Por: Juan Avilés
Corea es una antigua nación hoy separada en dos por una banda de cuatro kilómetros de ancho: la zona desmilitarizada establecida por el armisticio de 1953. Durante treinta y cinco años, a partir de 1910, había estado sometida a una dominación colonial japonesa que dejó muy amargos recuerdos. Tras la derrota japonesa de 1945, la Unión Soviética y los Estados Unidos acordaron la ocupación del país, que correspondió a los soviéticos al norte del paralelo 38 y a los americanos al sur del mismo. El resultado de esta partición fue la aparición de dos Estados, que declararon su independencia en 1948. El régimen comunista que se estableció en el norte bajo la dirección de Kim II-sung se opuso, sin embargo, a la partición del país y en 1950 las tropas norcoreanas invadieron el sur. Tras tres años de guerra, en la que Corea del Sur tuvo el respaldo de una coalición aprobada por Naciones Unidas y liderada por Estados Unidos, mientras que la China de Mao apoyaba al Norte, se firmó en 1953 un armisticio que consolidó de hecho la división del país. Puesto que nunca se ha firmado un tratado de paz, ambos Estados coreanos siguen teóricamente en guerra y Estados Unidos mantiene una fuerte presencia militar en el ur.
A lo largo de los años se ha desarrollado un extraordinario contraste entre los dos Estados coreanos. Al norte se halla la República Popular Democrática de Corea, que a pesar de su denominación oficial es uno de los Estados más autoritarios y cerrados del mundo, la mayoría de cuyos habitantes viven en la pobreza. Al Sur se halla la República de Corea, un país que durante los últimos cuarenta años ha experimentado un desarrollo económico espectacular, cuyas grandes empresas son conocidas en todo el mundo y cuya población goza de una esperanza de vida muy alta. El cuadro 8.5, basado en estimaciones porque no hay datos oficiales fiables acerca de Corea del Norte, muestra alguno de los aspectos más llamativos de este contraste. Obsérvese que la esperanza de vida del Sur es diez años más larga y su nivel de ingresos por habitante es 19 veces mayor, mientras que el Norte compensa su atraso económico dedicando al gasto en defensa un porcentaje de su PIB mucho mayor.

Cuadro desarrollo humano
- Desarrollo y democratización en Corea del Sur
En los años cincuenta, Corea del Sur era un país casi tan pobre como su vecino del Norte, pero a partir de los sesenta se inició un desarrollo económico espectacular. El general Park Chunghee, cuya dictadura se prolongó desde 1961 a 1979, fue el gran impulsor del despegue económico coreano, que siguió el modelo japonés y se basó en la exportación, en una fuerte intervención estatal y en el gran esfuerzo laboral de una población sin derechos sindicales. Al igual que en el caso japonés, el modelo restringía la entrada de capital y de mercancías extranjeras en el mercado interior, muy protegido y poco competitivo, mientras que las grandes empresas exportadoras gozaban de subsidios gubernamentales y de créditos muy favorables. Ello condujo a una gran concentración de los recursos económicos en unas pocas empresas: a comienzos de los años ochenta, las diez mayores proporcionaban el 20% de la producción industrial del país. El modelo funcionó, en el sentido de que Corea del Sur mantuvo durante un largo período tasas de crecimiento que oscilaban entre el 6 y el 10% anual y ello le permitió pasar de la pobreza a la prosperidad en un cuarto de siglo. Sin embargo, dejó una pesada herencia de falta de competencia en el mercado interno, que sólo lentamente comenzaría a ser corregida.

Kim II-sung Primer ministro del Corea norte en 1948
Park fue asesinado en 1979 por el jefe de su propio servicio secreto, pero al año siguiente un golpe de Estado llevó al poder a otro general. La nueva dictadura fue acogida por fuertes protestas populares, sobre todo en la ciudad de Kwangju, donde fueron violentamente reprimidas, con un balance de más doscientos muertos. El nuevo régimen fue, sin embargo, menos autoritario de lo que había sido el de Park. La oposición democrática estaba encabezada por políticos como Kim Youngsam y Kim Daejung, futuros presidentes ambos, y el segundo fue condenado a muerte por su participación en las protestas de 1980, pero la presión de los Estados Unidos contribuyó a que la condena le fuera conmutada y se le permitiera exiliarse. Regresó a Corea en 1985.
Aunque el desarrollo económico se mantuvo a un ritmo muy satisfactorio en los años ochenta, el régimen no logró nunca una gran popularidad y en 1987 optó por hacer concesiones. El general Roh Taewoo, que había participado en el golpe de Estado de 1980, fue designado como candidato del partido gobernante en las elecciones presidenciales de 1987 y enfrentado a fuertes protestas, impulsadas por obreros, estudiantes y oficinistas, optó por anunciar un programa de reformas democratizadoras. La división de la oposición entre las candidaturas de los dos Kim facilitó el triunfo de Roh, quien se convirtió en el primer presidente democráticamente elegido en la historia de Corea. Su mandato se inició en 1988, un año en que la celebración de los Juegos Olímpicos en Seúl potenció la imagen internacional de Corea.
En las elecciones presidenciales de 1993 triunfó Kim Youngsam, quien se había destacado en la oposición a la dictadura y que en una de esas sorprendentes alianzas que caracterizan la política coreana había unido sus fuerzas a las del partido gubernamental para crear en 1990 un nuevo partido centrista.

