
Por. Isabela Herranz

En la actualidad existe una verdadera fiebre por la alimentación sana y los complementos vitamínicos. Pero ¿realmente son necesarios para nuestro organismo? El blog Amanda´s Health Journal ofrece respuestas al respecto.
La especialista Amanda Lotas es una de esas personas preocupadas por su bienestar y, entre las innumerables terapias que ha probado y sigue con mayor o menor asiduidad, así como las prácticas y recomendaciones médicas que se auto aplica para mantener su salud, se encuentra el consumo regular de suplementos dietéticos o nutricionales.
En relación con esto último, Amanda detalla para MÁS ALLÁ los suplementos que toma con regularidad: «Magnesio, vitamina C, sal marina, aceite de lino, oligoelementos, complejo vitamínico B, mezcla antioxidante de hierbas y vitaminas (Clear-Way Cofactors), IMD (indicado para la desintoxicación intestinal del mercurio), hierba de cebada en polvo, vitamina B12 sublingual, tierra de diatomeas para los parásitos intestinales, té de hierbas para favorecer la evacuación, glutatión para mejorar la desintoxicación…».
Y añade: «Soy consciente de que son muchos, pero me hacen sentir mejor. Creo que muchos de nosotros tenemos más de una infección en marcha con todos los productos de desecho que producen en nuestros organismo las bacterias, virus y parásitos patógenos, así que la desintoxicación es fundamental y también el complejo vitamínico B y la vitamina C, que ayudan a aliviar los síntomas y a luchar contra las infecciones».
Entre el arsenal de suplementos dietéticos y productos para desintoxicar que consume Lotas, al igual que otras muchas personas que creen en la eficacia de los mismos, destaca la diatomita o tierra de diatomeas, que son estructuras silíceas fosilizadas. ¿Quién ha puesto de moda para consumo humano interno este insecticida natural que se utiliza para plagas de jardín y parásitos de las mascotas? ¿Qué controles médicos ha pasado?
En un blog anónimo denominado Control naturopático y presentado como guía sucinta para los remedios caseros basados en la medicina alternativa se detallan, entre otros muchos, una serie de beneficios secundarios saludables adicionales de esas «tierras», a saber: eliminan los metales pesados y la placa de los vasos sanguíneos, disminuyen la presión arterial alta y el colesterol malo y alivian la artritis y otros trastornos óseos y articulares.
Esta información sin contrastar puede inducir a muchos incautos a comprar un suplemento Nanosilica supuestamente mediante nanotecnología , y elaborado mediante una fórmula secreta de diatomeas de calidad alimentaria, caña de azúcar y vinagre destilado kosher. Se describe como “solución de silicio de planctón” y se publicita como «complejo de ácidos húmicos y fúlvicos procedentes de tierra de diatomea”. Se recomienda para tratar la candidiasis y eliminar parásitos, gusanos, levaduras, hongos y amebas, además de ser el impulsor del proceso de reparación del ADN.
Este tipo de productos se pueden adquirir sobre todo en herbolarios, farmacias y parafarmacias, o bien por correo en diversas presentaciones, desde cápsulas suaves y duras de gelatina, hasta polvos, extractos, líquidos o pastillas.
UNA INDUSTRIA MULTIMILLONARIA
Según el Slone Survey, un estudio efectuado en Estados Unidos en 2002, el 16% de los encuestados consumía suplementos dietéticos porque lo consideraban bueno para su salud, el 5% porque se los recomendaban los médicos y terapeutas, el 3% porque se los recomendaban sus familiares y amigos o simplemente porque los habían visto anunciados en los medios de comunicación.
Las conclusiones del Slone Survey de 2006 para determinar los esquemas de medicación entre la población arrojaron nuevos datos: el 41% de los adultos consumió un producto vitamínico semanalmente y el porcentaje aumentó hasta el 63% en las mujeres mayores de 65 años; los suplementos dietéticos fueron consumidos por el 22% de los adultos y el 4% de los niños.
Con tales cifras no sorprende que en torno a estos productos haya un floreciente mercado mundial que solo en los Estados Unidos asciende ya a 25.000 millones de dólares anuales. Los segmentos que han crecido más rápidamente han sido los de productos para perder peso y mejorar el sistema inmunitario. Sin embargo, debido a las dudas que despiertan tales suplementos en ese país, el Departamento de Salud y Servicios Humanos se planteó hacer una investigación al respecto.
