Siendo rey de Castilla y León el belicoso Alfonso VII, hizo frecuentes expediciones contra los moros, en las que le ayudaron los nobles gallegos, y, entre ellos, el conde Fernán loanes, señor de Allariz.
Alfonso VII firmó un tratado de paz con su tía doña Teresa de Portugal; pero los portugueses, deseando alcanzar su independencia y emanciparse de la corona de Castilla, se aprovecharon de las luchas sostenidas por el soberano contra los almohades y se levantaron, pro-clamando rey de Portugal a Alfonso I, al que también hubo de reconocer el monarca castellano.
El nuevo rey lusitano quiso extender sus fronteras por Galicia, y la invadió al frente de sus tropas; pero fue rechazado por los gallegos, al mando de Fernán loanes, entonces capitán general de Andalucía y de la frontera portuguesa. El encuentro tuvo lugar en Salvatierra, a orillas del Tea.
Los portugueses habían hecho noche en Pedrafurada, pequeña aldea dominada desde el campamento de Fernán, emplazado en una colina del valle de Oliveira. Al amanecer, avanzaron los lusitanos sobre Oliveiros; pero se encontraron cortados por los esforzados montañeses de San Mamed y Monterroso, que con sus afiladas guadañas y agudos chuzos formaban una barrera infranqueable, pues cuando los jinetes lusitanos intentaban saltar sobre ellos, con sus guadañas los segaban impidiéndoles avanzar. El señor de Allariz, montado a caballo dirigía la acción, en la que tomaron parte todas sus mesnadas constituidas por honderos, ballesteros y caballerías, que atacaron con heroísmo al ejército portugués, dejándolo derrotado. Alfonso I de Portugal, rodeado de unos pocos nobles, se dio cuenta de que su ejército estaba deshecho, y quiso emprender la retirada; pero fue perseguido y alcanzado por Fernán loanes, que derribó en tierra, herido, al monarca portugués, siendo éste el resultado del intento lusitano y recompensado el valor del señor Allariz con los señoríos de Viña y Barantes.
En el año 1147, Alfonso VII de Castilla, al frente de un poderoso ejército, penetraba en tierra de moros; llevaba entre sus oficiales de confianza al señor de Allariz, con todas sus huestes gallegas. Alfonso VII sitió la plaza de Almería, que presentó larga resistencia, ya que su población se abastecía por el puerto, entonces guarida de los piratas berberiscos. Impacientado el monarca castellano, decidió dar el asalto a la plaza por varios puntos, eligiendo el más peligroso Fernán loanes con sus valerosos gallegos.
Con todo arrojo se lanzaron los sitiadores al ataque, escalando muros, sin ceder ante la lluvia de proyectiles que les arrojaban desde las almenas de la plaza. Los de Allariz lograron escalar las murallas, y luchando con gran arrojo con los defensores moros, fueron los primeros en clavar el estandarte de cinco lunas de Fernán loanes en las torres de Almería.
De gran importancia fue para Castilla la conquista de esta ciudad, y el rey Alfonso VII, en reconocimiento a la eficaz ayuda del señor de Allariz, le otorgó, en real cédula expedida en aquella plaza, el título de conde de Monterroso.
Venerado por todos sus vasallos y querido de los nobles, murió en Galicia Fernán loanes, dejando a sus descendientes extensos dominios conquistados con su valor y con su espada.