La Gran Reforma Monoteísta

LA GRAN REFORMA MONOTEÍSTA

3-2-CABEZA-DE-TIY

TIY  Cabeza de la madre de Akenatón con tocado de la diosa Hathor, constituido por la unión del disco solar entre cuernos bovinos y dos altas plumas, procedente de Kom Medinet Gurob (XVIII dinastía).

Hijo del gran soberano Amenhotep III y de la reina Tiy, Akenatón sucedió a su padre, quizá después de haber estado asociado al poder durante aproximadamente once años, con el nombre personal de Neferjeperure Uaenra, «Perfectos son los designios de Ra, la Unión de Ra» y el nombre oficial de Amenhotep, «Amón está satisfecho» (Amenhotep IV).

AKENATÓN Y SU ESPOSA NEFERTITI

3-3-LA-FAMILIA-DEL-FARAON

LA FAMILIA DEL FARAÓN Estela de caliza pintada con marco en relieve. La escena capta un momento de intimidad de la familia real bajo la protección del dios Atón, representado por el disco solar, cuyos beneficiosos rayos terminan en pequeñas manos.

Emulando a su padre, que elevó al rango de soberana a una mujer de sangre no real —hija de los nobles Yuya y Tuyu—, convirtió en reina a su esposa, Nefertiti. Del matrimonio nacieron seis hijas: Meritaton, Meketaton, Anjesenpaaton, Neferneferuaton, Neferneferura y Setepenra. Los orígenes de la «Gran Esposa Real» Nefertiti son controvertidos, y su ascendencia egipcia ha sido puesta en duda varias veces debido al significado de su nombre, «La Bella ha llegado», que podría reflejar su procedencia extranjera, tal vez de Mitanni  (Siria e Iraq septentrionales), pero hoy en día los investigadores coinciden en considerarla hija del general Ay, interpretando el título de «Padre del dios» por él llevado como «suegro de Akenatón», por analogía con el de Yuya, «Padre divino» de Amenhotep III. Amenhotep IV/Akenatón tuvo como hermanos al príncipe Tutmosis, heredero al trono fallecido prematuramente, y, según algunas teorías, a Smenker, su sucesor directo, y al joven Tutankatón, futuro Tutankamón.

3-4-NEFERTITI

NEFERTITI Retrato inacabado en cuarcita de la reina Nefertiti joven, descubierto en una casa de Aketatón

Otros investigadores, en cambio, afirman que este último era hijo de Akenatón y una consorte menor, la «muy amada» Kiya, pero ninguna de las representaciones halladas hasta ahora retrata al soberano de Amarna con descendientes varones.

3-5-AMENHOTEP-III-Y-TIY

AMENHOTEP III Y TIY Grupo colosal de caliza, de 7 metros de altura, de los padres de Akenatón, Amenhotep III y la reina Tiy, hallado en Medinet Habu, en la parte occidental de Tebas (XVIII dinastía).

LA REFORMA RELIGIOSA

Durante la XVIII dinastía se produjo una creciente preponderancia de los cultos dirigidos al Sol, cuyas principales manifestaciones eran Ra, el halcón Horus y el dios Ra-Harajty, «Ra-Horus del Doble horizonte», hasta tal punto que el propio Amón, dios de la capital tebana, llegó a unirse al antiguo dios-Sol Ra de la ciudad de Heliópolis, formando por sincretismo la nueva entidad divina, Amón-Ra. Al principio de su reinado, Amenhotep IV/Akenatón residió en Tebas, y llevó a cabo importantes cambios. En ese periodo, el dios Atón, ya venerado en épocas anteriores en calidad de manifestación del dios-Sol, era representado, a imagen de Ra-Harajty, con cuerpo humano y cabeza de halcón. Varios templos, al menos cuatro, fueron dedicados a él en el complejo de Karnak, área consagrada al dios Amón, en el intento de eclipsar su poder. Conforme a las innovaciones teológicas del soberano, el dios abandonó todo semblante humano y apareció únicamente como disco solar, cuyos innumerables rayos terminaban con pequeñas manos que abrazaban toda su Creación, una iconografía ya documentada bajo Amenhotep II (14251397 a. C.).

