La División de Egipto

LA DIVISIÓN DE EGIPTO

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Osiris-Horus-Isis.  Estatuilla de oro y lapislázuli dedicada por Osorcón II a la triada formada por Osiris (en cuclillas sobre un pilar) protegido por su hijo Horus con cabeza de halcón y su esposa Isis. En el pilar de lapislázuli están grabados los nombres del faraón.

Smendes reinó durante veinticinco años y trasladó la capital de Pi-Ramsés a Tanis, ciudad que hizo construir utilizando el material arquitectónico de la antigua capital. Fue el primer faraón sepultado en la necrópolis real de Tanis. Pero en el decimosexto año de su reinado, Pinedyem adoptó el título de rey, y Egipto se dividió en dos partes, norte y sur. En Tebas, el poder espiritual de los grandes sacerdotes de Amón se había separado e independizado del poder temporal del faraón, el legítimo soberano que residía en el norte. Pinedyem, además, contrajo matrimonio con Henuttaui, de sangre real, unión de la que nacieron el futuro faraón, Psusennes I, y los dos grandes sacerdotes de Amón, Masaharta y Menjeperre. A la muerte de Smendes, que no tuvo hijos varones, Pinedyem aseguró a su familia el control de todo Egipto, tanto en el norte como en el sur, que continuaba dividido entre los dos poderes, temporal y espiritual. En esa época surgió una figura muy importante: la divina adoradora, esposa exclusiva del dios Amón, con voto de castidad, que era el equivalente espiritual de la gran esposa real, aunque esta última debía dar descendencia al poder temporal mediante la unión con el faraón, en el que se había encarnado el dios.

EL PODER DE LOS GRANDES SACERDOTES DE AMÓN

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CABEZA DE UN REY CUSITA Cabeza colosal de un rey cusita no identificado (XXV dinastía).

La situación de un doble poder en Egipto continuó a lo largo de la XXI dinastía. De hecho, data de ese periodo (concretamente, siendo gran sacerdote Pinedyem II) el último gran saqueo en la necrópolis del Valle de los Reyes, que indujo a los sacerdotes de Amón a sepultar de nuevo las momias de algunos faraones en Deir el-Bahari, lugar que sería descubierto en 1881 por Gaston Maspero. Entre tanto, el dominio de Egipto sobre los países del Próximo Oriente se había perdido por completo: solo con el faraón Siamun se produjo un intento de búsqueda de nuevas salidas comerciales mediante una alianza con el Estado de Israel contra los filisteos.

LA AMENAZA DE LA EXPANSIÓN ASIRIA

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SHABAKA El rey cusita Shabaka vestido de egipcio.

A la muerte de Psusennes III, accedió al trono un general que se había casado con la hija del rey, Sheshonk I, de estirpe libia, que dio comienzo a una nueva dinastía, la XXII. Sheshonk I devolvió a Egipto cierta importancia, otorgó a su familia todos los poderes (temporales y espirituales) de control del país, y reunificó prácticamente Egipto. Además, realizó grandes ampliaciones en el templo de Karnak, recordando su victoriosa hazaña en Palestina contra los reinos de Judá e Israel. Durante el reinado de sus sucesores, Egipto contribuyó a frenar la expansión de los asirios, que, bajo los reyes Asurnasirpal II y Salmanasar habían intentado someter el área sirio-palestina. El faraón Osorcón II, aliándose con Biblos, Damasco e Israel, envió contingentes militares. La coalición consiguió detener momentáneamente la expansión asiria en la batalla de Qamar, sobre el Orontes, en 853 a. C. A la muerte del faraón Takelot II (en 825 a. C.), el trono de Egipto fue ocupado por el joven Sheshonk III, pero en el octavo año de reinado, el príncipe Petubastis, de la ciudad de Leontópolis, en el Delta, se autoproclamó rey y fundó una nueva dinastía, la XXIII, dividió el poder del norte de Egipto en dos territorios, y se alió con los sacerdotes tebanos de Amón. Las dos dinastías continuaron reinando simultáneamente, y mientras los reyes de la XXII tenían cada vez menos poder, los faraones de la XXIII unían prácticamente el sur con parte del norte de Egipto.

EL REINO DEL REY SALOMÓN

8-5-EL-TESORO-DE-PSUSENNES-I

EL TESORO DE PSUSENNES I Los dos grandes y valiosos pectorales de Psusennes I formaban parte del tesoro hallado en su tumba intacta en la necrópolis de Tanis junto con la famosa máscara de oro.

