En el escudo de La Coruña figuran una torre, una calavera y dos tibias cruzadas y, además, seis conchas. La torre es la famosa de Hércules, que sirve de faro, al norte de la ciudad, y que se levanta, desde tiempos inmemoriales, sobre un promontorio de rocas. La calavera y las tibias se refieren a la leyenda de Hércules, que mató y enterró a Gerión en aquel mismo sitio. Las conchas recuerdan el señorío del arzobispado de Santiago en los tiempos feudales.
Según la leyenda, Hércules perseguía a Gerión porque éste había deshonrado a una hermana suya, y le fue siguiendo desde la costa gaditana hasta cerca del sitio donde luego se alzó La Coruña, yendo ambos en frágiles barquillas de mimbre forradas con pieles de buey. Aunque eran hombres muy fuertes, el viaje resultó fatigoso. Gerión, que llevaba a su enemigo bastante delantera, tomó tierra entre las rocas más altas, y con su embarcación se improvisó una vivienda para esconderse y aguardar allí a que el perseguidor perdiese la pista. Ya se creía seguro, pues no descubría la barca de Hércules en todo lo que alcanzaba a ver desde aquel punto tan elevado, cuando se echó a dormir a pierna suelta, para descansar de su penoso viaje.
Pero durante la noche de aquel mismo día llegó Hércules y no durmió, porque le desvelaba el deseo de la venganza. Toda la noche estuvo buscándole, y al amanecer, los primeros rayos del sol le mostraron la vivienda que Gerión creía escondida. El héroe tenía un apetito voraz, e imaginando que allí se albergaría algún pescador, se dirigió hacia aquel lugar para averiguarlo. Y en vez del pescador se encontró a su enemigo, que no sólo dormía apaciblemente, sino que soñaba que ya estaba libre de su perseguidor. Aunque Hércules pudo aplastarle entonces el cráneo con su maza, como era valiente y noble, le despertó para que se defendiera. Tres días duró el combate, y si bien Hércules era más fuerte, Gerión era más ágil y más diestro. No obstante, Hércules obtuvo la victoria y, después de haber agotado a su enemigo, lo mató sin piedad. En recuerdo de su victoria, Hércules, después de haber enterrado entre las rocas el cráneo y las armas de Gerión y de haber arrojado su cuerpo al mar, sobre aquellos despojos levantó la torre de su nombre; luego mandó edificar allí una gran ciudad y hacer escribir los nombres de los hombres y mujeres que fueron a poblarla. Una de las pobladoras se llamó Coruña, y de aquí le viene el nombre a la ciudad.
La torre de Hércules sirvió de faro desde aquella época remota, y es, como se sabe, un faro muy diferente a los actuales. En la cima de la torre había una gran plancha de estaño pulimentada, de forma circular y giratoria, que brillaba a los rayos del sol. Por las noches se encendía una hoguera en la plataforma, y al reflejarse la plancha de estaño, suplía a la luz solar y servía a los navegantes para avisarles de la proximidad de los grandes escollos. Se dijo que su resplandor en muchos casos atraía a los marinos incautos hacia las rocas, donde se estrellaban las embarcaciones, y después sus cuerpos eran devorados por sirenas y por brujas moradoras de aquel lugar. Desde entonces, la torre de Hércules y sus cercanías se creen habitadas por espíritus malignos.