ESCULTURA GÓTICA

Detalle Catederal de Chartres
En la edad gótica, la escultura continuó desarrollándose como elemento decorativo de edificios religiosos y civiles, aunque se empleó menos el bajorrelieve y se dio más incremento a la estatuaria.

Nicola Pisano Natividad detalle del baptisterio de Pisa
Un rico florecimiento de estatuas adornará los portales, las galerías, los contrafuertes y los tabernáculos, ampliando también la materia de las representaciones. Desapareció el oscuro simbolismo románico, que fue sustituido por una representación más real. Sin embargo, surgió la dificultad de adaptar las líneas plásticas a las formas arquitectónicas, que obligaron a los escultores a estilizar a menudo las figuras. Éstas se presentan alargadas, con los paños verticales y paralelos, la cabeza inclinada a un lado y doblado también el cuerpo hacia la pierna sobre la que recae todo el peso. La estatua adquirió así una cierta sinuosidad, un particular balanceo que se convirtió en una de las características más vivas de la escultura gótica.

Nicola Pisano Púlpito catederal de Siena
Sus primeras manifestaciones aparecieron en Francia, que está justamente considerada como la tierra clásica de este estilo. Las catedrales de Chartres, París, Amiens y Reims presentan una profusión de estatuas que hacen prevalecer las figuras sobre la ornamentación. Los hechos fueron reproducidos de manera precisa y clara ; los trajes, los ademanes, posturas y movimientos se fueron acercando cada vez más a la realidad. Son espléndidos ejemplos de la escultura gótica francesa los monumentos sepulcrales, como los de Amiens, Ruán y San Dionisio. Numerosas son también las tallas de madera, de una gran delicadeza.
En Italia, la unión de las diversas direcciones impresas al arte, como el plasticismo románico lombardo, la delicadeza bizantina, la serena tradición clásica griega y romana y el gusto decorativo francés, llevó a la formación de un estilo figurativo nuevo. Los monumentos funerarios y los púlpitos son las creaciones más características de la escultura gótica italiana, que tuvo sus máximos artistas en Nicola Pisano, su hijo Giovanni y Arnolfo di Cambio.

Giovani Pisano Adoración de los Magos
Nicola Pisano (1120 aproximadamente— ¿ 1 2 8 4 ?), oriundo de Apulia, sintetizó en su arte las diversas direcciones y las aspiraciones de la escultura italiana. Su arte tiene un claro carácter clasicista, sobre todo en la serena disposición de las escenas, en los grandes planos en los que construyó las figuras y en la tranquila belleza de los rostros. Sus mejores obras son el púlpito del baptisterio de Pisa y el púlpito de la catedral de Siena. En torno a Nicolás se formó una escuela de la que el mejor discípulo fue precisamente Arnolfo di Cambio, también arquitecto. Sus obras más notables son la estatua de Carlos de Anjou y la Madona sentada en su Trono.

Giovani Pisano La Virgen con el Niño
Giovanni Pisano (¿1248?—¿1317?) representa la expresión más madura del Gótico italiano. El dramatismo es sin duda la expresión más genuina de este gran artista. Sus figuras se estilizan, los paños se hacen vibrantes, la muchedumbre describe a veces un movimiento ondulado, las posturas denotan excitación y la luz revela con sus resplandores improvisados la pasión humana. Esto puede verse en las esculturas decorativas de la catedral de Siena, en los púlpitos de Pistoia y en la catedral de Pisa. A él correspondió la nueva representación del grupo de la Virgen con el Niño, en el que emplaza a ambos en un mutuo y humanísimo coloquio con la mirada. De este grupo hay varias muestras, desde el más antiguo del baptisterio de Pisa al de la capilla de los Scrovegni, en Padua, y al muy hermoso de la catedral de Prato.

Tumba de Conrado
En torno a los tres artistas citados se desarrolló toda la escultura gótica italiana, que adoptó foimas particulares según las tendencias locales, Pero que permaneció sustancialmente fiel a los modelos pisanos. En Siena se afirmó un ‘gusto muy refinado por la línea, el uso de los planos largos y achatados con ligeras sombras, y un vivo sentido espacial, características que pueden encontrarse en Tino de Camaino, el mejor escultor sienés. En Florencia, gracias a Andrea de Pontedera, llamado Andrea Pisano, el Gótico se unió a la civilización clásica en una expresión de completa elegancia y representación intelectual.
En Alemania, la escultura siguió los modelos franceses, suavizando, sin embargo, los contornos e inclinando los cuerpos con mayor exageración. También fue muy floreciente la escultura funeraria alemana, que rebosa frescor y naturalidad.
Escultura gótica en España

Santa María la Blanca Catederal de Toledo
El Gótico llegó a España a través de Francia, en pleno siglo mil. Fue la época en que se construyeron las catedrales de León, Burgos y Toledo, y, por lo tanto, en estas iglesias tendremos las primeras muestras del estilo en su concepción española.
Obras importantes en la catedral de León son, por ejemplo, la supuesta estatua de Ordoño II, de gran tamaño, y que debió estar policromada, pues conserva aún restos de color, y unas cuantas figuras de la portada sur, como la Virgen con el Niño, La Anunciación y Los Tres Reyes.
En la catedral de Burgos, el maestro Enríquez o Enrique, que trabajó también en la basílica de León, coronó las torres y las fachadas con estatuas de gran tamaño que se relacionan con el estilo de Reims.
Las esculturas de la catedral de Toledo son posteriores, ya de principios del siglo XIV. Su portada más importante es la llamada del Reloj.
Otros templos en los que floreció la escultura gótica son la catedral de Oviedo, en cuyos claustros se hallan las esculturas más características y notables ; la de Tarragona, que nos ofrece el bello sepulcro del infante Juan de Aragón, obra de un arquitecto al parecer italiano. En las Huelgas tenemos el sepulcro de doña Berenguela, anterior al citado.

Virgen del Claustro Catederal de Solsona
Retablos e imágenes asimilan el Gótico, y en su tallado descuellan Jaime Castails y su discípulo Jordi de Deu. El primero es autor, entre diversas obras, de un retablo en Cornellá de Conflent, y el segundo, del perteneciente a la Capilla de los Sastres, que se halla en la catedral de Tarragona.
En el siglo XIV, la escultura gótica pierde totalmente su primitiva rigidez y nos ofrece obras tan hermosas como Nuestra Señora la Calva, de Zamora, o como la Virgen Blanca, de la catedral de Toledo. Una magnífica escultura de este período es el llamado San Carlomagno, de la catedral de Gerona, supuesto retrato de Pedro IV el Ceremonioso, debido a Jaime Castails.