Literatura

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EL HIMNO A ATÓN

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GRAN HIMNO A ATÓN El texto del Himno, grabado encima de las figuras arrodilladas de Ay, futuro sucesor de Tutankamón, y su esposa, en la entrada de la tumba construida en Aketatón para el entonces alto funcionario.

El faraón elaboró personalmente la nueva doctrina espiritual y sustituyó los cultos tradicionales por una religión abstracta y monoteísta, convirtiendo a Atón en un dios accesible para sus fieles a través de la manifestación benéfica y universal de la luz y el calor del astro solar, «Creador de toda vida». Atón estaba representado por el Disco, cuyos múltiples rayos terminaban con pequeñas manos dispensadoras de vida y de protección al faraón y a su familia. La mayor expresión mística de esa época la constituye el Gran Himno a Atón. , un texto hallado en la tumba concebida para Ay en la necrópolis meridional de Aketatón, y del cual se han encontrado redacciones «breves» en otras sepulturas de nobles de Amarna. «… Tú apareces hermoso por el horizonte del cielo, oh Atón vivo, que has dado inicio al vivir Cuando te elevas sobre el horizonte oriental, colmas de tu belleza todas las tierras. Tú eres bello, grande, resplandeciente, excelso sobre cada pueblo; tus rayos circundan las tierras hasta el límite de todo lo que tú has creado. […] Tú estás lejos, pero tus rayos están en la tierra. […] Cuando marchas en paz al horizonte occidental, la tierra queda en la oscuridad, como muerta. […1 Yace la tierra en silencio, su creador reposa en el horizonte. Al alba tú reapareces por el horizonte, resplandeces como Atón durante el día. La tierra entera se pone a trabajar. Cada animal disfruta de su pasto. Árboles y arbustos reverdecen. […]Tú procuras que las mujeres sean fecundas, tú, que haces viriles a los hombres, tú, que haces vivir al hijo en el seno de su madre, que le calmas para que no llore, tú, nodriza del que está aún en el vientre. […] ¡Cuán numerosas son tus obras! Ellas son incognoscibles para el rostro [de los hombres], tú, dios único, fuera del cual nadie existe.

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FAMILIA REAL Página siguiente: Detalle de un relieve con escena de adoración al dios Atón por parte de Akenatón y Nefertiti, acompañados de sus dos primeras hijas, Meritaton y Meketaton, hallado en la Tumba Real de Amarna.

Tú has creado la tierra a tu albedrío, cuando estabas solo, con los hombres, el ganado y los animales salvajes, y todo lo que está sobre la tierra —y camina sobre sus pies— es todo lo que está en el cielo —y vuela sobre sus alas—. Y los países extranjeros, Siria, Nubia y la tierra de Egipto, tú has colocado a cada hombre en su lugar, te has ocupado de sus necesidades. Cada uno y su alimento, y está contada su duración en vida. Sus lenguas son distintas en palabras y su escritura también, así como su piel. Has diferenciado a los pueblos extranjeros. […]Y todos los países extranjeros y lejanos, tú haces que vivan también ellos. […] Tus rayos alimentan todas las plantas, cuando tú brillas, ellas viven y prosperan por ti. Tú haces las estaciones para que se desarrolle todo lo que creas…». Aunque se ha subrayado con frecuencia el sorprendente parecido entre el Himno a Atón y el Salmo 104 de David, es oportuno recordar que el texto se ajusta perfectamente a la antigua tradición religiosa de los himnos que los teólogos egipcios dedicaban al sol. Esta composición constituye asimismo un magnífico ejemplo de «neoegipcio», el idioma hablado, con toda probabilidad, desde finales del Imperio Medio y considerado lengua «oficial» precisamente desde el periodo de Amarna.

 

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