3-6-AKENATON

AKENATÓN Parte superior de un coloso de arenisca que representa a Amenhotep IV/Akenatón con los emblemas reales, el flagelo y el cetro heka, cruzados sobre el pecho, procedente de uno de los templos que el soberano dedicó a Atón en Karnak, antes de trasladar su corte a Aketatón.

Su nombre fue encerrado dentro de un marco, un privilegio del rey hasta entonces. En aquellos años se agudizaron los contrastes con el clero de Amón. Después del sexto año de reinado, Amenhotep IV/Akenatón abandonó Tebas, y trasladó su corte a Aketatón (en las cercanías de la actual Amarna), ciudad planeada por él y construida para Atón, inspirándose una vez más en la acción de su padre, que escogió   como residencia Malqata. Fue entonces cuando Amenhotep IV cambió su nombre por el de Akenatón, «El servidor de Atón», y se desligó del culto a Amón. Probablemente, la destrucción del nombre y de las imágenes del dios Amón data de ese mismo periodo. Entre el noveno y el duodécimo año de reinado, fue asignado un nuevo nombre a Atón, que dejaba claro su carácter de dios único: «Ra viviente, Soberano del Doble Horizonte, que se alegra en el horizonte en nombre de Ra, el Padre que ha regresado como Atón». Akenatón y Nefertiti eran los únicos intermediarios entre el «dios único y universal» y la Creación. Akenatón murió en el decimoséptimo año de reinado, o poco después, y la sucesión al trono es todavía una incógnita.

3-7-LAMENTACIONES

LAMENTACIONES Tablilla acadia cuyo texto reproduce una misiva de Tushratta, rey de Mitanni, enviada a la reina Tiy, en la que se lamenta de la falta de interés mostrada hacia él por Akenatón.

Algunas fuentes señalan como su sucesor al faraón Neferneferuaton Esmenjare (Smenker), cuya identificación no ha sido aún posible y que, según la opinión más extendida entre los egiptólogos, seria hermano de Akenatón, pero otras teorías proponen a la reina Nefertiti, desaparecida del escenario de Amarna tras el fallecimiento de su esposo.

LA CORRESPONDENCIA DIPLOMÁTICA DE AMARNA

El hallazgo fortuito por unos campesinos egipcios, en 1887, de un excepcional conjunto de documentos conocidos como las Cartas de Amarna, permitió reconstruir las relaciones políticas entre Egipto y Oriente Próximo en esa época. Se trata de unas 400 tablillas de arcilla (cuya procedencia de un escondite encontrado en la «Casa de la Correspondencia del Faraón», en Aketatón, fue averiguada más tarde) que llevan grabada en caracteres cuneiformes la correspondencia diplomática desde el reinado de Amenhotep III hasta el de Tutankamón. La lengua empleada para su redacción es el acadio (un dialecto babilónico) mezclado con palabras y expresiones peculiares de las tierras implicadas.

3-8-FELICITACIONES1

FELICITACIONES Tablilla de arcilla que contiene el texto de una carta de felicitación por el ascenso al trono, enviada por el rey de Alashiya (Chipre) a Akenatón, y que formaba parte de la correspondencia diplomática guardada en el archivo del Palacio Real de Amarna.

Los remitentes extranjeros eran en su mayoría vasallos de Egipto, como los reyes sometidos de Jerusalén, Tiro, Sidón, Damasco, Biblos y otras muchas ciudades estado (en los actuales Israel, Palestina y Siria), y también monarcas de Estados independientes que se dirigían al faraón de tú a tú. Estos últimos gobernaban los poderosos reinos de Oriente Próximo: Babilonia (Iraq meridional), Asiria (región del Alto Tigris), MIitanni (Siria e Iraq septentrionales), Hatti o imperio hitita (Turquía central), Arzawa (Turquía suroccidental) y Alashiya (Chipre). Del epistolario se desprende que, tras la muerte de Amenhotep III comenzó a tambalearse el equilibrio en esas regiones, sabiamente mantenido gracias a su enorme habilidad política y reforzado por tratados bilaterales, matrimonios diplomáticos y regalos suntuosos. Parece que Akenatón, centrado en la búsqueda espiritual y en la disputa con el clero de Amón, utilizó su ejército para resolver confrontaciones internas, y no en auxilio de los vasallos y aliados asiáticos, que reclamaban su ayuda. Cuando accedió al trono Tutankamón, Egipto atravesaba una profunda crisis, achacable en gran medida a la irreverencia hacia los antiguos dioses, que su repentina muerte y el débil gobierno de su sucesor, Ay, agudizaron aún más. En esas circunstancias, fueron determinantes la seriedad y la energía de un hombre de carrera militar, Horemheb, que entregó a los faraones Ramsés un imperio nuevamente consolidado.

