LA VIDA EN LA FE JUDÍA – EL RECONOCIMIENTO DEL SER DE DIOS: LA CÁBALA.

Un saber oculto

El concepto de cábala abarca todas las doctrinas esotéricas del judaísmo, sobre todo las formas que surgieron desde la Edad Media. El objeto de la Torá es la voluntad de Dios que ha de seguir un judío devoto. El objeto de la cábala es la indagación del ser interior de Dios, del que todo ha surgido. Según la cábala, la mejor manera de apreciar a Dios es por medio de la contemplación y la iluminación, porque él se oculta y se revela. La cábala se concibe como sabiduría oculta de todas las doctrinas espirituales, un acervo de saberes con el que se pueden desentrañar todos los secretos del universo. Sin embargo, el saber místico puede ser fácilmente tergiversado, por lo que su difusión debe limitarse a aquéllos que hayan alcanzado cierto grado elevado de sabiduría.

El Zohar La obra fundamental de la cábala es el Zohar, un tratado místico que surgió en España en forma manuscrita en el siglo XIII. Se supone que fue escrito por el cabalista Moisés Ben Sem Tob de León (1250-1305), quien realizó un compendio de todas las doctrinas cabalísticas comprendidas entre el siglo I y su época. El Zohar se imprimió por primera vez en 1558 en Cremona. Escrito en arameo, el libro abarca 2.400 páginas de letra menuda. En esa obra se aborda ante todo la jerarquía del mal, los llamados sephirot malignos. Constituyen una réplica a los diez sephirot divinos, que aportan felicidad y bendición —un mundo luminoso de lo divino— sobre los seres humanos y la vida. Estos diez peldaños de Dios son el centro de interés de la cábala.

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Aleph.

Sobre la naturaleza de la cábala

Las doctrinas fundamentales de la cábala intentan iluminar el ser oculto de Dios y reconocer la estructura cosmológica del mundo. Los cabalistas entienden a Dios como un poder que domina sobre todo lo real, si bien los cabalistas españoles del círculo del autor del Zobar también consideraban al demonio como su poderoso adversario. Por quién tomará partido un individuo es sólo decisión suya. Al iniciado la cábala le brinda la oportunidad de reconocer los “eslabones» entre el hombre y el universo, entre la criatura y el creador. Estos “eslabones son interpretados como poderes (espíritus) por medio de los cuales la creación puede constituirse también a través del ser humano. Ahora bien, esto ocurre sólo si está en condiciones de mostrarse con humildad. Para ello tienen que intervenir determinados poderes, tales como ángeles, genios o demonios.

Por medio de nombres y símbolos, según se dice en el Zobar, todos los poderes del universo se despiertan y revitalizan. Por eso, los nombres son para los cabalistas no sólo una designación arbitraria, sino que revelan la naturaleza más íntima de lo nombrado. Quien conoce el verdadero nombre de una cosa dispone de poder sobre ella. En la cábala existen 22 fuerzas de la creación (las letras del alfabeto), que trabajan, por medio de su figura escrita, pero también al ser pronunciadas, para captar las energías del universo y volverlas útiles.

 

La gematría o cábala práctica

La gematría enseña el conocimiento y el empleo de significaciones ocultas por medio de los números, sobre todo por las correspondencias numéricas con las letras. A cada letra hebrea le corresponde un determinado valor numérico. Por ello, es posible, mediante el valor numérico de letras individuales, formar palabras con el mismo valor numérico y permutarlas; se consigue así atribuir a un pasaje textual o a un nombre un significado oculto. Este sistema puede extrapolarse, como es natural, a otros códigos gráficos o lenguas, si bien para la fe judía Dios habla en hebreo.

 

Interpretaciones cabalísticas: la palabra «amén»

Para los cabalistas, Dios es lo “uno», por ser origen y principio de todas las cosas. “Uno» se dice en hebreo ejad. Esta palabra consta de tres letras (puesto que el hebreo, a diferencia del latín, no conoce vocales independientes) con los siguientes valores numéricos: Aleph (1) + Heth (8) + Daleth (4).

Si se suma el valor numérico de las tres letras, resulta el número 13. La palabra ahavah significa «amor” y se deletrea así: Aleph (1) + Heh (5) + Beth (2) + Heh (5). El valor numérico de todas las letras es igualmente 13. De ello deduce el cabalista que el amor y la unidad (Dios) son de idéntica naturaleza. Si se suman ambas palabras (13 + 13), se obtiene el valor numérico de YHVH, el tetragrama de Dios (Yavé).

También la palabra amén dispone de una interpretación cabalística. El origen y el significado de esta palabra que emplean cristianos, musulmanes y judíos son desconocidos. Generalmente se traduce con la fórmula «así sea». Sin embargo, para los cabalistas amén ha sido siempre una súplica, una exhortación a Dios. Las letras hebreas de esta palabra son: «Aleph» (1), Mem (40) y Nun (50); son al mismo tiempo las letras iniciales de tres palabras hebreas que se relacionan con Dios, esto es, Adonái, melej y ne’eman; su traducción es la siguiente: « ¡Señor, rey fiel!» El valor numérico de la palabra amén es 91; la suma de sus cifras da diez. El número 10 es, a su vez, la encarnación de los 10 sephirot, por consiguiente, en este caso, el propio Dios.

 

Los diez «peldaños» de Dios Los sephirot, concepto central de la cábala, designan las diez propiedades de lo absoluto, de lo excelso (En Soph) o del Dios oculto. Los diez sephirot se presentan en forma de árbol (el árbol místico de la vida o árbol de los mundos), con peldaños del ser divino en los que se hace visible el mundo oculto de lo absoluto, es decir, Dios. Cada uno de los peldaños (sephira) se nombra de arriba abajo.

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Los diez sephirot.

Los diez sephirot del árbol cabalístico

Kether: «Corona» de la divinidad

Jockmah: «Sabiduría» o idea originaria de Dios

Binah: «Inteligencia» de Dios

Jesed: «Amor» o «gracia» de Dios

Geburah: «Poder de Dios»

Tiphereth o Rejamim: «Misericordia»

Nezaj: «Duración permanente”, de Dios

Hod: «Majestad» de Dios

Yesod: «Base» de todas las fuerzas activas y engendradoras de Dios

Malkuth: «Base» de Dios o «Reino»

Las fuerzas de los sephirot viven asimismo en los individuos. Las partes del cuerpo son copia de un ser interior y espiritual, que se representa simbólicamente por el Adam Cadmon, o ser humano primordial.

 

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