SINDICALISMO Y CUESTIÓN NACIONAL

Todas las tendencias sindicales coinciden en la necesidad de organizarse según las diversas nacionalidades y regiones del Estado español, ya que todas parten del reconocimiento de esa realidad sustancial de la formación social española. Pero no todas entienden de la misma forma esta cuestión. Hallamos aquí dos líneas claramente diferenciadas en el conjunto de las fuerzas sindicales democráticas.

La línea seguida por las fuerzas sindicales agrupadas en la COS, es decir, CCOO, UGT y USO; y la que siguen los sindicatos estructurados exclusivamente a nivel de nacionalidades que tratan después de coordinarse entre sí, como es el caso de STV (Solidaridad de Trabajadores Vascos), SOC (Solidaritat d’Obrers de Catalunya), SOG (Sindicato Obreiro Galego), etc.

USO ha expresado desde sus orígenes de un talante federal muy explícito en relación con las nacionalidades y regiones muy acorde con su perspectiva autogestionaria que encuentra aquí una neta dimensión descentralizadora. Y la UGT ha precisado su propia perspectiva descentralizadora con punto de partida en el municipio. «Lo que pueda hacer el municipio que no lo haga la comarca, lo que pueda hacer la comarca que no lo haga la región y así sucesivamente», precisa la UGT, que afirma así su espíritu inequívocamente federal. La historia de la CNT en Catalunya refleja suficientemente su actividad y preocupación por lograr un planteamiento de la cuestión catalana en una perspectiva federal y de clase. Por su parte CCOO ha precisado que en la etapa actual, «en Catalunya, Galicia y Euskadi, en las regiones y pueblos de España, los trabajadores y las fuerzas avanzadas y progresistas son el alma de la lucha nacional liberadora» (Cipriano García, Primera Asamblea de CCOO, Barcelona, julio 1976). Y en esa línea afirma que «o la clase obrera asume plenamente la bandera de las soluciones que corresponde dar a problemas nacionales y regionales, o de lo contrario no los resuelve nadie, porque, o se da una solución social o no hay solución nacional». Por ello la creación hace 10 años de la Comisión Obrera Nacional de Catalunya expresa esta voluntad de inserción nacional por parte de las clases trabajadoras, sean catalanes de origen o nuevos catalanes. Cipriano García considera que «al asumir el hecho nacional, se le ha dado al mismo el contenido democrático y de clase que conviene darle. Y así CCOO se ha estructurado en base a las Comisiones nacionales de Catalunya, Euskadi y Galicia, coordinándose a nivel del Estado mediante la constitución de un Secretariado.

Esta estructuración sindical unitaria que opera según una doble línea federal —la de nacionalidades y regiones y la de ramas de la producción— parte de la consideración de la clase obrera como una sola clase que lucha frente a un capital unido a nivel de todo el Estado y vinculado a las empresas multinacionales, un capital monopolista que controla la economía del país y entre cuyos nombres más destacados figuran vascos, catalanes, gallegos, andaluces, valencianos, etc., todos unidos en la defensa de sus intereses de clase, por encima de todo interés nacional. La clase obrera ha comprendido que se halla sumergida en una misma lucha, que se desarrolla a nivel de todo el Estado español. Lo demuestra la huelga general de la construcción, los conflictos de Renfe o Telefónica, las huelgas de Correos o de Michelín. La expansión de la industria alcanza toda la geografía del Estado y más allá de las fronteras; los conflictos obreros adquieren dimensiones que exigen actuar simultáneamente en distintas regiones o nacionalidades, persiguiendo objetivos comunes.

Este planteamiento ha permitido a estas centrales sindicales desarrollar un importante proceso, por ejemplo, de catalanización de los inmigrantes que hoy han asumido plenamente la reivindicación nacional gracias a las tareas democráticas y nacionales impulsadas en su seno por los sectores más conscientes del movimiento obrero.

Por su parte sindicatos como STV, SOC o SOG parten de la fragmentación organizativa de las respectivas clases trabajadoras como consecuencia de un análisis que elude la cuestión de «la clase obrera como una sola clase». Según Xavier Casassas esta parcelación organizativa no es obstáculo para la necesaria solidaridad y lucha común de los trabajadores del Estado español y del resto del mundo. (Presente y futuro del sindicalismo en Catalunya)

La existencia de estas dos líneas sindicales respecto a la cuestión nacional no ha impedido el logro de importantes acuerdos para la unidad de acción, especialmente en Catalunya.

 

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