3-9-AKENATON-Y-SU-HIJA

AKENATÓN Y UNA HIJA Estatuilla de caliza inacabada, que representa a Akenatón besando a su joven hija, sentada en sus rodillas.

TUTANKAMÓN Y LA RESTAURACIÓN

3-10-BOCETO-REALISTA

BOCETO REALISTA Bosquejo sobre lasca de caliza, que representa, al más puro estilo de Amarna, y con todo el rigor convencional, a una joven princesa sentada sobre un almohadón, en el momento de comerse un pato asado.

Hacia 1342 a. C., en el tercer o cuarto año de reinado, el faraón Nebjeperure Tutankatón volvió a trasladar la corte a Tebas, donde fueron restablecidos el culto y los templos de Amón, y el joven soberano transformó su nombre en el de Tutankamón, «Imagen viva de Amón», e inmortalizó sus piadosas acciones en el célebre «Edicto de la Restauración», donde se lee: «Él ha hecho que lo que estaba arruinado floreciese como un monumento de eternidad; él ha alejado el dolo que existía en los Dos Países, […]  Por tanto, cuando Su Majestad se elevó como rey, los templos de los dioses y las diosas, empezando por Elefantina [hasta los] pantanos del Delta, […] habían caído en el abandono, sus tabernáculos estaban deteriorados, y se habían convertido en campos que producían herbáceas; sus patios eran como caminos trillados. El país estaba en desorden, los dioses se olvidaban de este país  […] sus corazones estaban airados».

3-11-HOREMHEB-Y-MUTNEDJEMET

HOREMHEB Y MUTNEDJEMET Grupo estatuario de granito gris que representa al faraón Horemheb con su consorte Mutnedjemet. En la parte posterior lleva grabado un texto en el que el general legitima su propio ascenso al trono.

Este edicto sería anulado por Horemheb, un sucesor suyo. De hecho, después del faraón Ay, que gobernó Egipto durante cuatro años, accedió al trono un general que había prestado servicio en el ejército de Akenatón bajo el nombre de Paatonemheb: Horemheb. A su regreso victorioso de las campañas militares en Asia, contrajo matrimonio con la hermana de Nefertiti, Mutnedjemet, para acreditar su posición y legitimar su ascenso.

3-12-TRONO-DE-TUTANKAMON

TUTANKAMÓN Trono de Tutankamón, totalmente recubierto de oro y decorado con incrustaciones de piedras duras y pasta de vidrio policroma. En el brazo derecho se encuentra, enmarcado, el nombre que recibía el faraón en Amarna, Tutankatón (no visible).

De la época de su reinado datan las primeras manifestaciones de la furia iconoclasta que se desató contra los protagonistas de Amarra: los nombres y las figuras de Akenatón, Nefertiti y todos los personajes involucrados en la «herejía», en Amarna y en otros lugares, fueron eliminados. Las listas reales de Abidos y de Saqqara ignoran a Akenatón y sus tres sucesores, situando a Horemheb inmediatamente después de Amenhotep III.

EL ENIGMA DE LA TUMBA KV55 DEL VALLE DE LOS REYES

Entre los interrogantes que plantea el periodo de Amarna, destacan los surgidos a raíz del descubrimiento, realizado en 1907 por el egiptólogo norteamericano Theodore M. Davis, de una tumba inacabada y sin epígrafe en el Valle de los Reyes: la tumba 55 (KV55), en las inmediaciones de la de Tutankamón, aún por descubrir en aquella época. Su atribución a un personaje de la realeza en particular continúa siendo objeto de debate.