En el informe dirigido por los inspectores Joyce Greenleaf y Russell Hereford, de la oficina regional de Boston, fechado en octubre de 2012 y titulado Dietary Supplements: Structure/Function Claims Fail to Meet Federal Requirements, se concluía que el 20% de los 127 suplementos para perder peso y reforzar el sistema inmunitario que se compran por Internet y en comercios minoristas están etiquetados ilegalmente y carecen de las correspondientes pruebas científicas que avalen sus supuestos beneficios para la salud.

Uno de los motivos para que esto suceda es que la FDA estadounidense (Agencia de Drogas y Alimentos) no analiza la composición de los suplementos que se ponen a la venta y tampoco se exigen estudios científicos que demuestren su eficacia.
Por su parte, la Directiva de Suplementos Alimenticios de la Unión Europea de 2002 solo exige que los suplementos sean seguros, tanto en dosis como en pureza. No pueden etiquetarse como medicamentos pero sí llevar información sobre su contenido nutricional. Al margen de cuestiones legales o comerciales, hay otras fundamentales que no deben pasarse por alto, como el hecho de que cada vez son más los informes de denuncia sobre muchos de estos productos, ya sea porque se haya desmentido su supuesto beneficio o, peor aún, por haberse comprobado que son nocivos.
Algunos incluso se han relacionado con las dolencias que pretendían prevenir, otros han provocado reacciones adversas, como sucedió en un estudio irlandés sobre el consumo excesivo de vitaminas efectuado en 2001, dirigido por M. M. O’Brien y publicado en Public Health Nutrition. Y eso sin contar ciertos riesgos o contraindicaciones en la ingesta, como el de hemorragia o interferencia con analgésicos, además de que muchos de ellos están contaminados con pesticidas y metales pesados, entre otros ingredientes no especificados en las etiquetas.
Por último, antes de adquirir suplementos dietéticos, ¿no habría que preguntarse si son realmente necesarios? Muchas personas creen erróneamente que estos productos reemplazan a los alimentos cuando lo cierto es que están diseñados solo para «complementarlos». En este sentido, David Grotto, de la Asociación Dietetética Norteamericana (ADA), alerta: «Exceder el 100% de la cantidad diaria recomendada en el caso de algunas vitaminas y minerales puede ser peligroso porque estos suplementos son un complemento al alimento que se toma y pueden producirse toxicidades».

No es el único experto que previene sobre el peligro de los suplementos, entre otras cosas porque no es lo mismo consumir un nutriente aislado ya sea en extracto o cápsula que ingerirlo en un alimento que lo contiene. Alice Lichtenstein, doctora nutricionista de la Universidad de Tufts (EE.UU.), advierte lo siguiente en relación con la moda de tomar cápsulas de omega 3: «Los estudios muestran que los ácidos grasos omega 3 son cardioprotectores y, por ello, se recomienda comer pescado graso dos veces por semana.
Pero los estudios no muestran que tragarse un suplemento pueda tener el mismo beneficio en los individuos sanos». La tierra de diatomea antes citada es uno más de los numerosos suplementos que se ponen anualmente a la venta y que, gracias a las campañas publicitarias y supuestos estudios científicos que los avalan, se hacen enseguida un hueco en el mercado.
VITAMINAS Y SUPLEMENTOS SUPERESTRELLAS
En los últimos años han aparecido diversos suplementos «superestrellas» para prevenir y tratar todo tipo de trastornos, incluido el cáncer. Muchos de ellos, como la plata coloidal, por poner otro ejemplo flagrante que raya la ilegalidad y la peligrosidad, siguen comercializándose desde hace años a pesar de que cada vez son más los médicos que alertan sobre sus dañinos efectos para la salud.
Quizá porque sus defensores sostienen que puede curar más de 650 enfermedades diferentes, muchos incautos recurren a este presunto «antibiótico de amplio espectro sin efectos secundarios». Existen muchísimos más suplementos peligrosos a la venta sobre cuyos efectos nocivos previenen las autoridades sanitarias. Pero hay muchos otros que los consumidores toman tranquilamente convencidos de sus beneficios porque la información que poseen sobre ellos es incompleta, cuando no engañosa.