General Park Chung-hee (1961-1979)
El ingreso de Corea del Sur en la OCDE en 1996 supuso el reconocimiento internacional de que el país se había incorporado plenamente al mundo desarrollado. Tan sólo un año después, sin embargo, llegó la grave crisis financiera asiática, que afectó gravemente a Corea y puso de relieve la necesidad de impulsar las reformas económicas, que se habían iniciado gradualmente desde el establecimiento de la democracia. El modelo de desarrollo diseñado por Park había resultado útil para el despegue de un país atrasado, pero no era ya adecuado para una economía avanzada, en la que las libertades democráticas hacían ya difícil imponer a la población los sacrificios en que se basó la primera etapa de la expansión. Kim Daejung, elegido presidente en 1998, fue quien tuvo que hacer frente a la crisis económica, que fue muy aguda pero de escasa duración. Corea recibió un importante préstamo del Fondo Monetario Internacional y el gobierno de Kim Daejung puso en marcha importantes reformas. El sector financiero se abrió a los inversores extranjeros, que pasaron a controlar varios de los principales bancos, mientras que el sector público asumió temporalmente el control de algunas de las mayores empresas en crisis. En 1999 la economía coreana recuperó su crecimiento.

Presidente Kim Young-sam tras las eleciones de 1993
Superada la grave crisis financiera de 1997-1998, la economía surcoreana ha crecido a un ritmo satisfactorio, pero lejos de los niveles alcanzados en las últimas décadas del siglo XX. Los grupos industriales se han reestructurado y las exportaciones tienen un componente cada vez mayor de alta tecnología. Los tres grandes astilleros coreanos suministran el 40% de la construcción naval mundial, mientras que Samsung y LGE se han abierto camino hasta la cúspide en el importante mercado de productos electrónicos de consumo. La Gran Recesión ha tenido menos impacto en Corea que en otros países. En 2013 ha sido elegida presidenta Park Gun-Hye, hija del anterior dictador y primera mujer que asume la jefatura de Estado en un país de Asia nororiental.
- Corea del Norte: un régimen autoritario y cerrado al exterior
En Corea algunos apellidos están muy difundidos. La transformación democrática de Corea del Sur ha sido impulsada, como hemos visto, por dos políticos de apellido Kim, que no están emparentados, mientras que el Norte lleva seis décadas bajo la dictadura de otros tres Kim, padre, hijo y nieto.
Kim II-Sung, supremo líder de la República Democrática Popular de Corea desde 1948 hasta su muerte en 1994, estableció un sistema totalitario centrado en el culto a la personalidad, inspirado en el modelo de Stalin, pero con raíces en la cultura coreana. Nacido en 1912 en el seno de una familia cristiana que emigró a China, Kim se incorporó al Partido Comunista Chino en 1941 y jugó un papel importante en la guerrilla antijaponesa durante la Segunda Guerra Mundial. Recibió entrenamiento militar en la Unión Soviética y en 1945 fue puesto por los soviéticos al frente de un gobierno provisional en su zona de ocupación, que tres años después se convirtió en la República Democrática Popular de Corea. En 1950 lanzó la invasión del Sur, pero el contraataque de las fuerzas lideradas por Estados Unidos le obligó a refugiarse en China con su gobierno, hasta que la intervención militar china le devolvió el control sobre Corea del Norte. Tras el armisticio de 1953 promovió una rápida y completa colectivización de la economía norcoreana.

