
Cofre de esquisto gris (argilita), tallado por un artesano haida, con diversos motivos e imágenes de embusteros humanos y animales.
Entretenimiento y maldad
Los héroes culturales sobrehumanos de la mitología norteamericana pueden actuar también como embusteros que se sirven de su astucia para robar fuego, destruir monstruos y gastar bromas a otros. En muchos pueblos, este tipo de relatos constituye un cuerpo mitológico distinto, y en algunas regiones, como la costa noroccidental, a veces se considera al embustero y al héroe cultural dos seres diferentes. Los mitos sobre embusteros permiten al narrador un amplio campo de maniobra y son sin duda los cuentos que gozan de mayor popularidad entre los nativos norteamericanos. Un personaje, el Conejo del Sureste, pasó a la moderna tradición norteamericana como el Conejo Brer después de que los esclavos del África occidental lo fusionaran con su personaje de la Liebre. Como el embustero suele coincidir con el héroe cultural, por lo general se le reconoce por el mismo nombre: la Gran Liebre, Nanabush o Gluskap en la región de los bosques; Conejo en el sureste; Coyote en las llanuras y el oeste; Araña en algunas zonas de las llanuras, y Cuervo, Arrendajo Azul o Visón en la costa noroccidental. A pesar de las diferentes formas, presenta características similares en todo el continente, y circulan los mismos relatos en comarcas muy distantes entre sí. Puede ser hábil bromista o chapucero, y acaba atrapado en su propio juego, herido o incluso muerto, para reaparecer con una actitud igualmente imprudente a pesar de la experiencia. En ocasiones totalmente irreverentes y estúpidos, los actos de esta figura subrayan, en un contexto entretenido, la importancia de las reglas y los límites morales, y muchos de los mitos en los que aparece resultan sumamente vulgares (véase margen, abajo). A veces, se combina en un solo mito el doble papel del personaje como héroe cultural y embustero, como en el que el Cuervo roba los cuerpos celestes. Un mito algonquino relata cómo llevó Gluskap el verano a las heladas regiones septentrionales. El héroe-villano fue al sur del país del gigante del hielo, Invierno, con su astucia raptó a la hermosa Verano, jefa de las «personas pequeñas» y la llevó al tipi de Invierno, que se derritió ante su presencia. Después, Gluskap permitió a Verano que regresara a casa.

EL CUERVO La figura del cuervo como embustero o héroe cultural ocupa un lugar destacado en la mitología del extremo noroccidental yen la costa del Pacífico. Algunos pueblos, como los tlingit del sur de Alaska, distinguen entre dos cuervos, el héroe cultural y el embustero. Esta empuñadura de cuchillo de barba de ballena, del siglo XIX, obra de los halda de Alaska, representa la cabeza del Cuervo, que también aparece en postes totémicos y sobre todo en las máscaras de los rituales invernales.
LA DOLOROSA LECCIÓN DE LA GRAN LIEBRE
El siguiente relato, de los winebagos de Wisconsin, sirve para ilustrar la torpeza del embustero (en este caso la Gran Liebre) y la vulgaridad de muchas narraciones sobre este personaje. La Gran Liebre mató varios patos; los puso a asar en una hoguera, mientras se echaba una siesta, y le dijo a su ano que vigilara. Unos zorros robaron la carne, y al despertar y ver lo sucedido, la Gran Liebre se volvió hacia su ano y le dijo, enfadada: «¿No te he dicho que vigilaras el fuego? ¡Voy a darte una lección!» Cogió una tea y quemó la entrada del ano, gritando. Gimiendo por su estupidez, la Gran Liebre se marchó cojeando. En el camino encontró un trozo de grasa. Se puso a comerla y le pareció deliciosa, pero de pronto se dio cuenta de que eran sus propios intestinos, que se le habían salido por el ano. «¡Qué razón tiene la gente cuando me llaman imbécil!», exclamó, y volvió a colocarse los intestinos. Al hacerlo, tiró con fuerza para trazar arrugas y curvas, razón por la que el ano de los humanos tiene la forma actual.