En líneas generales, no solo son innecesarios sino que, a la larga, pueden ser incluso dañinos. Un caso ilustrativo de esta moda tendenciosa de los suplementos «superestrella», carente de datos sólidos, es la vitamina D. La venta de suplementos de vitamina D en Estados Unidos y muchos países occidentales se ha disparado desde que se divulgaron datos sobre la elevada carencia de la misma en las poblaciones y se proclamaron sus maravillosos beneficios para la salud prevención del cáncer, entre otros en innumerables estudios científicos.
Sin embargo, una investigación médica solicitada en 2010 por los gobiernos de EE.UU. y Canadá al Instituto de Medicina, organismo científico independiente y sin ánimo de lucro, puso de relieve que el consumo de altos niveles de vitamina D a través de suplementos es innecesario y podría ser nocivo. No en vano, la mayoría de las personas obtienen esta vitamina a través de la dieta (leche, zumos, cereales…) y de la luz solar.
Sin embargo, es mucho más que vitamina D lo que obtenemos cuando nos exponemos al Sol, ya que además de esta vitamina esencial generamos entre cinco y diez fotocompuestos adicionales distintos que nunca obtendríamos de fuentes alimentarias y mucho menos por un suplemento con un solo ingrediente.
Son esos fotocompuestos los que probablemente contribuyen al mejor funcionamiento del cuerpo. En este tema tan polémico por los muchos intereses económicos que hay en torno a él, David B. Agus, oncólogo y profesor de Medicina en la Universidad de Southern California (EE. UU.), ha optado por posicionarse en contra de los intereses del mercado de los suplementos. Los argumentos que expone en su libro El fin de la enfermedad son dignos de tener en cuenta, no solo porque sean de sentido común, sino porque aporta numerosos datos de estudios científicos, con frecuencia contradictorios entre sí.
Tras un exhaustivo análisis sobre la vitamina D dice que no cree que «engullir miles de unidades de vitamina D a través de un suplemento sea lo que pide el cuerpo». Otra vitamina de moda tan esencial para la salud como polémica es la vitamina C.
Dado que los humanos no podemos elaborarla en el hígado como los ratones, ni a través de la piel como sucede con la vitamina D, es preciso asegurarse de que no tenemos carencia de la misma porque es esencial para el funcionamiento del sistema nervioso central.
Agus explica que, si bien la vitamina C puede contribuir a prevenir el cáncer, también puede ser muy útil para el propio cáncer porque a los tumores les encanta esta vitamina: «La devoran como si se tratara de una golosina, de manera que, a efectos prácticos, si se consume vitamina C en exceso, en lugar de combatir el cáncer se podría estar alimentándolo». Y añade, en relación a la enfermedad cardiovascular: «Si se está planteando aumentar su dosis de vitamina C, tenga en cuenta que en ensayos clínicos de gran envergadura se ha observado que los suplementos de esta vitamina son completamente ineficaces en la prevención de enfermedades cardiovasculares». Aparte de los ya mencionados, existen otros muchos compuestos y vitaminas «superestrella» que en los últimos arios han recibido gran atención científica por sus indiscutibles beneficios para la salud.

Qué decir, por ejemplo, del resveratrol. En cuanto los científicos divulgaron que este compuesto activador de la sirtuina, presente en el vino tinto, es un maravilloso elixir de la juventud, no tardó en comercializarse el suplemento dietético Revidox. Sin embargo, aunque el resveratrol se haya convertido en un producto antienvejecimiento estrella, se desconoce qué dosis resultan seguras y si realmente sirven para el fin que se publicita.
De hecho, a día de hoy, los científicos no han podido confirmar que este compuesto tenga una incidencia apreciable sobre la longevidad, y esto es aplicable a otros muchos nutrientes esenciales comercializados en forma de suplementos.
UN CONSUMO INJUSTIFICADO
Los resultados obtenidos en numerosos estudios revisados por Agus confirman que el consumo de vitaminas no justifica en absoluto tal moda, mientras que en muchos casos se han observado efectos contraproducentes porque el cuerpo es un sistema complejo y, si se consume en exceso un ingrediente o se metaboliza mal por ser sintético, se puede empujar al sistema en la dirección equivocada.
