazcamos con un modelo integrado del yo, con movimiento, espacio perceptual y emoción». El estudio de los citados investigadores muestra que el yo, tal como aparece en los sueños de la fase REM de sordomudos y parapléjicos, no puede asignarse de forma retrospectiva a estos sujetos. Ni siquiera los psicoterapeutas expertos en interpretación de sueños pueden asignar los sueños a los respectivos soñadores.

En este sentido, Ursula Voss concluye que «nuestros descubrimientos muestran que el contenido de los sueños se alimenta de un esquema corporal innato y, por ello, intacto». Pero podemos preguntarnos: ¿Por qué las experiencias oníricas son más ricas y menos limitadas que en el estado de vigilia? Ursula Voss cree que esto podría tener relación con el hecho de que nuestras percepciones sensoriales en los sueños no están sujetas a la constante alineación y calibrado con los parámetros externos del mundo: «En la soledad de nuestra realidad onírica virtual, podemos hablar sin hablar de verdad y sin la necesidad de que nos aseguren a través del oído que nuestro mensaje ha sido recibido por una persona de fuera.

En este sentido, el dormir nos ofrece la oportunidad de una exploración sensorial sólo limitada por nuestra imaginación, pero no por nuestra auténtica capacidad física de actuación», concluye la investigadora.

¿OCULTAN O REVELAN?

Allan Hobson, el psiquiatra que llevó a cabo investigaciones pioneras sobre los sueños y conocido internacionalmente por sus descubrimientos sobre la fase REM del sueño, se muestra muy escéptico en cuanto al supuesto contenido de los sueños y a su interpretación. Cree que los sueños no «esconden», sino que revelan y pueden tener un significado bastante transparente.

SOÑAR. PORTAL A OTRA REALIDAD

 Por tanto, no necesitan interpretación. «Los sueños no son simbólicos, ni tampoco cumplimientos de deseos, ni procesos de censura. El significado se encuentra en la base neurológica que los genera», asegura. Es importante escribir los sueños que se recuerdan, es decir, empezar a escribir un diario de sueños: «Es algo extraordinario. Cuando años después lees un sueño que anotaste, no recuerdas absolutamente nada. Te parece que no puede ser tuyo». Se despide diciéndonos que él ha escrito ya 159 diarios de sueños con cientos de ellos: « ¿Quién necesita interpretarlos? Sólo hay que prestarles atención», concluye.

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