¿NOS ESCUCHAN LAS PLANTAS?

Aunque durante siglos la humanidad ha vivido ajena a ellas, un creciente número de investigaciones científicas están poniendo al descubierto habilidades insospechadas en el mundo de las plantas. El último hallazgo refuerza la idea de que estas, además de comunicarse químicamente e interactuar con algunas especies del reino animal, podrían ser capaces de escuchar, algo que asociamos a organismos con una biología más compleja.

Por José Gregorio González

Lo que parece claro es que todo está por descubrir en el mundo de las plantas. Durante milenios la relación del ser humano con el reino vegetal ha sido unidireccional y de sorda superioridad, circunscribiendo su cuidado al interés derivado de su mayor o menor aprovechamiento alimenticio, medicinal o como materia prima de la que extraer innumerables productos. Aunque es evidente que siempre hemos estado ante seres vivos, salvo en contadas excepciones, nunca les hemos atribuido cualidades superiores y hemos asociado su inmovilidad a una presumible insensibilidad. Sin embargo, ahora una investigación de la Universidad del Oeste de Australia, encabezada por la bióloga marina Monica Gagliano, del Centro de Biología Evolutiva, viene a sugerir que las plantas disponen de algo parecido al sentido del oído .

TRIGO DE LA PLANA DE VIC, CATALUNYA

 Gagliano ha llegado a esta conclusión tras colocar semillas de chile (Capsicum annuum) en ocho placas de Petri dispuestas en círculo en torno a una maceta con una planta de hinojo dulce (Foeniculum vulgare), una especie que libera sustancias en el aire y en el suelo que retardan el crecimiento de otras plantas. Como era previsible, la germinación de las semillas de chile fue más lenta en presencia del hinojo que cuando este no estaba. Sin embargo, lo desconcertante fue comprobar —a lo largo de varios ensayos— que la germinación del chile se aceleraba cuando las semillas se encontraban frente a la planta de hinojo completamente aislada, y por lo tanto, sin posibilidad de liberar su química inhibidora en el ambiente.

 La primera conclusión del equipo es que las semillas responden a una señal que les anticipa la llegada de productos químicos y que, como parte de su reacción, aceleran su crecimiento. Pero ¿cuál es esa señal? Dado que no puede ser química, el equipo baraja la posibilidad que pueda ser auditiva en el rango de los ultrasonidos, aunque no faltan opiniones más heterodoxas que apuntan a señales electromagnéticas o incluso a una suerte de telepatía. Y tal vez lleven parte de razón en la medida en que el sentido del oído, en organismos enraizados e inmóviles como las plantas, no sería funcional del modo que lo es en el reino animal, en el que se anticipa un peligro y se da margen a la evasión o a la defensa.

 Los estudios de Gagliano en colaboración con sus colegas Stefano Mancuso, de la Universidad de Florencia (Italia), y Daniel Robert, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), han tenido también al maíz como protagonista, arrojando resultados mucho más impactantes y clarificadores. Para los investigadores, «existen pruebas sobre la capacidad de las plantas para detectar vibraciones y exhibir una sensibilidad selectiva a ciertas frecuencias, que generan modificaciones en la conducta de estos organismos».

JARDINERÍA EN CASA

En sus experimentos midieron la respuesta a sonidos y a ciertas frecuencias, así como la emisión de señales acústicas por parte de las raíces de plantas de maíz cultivadas en un medio acuático. De esta manera descubrieron que estas se movían en la dirección en la que se emitía un sonido de 220 Hz, verificando que las raíces también generaban sonidos y chasquidos audibles en un rango de 2 cm/s. Por tanto, existe una reacción convenientemente contrastada, pero ¿es suficiente para justificar los pretendidos efectos que tradicionalmente se asocian a la música o a la voz humana sobre el crecimiento de las plantas?

¿SENSIBILIDAD A FLOR DE HOJA?     

