Filosofía

PRÓLOGO.

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA.

 La historia en general suele definirse como a “la narración de los sucesos pasados, enlazándolos e investigando sus causas”. Pero una simple acumulación de sucesos no constituye la historia. Hay que sorprender en ese relato; lo que constituye una historia es movimiento mismo: la dirección y el sentido que está tome dentro de la vida colectiva del ser humano y como influya compondrá en esencia la libertad del mismo. La historia universal, o general de un país, abarca todo acontecimiento; la historia de la filosofía se concentra sobre los acontecimientos intelectivos. No es, sin embargo, una historia como otra cualquiera, sino que forma parte de la filosofía misma.

En efecto, no es posible conocer la filosofía sin conocer su historia; en cambio, puede saberse biología, matemáticas o mecánica, por ejemplo, sin conocer la historia respectiva de estas ciencias. Esta singularidad se debe a que las soluciones dadas históricamente a los problemas filosóficos permanecen vivas a causa del problematismo radical de esas cuestiones. Los problemas filosóficos siguen siendo siempre una interrogación abierta que incorpora todas las soluciones sin saciarse nunca, como una vasija sin fondo.

No ha de entenderse por esto que la historia de la filosofía es toda la filosofía.  Esta aparece constituida por un cuerpo de doctrina que responde a los problemas sobre las causas últimas. Pero en ese cuerpo figuran siempre, como contrarios que se rebaten o tesis que se defienden, las más importantes soluciones históricas.

Conviene conocer, aparte, esas soluciones en su movimiento temporal no como un conjunto de realidades que una vez han existido y cuya sucesión se sigue, sino como acontecimientos que constantemente se actualizan lo que explica su vitalidad y el interés que por ellos nos tomamos. La historia de la filosofía une así doctrina e historia.

EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LA FILOSOFÍA —

Lo que se entiende comúnmente por filosofía, en nuestro mundo occidental, coincide en su desenvolvimiento con las etapas de desarrollo de civilización occidental, según el esquema de edades y épocas históricas generalmente admitidos.

Sin duda, cuestiones de orden filosófico se ha planteado el hombre desde siempre. Pero el pensamiento oriental aparece inserto en los mitos religiosos o  en forma de alegorías, que impresionan más a la imaginación y al sentimiento que a la razón. En cambio, el pensamiento griego se fuerza en contestar por vía de la razón a los problemas universales que al hombre se le plantean, precisamente frente a los mitos del paganismo y de sus formas populares de religiosidad. No significa esto, dada su continuidad en el tiempo y entorno cultural que, el pensamiento oriental no influya en el griego, ni que falte tampoco la influencia de sus propios mitos; se incorporan racionalizados y, con el tiempo, ordenados en un sistema. Esta reflexión racional sobre todos los seres del universo es lo que se ha llamado, después filosofía.

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