El ejemplo de las células cancerígenas que se dan «atracones» de vitamina C, antes descrito, no es el único. La comercialización de suplementos basados en betacaroteno (precursor de la vitamina A) y de la vitamina E es igualmente sangrante. Un metaanálisis sobre los suplementos de vitamina E y el betacaroteno, efectuado en la Cleveland Clinic (EE.UU.) y publicado en el revista médica Lancet (2003), mostró que esta vitamina no reducía en absoluto la mortalidad en comparación con los tratamientos de control, ni tampoco el riesgo de muerte por accidente cerebrovascular.
Se concluyó, por tanto, que el estudio no refrendaba el uso rutinario de la vitamina E. En cuanto al betacaroteno baste señalar que se apreció un incremento mínimo, pero relevante en términos estadísticos, de la tasa de mortalidad por causas cardiovasculares.
Estudios efectuados en Finlandia en los años noventa del pasado siglo ya habían arrojado información sorprendente sobre este famoso antioxidante: los hombres que habían tomado betacaroteno en forma de suplemento registraron un 18% más de incidencia de cáncer de pulmón y un incremento del 8% en la mortalidad. Dado que los suplementos vitamínicos y los multivitamínicos comercializados incluyen en general dosis de betacaroteno, se descubre como un ingrediente potencialmente peligroso en estos productos.
Otro análisis efectuado en el Women’s Hospital de Brigham en Boston (EE.UU.) mostró que, si bien el riesgo era relativamente bajo, el consumo de suplementos de vitamina E aumentaba la probabilidad de sufrir una hemorragia intracerebral. Si muchos de los recientes hallazgos son tan contradictorios se debe probablemente a que cuando se toma un fármaco o suplemento se afecta a todo el sistema, no solo a la zona sobre la que se pretende actuar.

Pero, en cualquier caso, ponen en tela de juicio el beneficio de las pastillas con vitaminas antioxidantes para las personas bien nutridas, como ocurre en general en las poblaciones occidentales, además de que parecen tener consecuencias imprevistas y negativas en la salud.
Por todo ello, Agus es muy tajante: «Los estudios realizados hasta el momento sobre las vitaminas demuestran que no merece la pena derrochar dinero en ellas». Concluye diciendo: «Descarte los atajos en materia de alimentación y salud, a menos que esté corrigiendo una deficiencia claramente establecida o haciendo frente a una situación concreta de déficit, como puede ser el embarazo, porque lo más probable es que no necesite tomar multivitaminas ni ningún otro tipo de suplemento».
SABER MÁS
MEGADOSIS DE MULTIVITAMINAS
Un negocio en auge
Las vitaminas, o compuestos orgánicos que en el organismo forman equipos con las proteínas, son fáciles de obtener a través de la dieta. Como el organismo no puede producir todas las necesarias para mantener la salud, existen productos de «multivitaminas» que comercializan al menos trece de las imprescindibles, a saber: vitamina A, ocho tipos de vitamina B, vitamina C, vitamina D, vitamina E y vitamina K.
Sin embargo, el consumo de tales productos —que generan ventas superiores a 25.000 millones de dólares anuales en Estados Unidos no es garantía de mejor salud: «Tomar vitaminas en general para mejorar la salud carece totalmente de sentido.
Una vitamina es algo que el cuerpo no puede sintetizar, pero podemos obtener las vitaminas que necesitamos de los alimentos que comemos, siempre y cuando se haga un esfuerzo por comer alimentos ricos en nutrientes de origen natural», argumenta el doctor David B. Agus.
Por su parte, Michael Pollan, en su libro El detective en el supermercado: come bien sin dejarte engañar por la ciencia y la publicidad, se pregunta por qué en esta época de superabundancia necesitamos tomar pastillas, elixires y cápsulas para obtener las vitaminas y los nutrientes necesarios para mantenernos sanos.
Ambos doctores aconsejan mantenerse alejados de los alimentos procesados y de la comida rápida. Solo recomiendan los suplementos para corregir deficiencias nutricionales graves o en circunstancias específicas, como durante el embarazo, pero siempre con receta médica.
