Pitón era el nombre de una serpiente alada que había nacido de la diosa Gea, la Tierra. Era la guardiana del oráculo de Temis, la divinidad del orden y la justicia, quien le otorgó el don de la predicción. En los mitos aparece descrita bajo la forma de una serpiente con alas de dragón, y cuentan que se entretenía asolando la Fócide, la región griega donde se asentaba el monte Parnaso, cerca de Delfos, y que allí devoraba a hombres y animales y sembraba el terror con su temible presencia. Otros autores vinculan el nacimiento de la serpiente Pitón con el diluvio que asoló la tierra en el principio de los tiempos.
Por culpa de las depravadas costumbres de la raza humana, Zeus envió un diluvio para acabar con los hombres. Sólo sobrevivieron dos personas: Deucalión y su mujer, Pirra, que consiguieron salvarse por haber llevado una vida recta y acorde con los mandatos de los dioses. Cuando las aguas se retiraron, los dos supervivientes realizaron sacrificios en honor de Zeus, y éste, satisfecho, envió a la titán Temis para que los ayudara. Es en este momento, en el que la titán pisa el suelo, cuando la tierra produce a la serpiente Pitón. En cuanto a los hombres, por mandato de Temis, los dos supervivientes comenzaron a tirar piedras al aire, de tal modo que de las piedras lanzadas por Pirra nacieron las mujeres, y de las piedras que lanzó Deucalión nacieron los hombres. Y así, a partir de la tierra, resurgió de nuevo la raza humana el mismo día en que nació la serpiente Pitón.
El dios griego Apolo nació en la isla Ortigia, donde su madre se había escondido huyendo de la serpiente Pitón, que quería matarla porque las sacerdotisas de Delfos le habían vaticinado que moriría a manos de uno de los hijos de Leto. Según cuenta la leyenda, Leto consiguió escapar, embarazada, de la temible serpiente, y cuando nacieron sus dos hijos, Apolo y Arfemisa, alimentó al varón con néctar y dulce ambrosía, de tal modo que el niño adquirió la fuerza de un hombre rápidamente y a los cuatro días se armó con un arco y unas flechas y salió en busca de la bestia que había querido matar a su madre.
La buscó por todo el orbe hasta que dio con ella en una oscura gruta del monte Parnaso, y allí mismo le dio muerte asaetándola con una docena de flechas. Después guardó sus restos en un sarcófago y lo enterró en el centro de la Tierra, justo debajo de la ciudad de Delfos, donde tomó posesión del famoso oráculo que hasta entonces había custodiado la bestia, y donde colocó a la Pitia o sacerdotisa encargada de trasmitir los vaticinios. Apolo le impuso el nombre de Pitia en recuerdo de su hazaña, al haber dado muerte a la serpiente Pitón.
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El »Diccionario de la Real Academia de la “Real Academia de Lengua Española» recoge la palabra «pitón» como término desusado, pero que significa «adivino, mago, hechicero». Resulta curioso comprobar que proviene del griego “puqwn», que significa «dragón, demonio, adivino».
El término pitonisa» designa a una vidente o adivinadora, y proviene de la Pitia, que era la sacerdotisa que transmitía los oráculos en el templo de Delfos consagrado al dios Apolo, y que antes custodiaba la serpiente Pitón.