Durante la XXI dinastía se fue consolidando en la zona sirio-palestina el Estado de Israel, con capital en Jerusalén, y entre finales del segundo milenio y principios del primero reinaron los reyes Saúl y David. Pero Israel tuvo que enfrentarse pronto al pueblo de los filisteos. En un primer momento, Egipto se mantuvo al margen, e incluso acogió al príncipe Hadad, huido del reino de Edom, que había sido conquistado por David. En la Biblia se cuenta la intervención de Egipto posteriormente, durante el reinado de Siamun, apoyando al rey Salomón en la coalición contra los filisteos, que amenazaban el comercio con Fenicia. La alianza se selló con la boda del rey Salomón con una princesa egipcia. Es un dato curioso el hecho de que en la historia de Egipto, hasta entonces, había sucedido lo contrario: eran las princesas extranjeras las que se casaban con los faraones. El fundador de la XXII dinastía, Sheshonk I, rompió las relaciones con Israel, y acogió en Egipto a Jeroboam, que se había rebelado contra el rey Salomón. En torno a 930 a. C., al morir Salomón, Jeroboam regresó a su país y fundó el nuevo reino de Israel, con capital en Samaria, separándose del de Judá, gobernado por el sucesor de Salomón, Roboam. Más tarde, Sheshonk decidió reconquistar la zona sirio-palestina, como sus antiguos predecesores: la capital del reino de Judá, Jerusalén, se entregó a los egipcios, y Jeroboam fue derrotado. Sheshonk hizo erigir en Megiddo una estela conmemorativa. Fue la última ocasión de Egipto de tener el control sobre Oriente Próximo, que cayó en manos del pueblo asirio.

EL REINADO DE LOS FARAONES NUBIOS

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SACERDOTE DE AMÓN Sarcófago de Khonsumes, sacerdote «escriba de las posesiones de Amón» en Deir el-Bahari.

A finales del Imperio Nuevo, Nubia se separó de Egipto y, poco a poco, fue consolidando al sur de Asuán un reino independiente. En 747 a. C. accedió al trono nubio Pianj, que comenzó la expansión hacia el norte, y tomó el control de Tebas por medio de su hermana Imenirdis, convertida en divina adoradora de Amón. Entre tanto, en Sais, la ciudad del Delta, se había constituido una autonomía local que en 727 a. C. llevó al rey Tefnajt a proclamarse independiente, fundando la XXIV dinastía. Ante la expansión nubia hacia el norte, Tefilajt reunió un ejército en el Delta y marchó hacia Tebas, pero fue derrotado por el rey Pianj, que conquistó también la ciudad de Menfis, se convirtió en rey del Alto y del Bajo Egipto y fundó la XXV dinastía. De regreso a su capital, Napata, Pianj se dedicó a agrandar la ciudad y ampliar el templo de Amón. En Sais, la derrota no impidió a Tefnajt mantener su control sobre el Delta y dejar el trono a su hijo Bokenranef. Shabaka y sus sucesores gobernaron Egipto desde Napata, pero adoptando costumbres y tradiciones faraónicas, empezando por la titulación real y el arte, inspirado en los cánones egipcios, y llegando a abrazar plenamente la religión tebana.

LA TUMBA DE HARWA, MAYORDOMO DE LAS DIVINAS ADORADORAS

En 1964 egiptólogos franceses reanudaron las excavaciones en Tell San el-Hagar, pero aún no ha sido investigada la zona que circunda el gran recinto amurallado del templo, que albergaba los barrios residenciales, las necrópolis y, probablemente, otros templos de los habitantes de la ciudad de Tanis. Una de las investigaciones en curso más interesantes de la época del Segundo Periodo Intermedio es la de la tumba tebana de Harwa. La sepultura (TT37) se encuentra en la zona llamada Asasif, en Tebas Oeste, y pertenecía a un alto dignatario que vivió durante la XXV dinastía, entre finales del siglo VIII y principios del VII a. C. En 1995 comenzó su excavación. El personaje sepultado en la TT37 era ya conocido por ocho estatuas de varios museos, pero de su vida se tienen pocas noticias. Por los títulos que aparecen en su tumba se sabe que desempeñó el importante cargo de mayordomo de la divina adoradora Imenirdis I y después de Shepenupet II, hecho que le permitió construirse una tumba monumental, una de las más grandes de la necrópolis tebana. Evidentemente, Harwa se había adaptado bien al advenimiento de los soberanos nubios, que fundaron la nueva dinastía y favorecieron la carrera del dignatario. La tumba presenta un plano arquitectónico muy particular, inspirado en el famoso cenotafio de Osiris construido por Seti I en Abidos: entrada, recámara, patio, dos salas con pilares y cámara del sarcófago.

8-7-NODRIZA

NODRIZA Sarcófago antropomorfo, perteneciente a la nodriza de la hija del faraón Taharqa.

Más interesante aún es el programa decorativo que fue adoptado en la construcción de la tumba: los textos y las representaciones acompañan al difunto desde la muerte hasta la resurrección, a través de un recorrido que parte de escenas de la vida cotidiana, elementos vinculados al culto solar y el funeral de Harwa, hasta llegar a la presencia de Osiris, llevado de la mano por el dios Anubis, y al renacimiento eterno. La excavación dará lugar a nuevas interpretaciones de este complejo programa decorativo. Desfile de cameros en las escenas de vida campestre de la tumba de Harwa.

 

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