Presidente de Corea del Norte Kim Jong II
Kim II-sung definió la ideología oficial de su régimen con el término coreano juche, que significa basarse en las propias fuerzas y que se tradujo en un cierre del país respecto al exterior tanto en el plano económico como en el cultural. Corea del Norte apenas tiene comercio exterior y nunca ha tratado de imitar las reformas económicas que impulsaron el desarrollo económico de China a partir de 1979. El colapso de la Unión Soviética en 1991 completó el aislamiento del país, que en 1992 eliminó toda referencia al marxismo leninismo de la Constitución, para exaltar solamente el nacionalismo autárquico basado en el concepto de juche. Una de las últimas decisiones de Kim II-sung fue la de impulsar un programa para la producción de armas nucleares, lo que generó una grave preocupación internacional.
Kim II-sung murió en 1994 y le sucedió su hijo Kim Jong-II, en quien había comenzado a delegar funciones de gobierno desde muchos años antes. El carácter dictatorial del régimen se ha mantenido sin cambios y también su aislamiento, lo que hace muy difícil a los observadores extranjeros apreciar lo que ocurre en el país. Los primeros años de Kim Jong-II fueron particularmente duros para la población de Corea del Norte, que padeció una terrible hambruna, causada en parte por problemas climatológicos y en parte porque el sistema económico había arruinado la agricultura. Se supone que esta hambruna causó cientos de miles de muertes, aunque no se dispone de información precisa.
El régimen se esfuerza en que los norcoreanos carezcan de información sobre el elevado nivel de vida del Sur, pero esto resulta cada vez más difícil. No hay acceso a Internet ni teléfonos móviles y sólo está permitido sintonizar la radio estatal, pero el contrabando ha hecho que la minoría más próspera disponga de reproductores de vídeo, de películas surcoreanas y de aparatos de radio que pueden sintonizar las emisoras del sur. Por otra parte se mantiene estrictamente el modelo comunista de propiedad estatal de los medios de producción, pero se han extendido las actividades económicas informales y el mercado negro suministra muchos productos a la población, con el consiguiente incremento de la corrupción. El gobierno no interviene con energía contra la economía informal, probablemente para evitar una miseria mayor. Algunos empresarios chinos han comenzado a invertir en el país, pero el volumen del comercio exterior sigue siendo minúsculo.
Por otra parte, el país sigue manteniendo unas fuerzas armadas con un millón de hombres, a un tremendo coste presupuestario. Esto supone que, en la eventualidad de una guerra, las ciudades coreanas cercanas a la frontera, incluida Seúl, sufrirían un castigo durísimo, aunque no hay duda de la gran superioridad tecnológica de las fuerzas armadas surcoreanas y sus aliados estadounidenses. Este es probablemente el motivo por el que el régimen norcoreano está impulsando un programa de armamento nuclear. En los últimos quince años Corea del Norte se ha convertido en uno de los grandes protagonistas en la grave cuestión de la proliferación de armas nucleares, tras haber realizado su primera prueba de explosión nuclear en 2006. El fallecimiento de Kim Jong-II en 2012, a quien ha sucedido su hijo Kim Jongun, no ha alterado la situación.
Para los surcoreanos la posibilidad de una segunda guerra con el Norte representa una amenaza constante, pero también es preocupante la perspectiva de un colapso del régimen norcoreano que condujera a una súbita reunificación del país, como ocurrió en Alemania. La diferencia de nivel de vida entre las dos partes de Corea es muy superior a la que existía entre las dos partes de Alemania y Corea del Sur no dispone de los recursos para proporcionar una ayuda masiva al Norte. Sin embargo, la reunificación se mantiene como un objetivo, tanto para los surcoreanos como para los norcoreanos.
Indonesia: Islam y democracia en el Sudeste de Asia
Con sus más de doscientos millones de habitantes, Indonesia es el cuarto país más poblado del planeta y, sin embargo, rara vez se le menciona en las noticias internacionales. Se trata de un país insular que se extiende de Oeste a Este en una distancia de 5.500 kilómetros, poblado mayoritariamente por musulmanes, que representan más del 80% de sus habitantes, aunque hay también dos importantes minorías religiosas: cristiana e hinduista. Indonesia es el país musulmán más poblado del mundo y es además uno de los pocos que goza de un sistema democrático. La transición a la democracia se produjo en 1998, después de tres décadas de dictadura del general Suharto.

Mapa de Indonesia
En 1965 Indonesia tenía un régimen autoritario de tendencia izquierdista, encabezado por Sukarno, el líder del movimiento nacionalista que tras la Segunda Guerra Mundial había logrado arrancar la independencia a Holanda, la antigua potencia colonial. Ese año se produjo un intento de golpe de Estado comunista, pronto abortado por las fuerzas armadas, que desencadenaron una feroz matanza de comunistas, con un balance de quizá medio millón de muertes. Sukarno quedó tras ello debilitado frente a Suharto, el general que había encabezado la lucha contra los comunistas y que muy pronto se convirtió en el hombre fuerte de un nuevo régimen autoritario. En 1967 Suharto fue nombrado presidente de Indonesia y se mantuvo en el poder, mediante sucesivas reelecciones, hasta 1998. Sukarno falleció en 1970.