Este hallazgo ha venido a sumarse al continuo goteo de estudios realizados en los últimos meses que apuntan a un tipo  especial de sensibilidad y presuntas cualidades superiores en las plantas. Es el caso, por ejemplo, del «olfato», que se traduce en respuestas metabólicas inteligentes de algunas plantas como consecuencia de la recepción de señales químicas procedentes de otras. Hace unos años, un equipo de la Rutgers University de Nueva Jersey (EE.UU.), dirigido por el doctor Ilya Raskinn, sorprendió a la comunidad científica al revelar la capacidad de muchas plantas de generar ácido acetilsalicílico ante el ataque de determinados virus.

 En sus pruebas con plantas de tabaco no solo comprobaron que se defendían de la infección, sino que una parte de la sustancia la metabolizaban en el volátil salicilato de metilo, que llegaba a otras plantas cercanas que lo absorbían invirtiendo el proceso, es decir, ¡fabricando ácido acetilsalicílico! Otros investigadores como Daniel Chamovitz, máximo responsable del Centro Manna para la Biociencia de las Plantas, en la Universidad de Tel Aviv (Israel), ponen como ejemplo de esta comunicación entre las plantas de una misma especie el de las frutas maduras, que liberan etileno y provocan que las frutas verdes maduren más rápido.

RECOGIDA DE LA CEBADA

 De la misma opinión es Sarai Girón Calva, científica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional Unidad Irapuato (Cinvestav), quien sostiene que el «olfato» estimulado por sustancias volátiles en concentraciones y tiempos de exposición precisos, permite a las plantas protegerse frente a las amenazas, derivándose de ello su uso preventivo en el control de plagas. De esta manera, explica Girón Calva, «se podría colocar una planta que emitiera volátiles cada cierta distancia para inducir resistencia en plantas vecinas, o bien se podrían exponer los cultivos a una determinada concentración de volátiles sintéticos».

Ya en 2004 un estudio publicado en Plants Phisiology, realizado por biólogos del Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de Turín (Italia) y del Max Plance Institute de Jena (Alemania) verificaron cómo las plantas de frijol de Lima y de maíz liberan una sustancia volátil ante la presencia de orugas, un gas que desencadena dos reacciones defensivas: atrae a unas avispas parásitas que acaban con las orugas, infectándolas de huevos, y despierta la misma respuesta química liberadora en otras plantas. Curiosamente, esa reacción no se producía cuando los investigadores dañaban artificialmente a la planta.

 Por su parte, la revista New Scientist público en 2010 los resultados de una investigación realizada en la Universidad de Agricultura de China del Sur, en los que se revelaba que las plantas usan hongos simbióticos para enviarse señales en caso de sufrir algún tipo de amenaza. Un equipo dirigido por Ren Sen Zeng verificó que las micorrizas o hilos blancos, formados por hongos, que entrelazan las tomateras en el subsuelo, desarrollan defensas al infectar a una planta con el hongo del tizón temprano.

En la Naturaleza la simbiosis se da de forma natural entre muchas especies permitiendo un intercambio de nutrientes y, según este hallazgo, también de información, dado que aquellas tomateras que no estaban colonizadas por estos hongos no generaron respuesta defensiva alguna. Hasta cierto punto, es lógico fruto de millones de años de evolución que las plantas se adviertan unas a otras de amenazas provocadas por plagas o agentes meteorológicos adversos, pero ¿cómo interpretar sus reacciones cuando es el ser humano el que supone un riesgo para ellas?

 A principios de año, investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido) confirmaron que, al cortar una hoja de un ejemplar de Arabidopsis thaliana, la crucífera liberaba un gas que generaba en otros ejemplares cercanos los mismos cambios bioquímicos que se desencadenan entre ellas para combatir, con sustancias tóxicas repelentes, el ataque de insectos.

La planta que había sido modificada genéticamente para poder visibilizar sus reacciones químicas y facilitar la filmación del procesosentía la agresión y avisaba a sus compañeras de bancal, aunque obviamente la respuesta química no resultase eficaz frente al corte.

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