ESCULTURA PRIMITIVA ESPAÑOLA

Esculapio
Apenas tiene valor la escultura anterior a las colonizaciones. Por lo menos nada se conserva de ese período oscuro de la historia en el que todavía no habían hecho su aparición en España los griegos, fenicios y cartagineses. Establecidos todos éstos en el territorio hispánico, trajeron consigo obras de Fenicia y Chipre, como objetos con los cuales comerciar, exactamente igual como lo hacían con productos de primera necesidad. El arte que nació entonces en España —si nació realmente—consistió en imitaciones de esas esculturas importadas. Actualmente, resulta difícil determinar cuáles fueron las obras que se importaron, y cuáles son las que pertenecen a los artistas indígenas que asimilaron esas influencias. A ese período corresponden obras como el Hércules de mármol de Alcalá la Real, o la figurilla de mujer del museo de Granada, entre otras más, en las que domina el arcaísmo. En Ibiza, en Puig deis Molins, se hallaron algunas deliciosas figurillas de procedencia cartaginesa. El arte indígena nos ofrece una pieza maravillosa en la llamada Dama de Elche. Es un busto, pero debió formar parte sin duda de una figura de cuerpo entero representando una sacerdotisa. Recientemente se ha dicho que es el retrato de un efebo. Fue obra de un artista excepcional y constituye un ejemplar único de la escultura española primitiva, pues no se ha hallado hasta ahora nada semejante. Las joyas —collares y grandes pendientes— que adornan a la Dama recuerdan las de origen fenicio. El busto conserva restos de policromía.

Terracota La Dama de Ibiza
Ante la Dama de Elche, la primitiva escultura española resulta de un valor muy relativo. El arte es menos perfecto, más duro y primitivo y de una tosquedad fría. Sin embargo, en el Museo Arqueológico Nacional se conserva una obra muy curiosa, llamada Bicha de Balazote. Es la representación de un toro con cabeza humana que recuerda vagamente la escultura asiria. En el mismo museo se conservan algunas figurillas ibéricas en las que es perceptible la influencia griega (el León de Baena, o el de Bocairente).
Grecia dejó también en España, a través de sus colonias, las huellas de su grandeza. En Itálica, como en Ampurias, han sido hallados magníficos ejemplares de esculturas, sobre todo retratos. Son copias de estatuas griegas, como la supuesta de Cefisodoto (Hermes con Dionisos), descubierta eh Itálica, y el Esculapio hallado en Ampurias.
También Roma, más aún que Grecia, dejó en España magníficas huellas de su paso, como la Venus de Mérida, la estatua mutilada de Agripa, también de Mérida, la cabeza varonil de Azaila y las halladas recientemente en las excavaciones que se efectúan en los aledaños de la catedral de Barcelona.

La Dama de Elche