RAMBLEJANT POR EL MEDIO – EL AGUA DE CANALETAS.

 

EL AGUA DE CANALETAS

Cuando se habla de la puerta de Canaletas, tiene su sentido en la historia puesto que en este lugar, en el siglo XIV había una puerta de la muralla medieval flanqueada por dos torres.

Estas torres habían sido destinadas, según el escritor costumbrista Joan Amades, a la defensa de un castillo o palacio porque tenían la construcción característica de este tipo de edificios. Amades, incluso va más lejos y asegura que eran las torres de un palacio real que nunca se llegó a construir del a pesar de que tenía que ser el hogar del rey Pere III de Cataluña, el Cerimoniòs. Lo que sí es seguro es que estas dos torres sirvieron de prisión militar y allá estuvieron confinados el escritor Jovellanos, el general Lacy y el cronista Feliu de la Peña, acusado de conspirar contra Felipe V, en 1704.

Las torres y la muralla fueron derrocadas en 1854. En aquel momento, muchas personas lamentaron su desaparición, como demuestra este párrafo publicado por Robert Robert a Un trozo de papel:

“Lastima que hoy, de aquella torre y de aquella fortificación no quede nada. Todo el mundo replicará que  estorbaban. No os lo creáis. En otras ciudades han estado conservadoras de puertas y otros monumentos muy antigüos, y no  estorban a nadie. En fin, es imposible, en este caso, luchar contra la realidad. Nos tenemos que contentar, por favor, a la fuerza, con el que tenemos”

Y lo que tenemos en la rambla de Canaletas no es poco.

La fuente, de tipo columna, de hierro fundido, coronada por cuatro farolas y pintada de negro con ornamentos dorados y rojos, se estrenó en 1860.

El agua que mana de sus cuatro bocas es la leyenda por excelencia de la ciudad.

El verano de 1986 esta fuente manó vino blanco por un día, cuando el alcalde Pasqual Maragall inauguró la placa conmemorativa que explica la leyenda:

“Si bebeu agua

 de la Font de Canaletas,

 Siempre más seréis

Unos enamorados de Barcelona

 Y por lejos que os vajaís

 Volveréis siempre”

1-Font de Canaletes en Barcelona

Font de Canaletes en Barcelona.

Esta agua fresca y regalada viene de Moncada o de Collserola? El 1650, Francesc Socíes, «maestro de casas de las fuentes de la presente ciudad» explica, en un libro que recoge su trabajo de más de 30 años, que el agua de las minas de Collserola se centralizaba en una caseta del paseo de Gracia a la altura de la calle de Aragón, porqué desde allí, se distribuía a la ciudad.

La principal cañería, la «mayor», que iba hasta la plaza de Sant Jaume, tenía varias ramificaciones. La novena correspondía en el Portal del Ángel y, desde aquel lugar, salían las cañerías que llevaban el agua al patio de l´Estudi General, uno de los pocos lugares donde tenían agua corriente. El grifo se situaba junto al aula de derecho.

La gente que estudiaba eran, en aquel tiempo, auténticos privilegiados y este servicio dio lugar a todo tipo de especulaciones.

El maestro Socíes explica que los bedeles vendían esta agua y que dejaban entrar las mujeres a hacer la colada por “cuatro quartos”.

Esta agua pasaba por el lado de las murallas que Socíes ya denomina, en mitad del siglo XVII, una «canaleta».

Cuando en mitad del siglo XIX se derrocó el Estudi General, allí quedó un “rajolinet” de agua desamparada que hacía de fuente, en medio de los escombros. Es desde entonces  que se conoce un suceso curioso sobre la historia del fantasma de Canaletas que se paseaba vestido de blanco o negro, con la única intención de asustar las jovencitas. El Diario de Barcelona lo recogía así el 20 de enero de 1845:

“Parece que tal duende sería amigo de obsequiar al bello sexo, pués intentó requebrar a dos jóvenes que estaban llenando los cántaros de agua en la fuente de Canaletas, y que a éstas no las fue muy grato su presencia, pues se hallaban gravemente enfermas del susto. Lo cierto es que sus paseos misteriosos han llamado la atención de un gran número de personas que algunas, poco amigas de semejantes bromas, se armaron cono palos y garrotes para convencerse palpablemente de su existencia y que la autoridad civil, deseosa de evitar lances desagradables, manda cada noche a varios agentes de Seguridad Pública con las instrucciones necesarias para impedir escenas tan ridículas. El fantasma, sin duda tendrá un gran respeto a la autoridad, pues no ha vuelto a presentarse. Sin embargo, el sábado, al caer la tarde, más de doscientas personas esperaban su aparición”

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Font de Canaletes año 1992 Barcelona.