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FOTO DE ÉPOCA DE LA EXPEDICIÓN Los descubridores de la tumba KV55: Theodore M. Davís, el arqueólogo británico Edward Ayrton (a la derecha) y el inspector de Antigüedades del Alto Egipto, Arthur Weigall, con su esposa (1907).

En la sepultura se encontraron objetos que, por su estilo y la escasez de inscripciones conservadas, podrían pertenecer al periodo de Amarna. Aparte de cuatro magníficos vasos canopes con tapa finamente esculpida en forma de cabeza humana (de los que había sido borrado el nombre de su propietario), fueron sacados a la luz los elementos desmantelados de una preciosa naos de madera recubierta de pan de oro, que lleva el nombre de la reina Tiy, madre de Akenatón; cuatro ladrillos mágicos, dos de los cuales reproducían el nombre de’ Akenatón; pequeños objetos, como cofres, amuletos, una maqueta de bumerán, un frasco para cosméticos con los nombres de Amenhotep III y Tiy, cierres de arcilla de pequeños muebles con el sello de Tutankamón impreso, y un espléndido sarcófago bastante deteriorado con forma de mujer.

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VASO CANOPE DE ALABASTRO Uno de los cuatro espléndidos vasos canopes de alabastro descubiertos en la tumba KV55. La tapa tiene forma de cabeza humana, cuyos rasgos, finamente esculpidos, pertenecen a una mujer aún sin identificar (XVIII dinastía).

La elegante factura y el gran valor de los materiales empleados llevaron a relacionar este último con el segundo sarcófago interior de Tutankamón. Sin embargo, la cabeza no estaba adornada con el típico peinado funerario real, sino con una peluca idéntica a la de los vasos canopes. A los daños provocados por las infiltraciones de agua se había sumado el saqueo: la máscara de oro había sido arrancada, al igual que los cartuchos situados sobre las franjas de oro que envolvían el sarcófago. Esto fue obra de alguien con la intención de que la sepultura resultara anónima. En un primer examen, la momia encerrada en su interior fue considerada de mujer, por lo cual la tumba fue atribuida inicialmente a la reina Tiy. Investigaciones posteriores, realizadas sobre los restos esqueléticos, desvelaron que estos pertenecían a un hombre de 23-25 años. Las identificaciones se mostraron contradictorias: unos reconocieron en estos restos al rey Smenker, sucesor de Akenatón, contra cuya memoria se ensañaron los iconoclastas; y otros al propio Akenatón, trasladado a Tebas tras el abandono de Aketatón. Esta última teoría es rechazada por la mayoría de los investigadores por la edad del difunto. Así pues, ¿para quién había sido realizado originariamente el sarcófago? Destinado a una sepultura femenina, fue adaptado para acogerlos restos mortales de un soberano, como demuestran la aplicación de una barba postiza, los símbolos reales cruzados sobre el pecho y la cobra (ureo) en la frente, hoy desaparecidos.

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EL ENIGMA DE LA TUMBA 55 Sarcófago aparecido en la tumba 55, que carece de la lámina de oro que le cubría el rostro, y de cuya superficie ha sido puntualmente borrada toda referencia a su propietario.

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Detalle del rostro del sarcófago de la tumba 55

Las hipótesis se han sucedido también en este caso: Tiy, Nefertiti, Meritaton, hija de Akenatón y esposa de Smenker, a las que últimamente se ha añadido Kiya, una consorte menor de Akenatón, considerada por algunos investigadores madre de Tutankamón. ¿O fue realizado para Smenker como simple mortal, y transformado posteriormente para adaptarlo a su nueva condición de rey?

Recientes análisis anatómicos han corregido la edad de los huesos, que habrían pertenecido a un hombre de entre 30 y 35 años, más acorde con la de Akenatón, cuya tumba aún es un enigma.

 

 

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AKETATÓN Ruinas del Palacio septentrional de Aketatón.

 

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