Presidente Suharto (1970-1998)
El «nuevo orden» de Suharto se basó en un estricto control militar, aunque se mantuvo la ficción de unas elecciones, a las que sólo se podía presentar el partido del régimen, denominado Golkar, y dos partidos de oposición autorizados, uno de orientación islámica y otro de orientación laica. La economía, que se había deteriorado durante el mandato de Sukarno, se abrió al exterior y mantuvo una elevada tasa media de crecimiento anual del 7% durante un cuarto de siglo, a pesar de una corrupción generalizada, protagonizada en buena medida por la familia de Suharto, que amasó una fortuna colosal. En el contexto de la Guerra Fría, su régimen anticomunista tuvo el apoyo de Occidente. En 1975 el ejército indonesio invadió la recién independizada colonia portuguesa de Timor oriental y desencadenó una durísima represión contra los partidarios de la independencia, con un balance de unas 20.000 muertes directas. Otros conflictos surgieron debido a las tendencias separatistas en Aceh, en el norte de Sumatra, y en Nueva Guinea occidental, una antigua colonia holandesa que fue ocupada por Indonesia en 1969.
La crisis financiera asiática de 1997 tuvo en Indonesia un impacto mayor que en cualquier otro país de la región, tanto en el plano económico como en el político. La cotización de la moneda indonesia se hundió y el país tuvo que negociar en unos meses dos paquetes de ayuda del Fondo Monetario Internacional. Desde comienzos de 1998 se produjeron protestas populares, impulsadas sobre todo por los estudiantes, y en la primavera hubo tumultos violentos que causaron más de mil muertos. El anciano Suharto perdió el apoyo de muchos de sus partidarios, incluida la influyente cúpula militar, y dimitió en mayo de ese año.

Presidente Jusuf Habibie
La transición a la democracia, denominada en Indonesia reformase (reforma), fue un proceso rápido. Tras la dimisión de Suharto le sucedió quien había sido su vicepresidente, Jusuf Habibie, que impulsó una nueva ley de partidos que eliminaba las restricciones existentes, hizo aprobar una ley de autonomía provincial, dio plena libertad a la prensa y liberó a los presos políticos. Las legislativas de 1999 fueron las primeras elecciones libres desde 1955 y dieron lugar a un parlamento muy fragmentado. Habibie también se enfrentó al grave problema de Timor oriental, ocupado desde 1975, y organizó un referéndum en el que la población se declaró favorable a la independencia. Ello dio lugar a una oleada de violencia contra los independentistas por parte de milicias que tenían el apoyo de un sector de las fuerzas armadas, pero esto no evitó que se produjera la independencia, con el respaldo de la comunidad internacional. Tropas internacionales fueron desplegadas en Timor oriental para mantener la paz.
Las dificultades económicas que persistían y la secesión de Timor oriental desacreditaron a Habibie, que dimitió tras la aprobación de una moción de reprobación por el parlamento. Tras ello el parlamento eligió presidente a Abdurrahman Wahid, un clérigo casi ciego, defensor de un Islam abierto y tolerante, que durante años había dirigido la principal organización musulmana del país, de orientación tradicionalista pero no islamista, fundada por su abuelo a comienzos del siglo XX. Su partido había quedado en cuarto lugar en las elecciones legislativas, así es que Wahid tuvo que formar un gobierno de amplia coalición que resultó muy inestable. Uno de sus logros fue reducir la tradicional influencia política del ejército. No pudo evitar, en cambio, que se desarrollaran violentos enfrentamientos entre musulmanes y cristianos, que causaron más de dos mil muertos, sobre todo en las Molucas y en Célebes. La recién aprobada autonomía provincial, que en condiciones de democracia resultaba necesaria para un país tan amplio y diverso, había creado nuevos problemas de ilegalidad, por la proliferación de autoridades locales corruptas difíciles de controlar. Algunos escándalos de corrupción afectaron también al entorno del presidente, reduciendo su prestigio. En 2001 Wahid fue destituido por el parlamento, que eligió para sucederle a Megawati Sukarnoputri, hija del primer presidente indonesio.

Presidente Abdurrahman Wahid
Durante los cuatro años del mandato presidencial de Megawati, la economía indonesia comenzó a recuperarse. Una reforma constitucional introdujo la elección del presidente por sufragio universal y en las elecciones de 2004 Megawati fue derrotada por Susilo Bambang Yudhoyono, comúnmente conocido en su país como SBY, un general retirado que ha renovado su mandato tras su nueva victoria en las elecciones de 2009. Quince años después del inicio de la transición, la democracia puede considerarse consolidada. Por otra parte, Indonesia no se ha visto afectada por la Gran Recesión y en los últimos años ha mantenido una satisfactoria tasa de crecimiento del PIB de en torno al 6% anual.