Sucesos insólitos al margen, el Ayuntamiento decidió trasladar la fuente en medio del paseo y poco tiempo después, en 1879, las necesidades de los barceloneses hicieron poner en funcionamiento el acueducto de Moncada.

Cuentan que entonces los ciudadanos ya no encontraban el agua de Canaletas tan buena y lo atribuyen a que el agua bajaba mezclada. Si probaran la que mana ahora!

Para Joan Amades, el agua de Canaletas era la que tenía más buen bouquet de toda la ciudad:

“Dicen que tiene encantos barceloneses: el forastero que al visitar la ciudad la prueba ya no se va nunca más de Barcelona, por más deseos que antes hubiera tenido o por más que le empuje la conbeniencia. Nuestros abuelos cuando acompañaban a un forastero por que sentían simpatía que fuera vecino de Barcelona, procuraban “fer-li probar” “l´aguia meravellosa de Canaletes”

En el siglo XIX esta agua servia para apagar la sed, sobre todo de las modistas, los obreros, los oficinistas y los “tramviaires” (conductores del tranvía).

Las modistas hacían cola con el cántaro en la mano, sin olvidar aquello de «¿quién es la última?».

Las chicas llevaban el cántaro lleno de agua fresca a los jóvenes que trabajaban cerca. A veces, los tramviaires también se paraban cuando pasaban por adelante de la fuente.

El 21, el tranvía que bajaba por los laterales de la Rambla, hacía una parada que no era prevista y bajaban conductor y cobrador para calmar la sed.

Nadie protestaba, está claro que entonces el ritmo de la vida ciudadana no era tan frenético y no venía de cinco minutos. Tantos eran los adeptos de la fuente de Canaletas que no cuesta mucho de imaginar el incordio que supuso el cierre de todas las fuentes de la ciudad el 24 de octubre de 1914, a causa de una epidemia de tifus originada por el agua de Moncada.

3-Beber de Canaletes Barcelona.metirta.online

El 15 de noviembre del mismo año empezaba la desinfección de las aguas y el 28 de noviembre se dio por acabada la epidemia con una balance de 2.036 muertos.

Uno de los enamorados más famosos de la fuente de Canaletas fue el poeta José Zorrilla, ramblista de pro que era casado con una actriz del teatro Principal.

Dicen que hizo un verso a la fuente, que no se sabe donde es, pero en cambio se conserva otro donde él mismo refleja su popularidad en la Rambla.

Pere Voltes recoge la compilación en su libro Sobre las instituciones barcelonesas del siglo XIX:

 “Dicen los “chicos” que pasan: Es en Surrilla”

 Cuando por las calles ven  mí persona

Lo mismo que fuera de Barcelona”.

4-Eugeni d´Ors

Eugeni d´Ors

 

Quien mejor inmortalizó el agua de Canaletas fue Eugeni de Ors, Xènius, que en 1906 publicó «Elogio horaciano en el agua de Canaletas dicho en un instante de gran sed»:

“Oh agua, fresca agua de Canaletas, consuelo que viene del si de la Barcelona madre, para sus hijos acalorados por el no descanso! Agua nuestra brota generosamente hasta nosotros, que tenemos sed”.

De entre todas las anécdotas sobre esta fuente, la más recordada popularmente es la que protagonizó la reina regente Maria Cristina, cuando en 1888 vino en Barcelona para inaugurar la Exposición Universal.

Dicen que la reina quiso probar el agua de la fuente de Canaletas para hacer honor a su leyenda, y que quienes lo acompañaban creyeron adecuado servirsela en un porrón de cristal.

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