¿QUÉ SON LOS SUPLEMENTOS DIETÉTICOS…
…complementos alimenticios o moda?
En la Ley de Educación, Salud y Suplementos Dietéticos (DSHEA, por sus siglas en inglés) de 1994, una enmienda a la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos de Estados Unidos, se define un suplemento dietético en parte como un producto que se ingiere por vía oral para complementar la dieta y contiene uno o más de los siguientes ingredientes: una vitamina, un mineral, una hierba o una planta, un aminoácido o una sustancia dietética para que el hombre complemente la dieta aumentando su ingesta alimenticia total.
También puede contener un concentrado, un metabolito, un constituyente o un extracto. El suplemento solo debe contener ingredientes dietéticos que hayan estado presentes en el suministro alimentario, o si no debe haber una historia de uso u otras pruebas de seguridad que establezcan tal ingrediente como suficientemente seguro.
SUPLEMENTOS…
…peligrosos
Entre los muchos suplementos que hoy en día se pueden adquirir en tiendas especializadas figuran algunos que se consideran peligrosos y, sin embargo, son pocos los que se atreven a denunciarlo.
Detallamos algunos de los suplementos considerados más peligrosos y por qué representan un riesgo potencial para la salud. Acónito (aconitum napellus): Aunque en medicina china y ayurvédica se hacen preparados en dosis muy pequeñas de esta planta para tratar la gota, los dolores de cabeza y la artritis, se trata de una planta muy venenosa y los estudios científicos en busca de compuestos para empleo médico no han sido positivos.
Además de taquicardias puede llegar a provocar la muerte y debe evitarse incluso en forma tópica. Bala (sida cordifolia): El principal alcaloide la efedrina de esta variedad de malva es un estimulante peligroso. En 2004, la FDA prohibió su venta en Estados Unidos, así como la efedra (hierba) y todos los productos que contienen efedrina. Aunque se consume para perder peso, aumenta la presión arterial y altera el corazón.
Germanio: Este elemento químico se utiliza en la producción de dispositivos electrónicos, pero se emplea también para tratar enfermedades como la diabetes, el asma, el párkinson, la hepatitis y un largo listado de dolencias entre las que figuran la leucemia y algunos cánceres.
Además de que no hay pruebas médicas de su eficacia para tales enfermedades, se le ha relacionado con daños renales y hepáticos. Lobelia (lobelia inflata): Los indios americanos fumaban esta planta para tratar el asma y en el siglo XIX los médicos la utilizaban como vomitivo para desintoxicar.
A pesar de la extendida idea de que ayuda a tratar el tabaquismo, entre otras adicciones, no hay estudios científicos que confirmen esta creencia. Es una hierba muy tóxica y en dosis altas produce convulsiones, hipotermia y hasta puede causar la muerte.
Naranja amarga (citrus aurantium): Los naranjos de fruto amargo son ornamentales, pero los chinos y los aborígenes del Amazonas lo han utilizado para tratar las náuseas, la indigestión y el estreñimiento. Aunque con su cáscara se suele hacer mermelada, sus frutos contienen sinefrina, un compuesto estimulante parecido a la efedrina, que está prohibida.
Los suplementos de naranjas amargas pueden producir ataques cardiacos, ya se tomen solos o combinados con cafeína para perder peso. Son especialmente peligrosos para las personas mayores con exceso de peso y las que tienen problemas cardiacos. Plata coloidal: Hace tiempo que algunas autoridades médicas vienen alertando sobre la peligrosidad de esta solución de partículas de plata, pero no cesa la propaganda que anima a su utilización.
Se recomienda como una alternativa a los antibióticos, preventivo del cáncer y, en general, para casi todo, el sida incluido. Este metal se acumula en el cuerpo cuando se ingiere y llega a producir argiria, un trastorno que produce una pigmentación azulada y gris en la piel y es irreversible. El consumo continuado de la plata coloidal produce trastornos neurológicos, daño renal y dolores de cabeza, entre otras dolencias.
←EN LA ACTUALIDAD: DE LA GLOBALIZACIÓN A LA CONTINENTALIZACIÓN