17- Del Auge al Olvido

La identidad de las barajas Minchiate se delinea a partir de la gran difusión que este juego conoció en Europa desde el siglo XVI. Sólo cuando el juego cayó en desuso, lo que sucedió ya bien entrado el siglo XX, estas cartas dejaron de fabricarse y cayeron en el olvido.

En la imagen, La Rueda de la Fortuna de un Tarot Minchiate del siglo XIX.

UN MISTERIO SIN RESOLVER

El establecimiento de los orígenes de las barajas Minchiate pasa por hallar la respuesta a la siguiente pregunta: ¿dónde y cuándo fueron realizadas estas imágenes? Este enigma divide todavía a los historiadores, pero no es posible detallar aquí todas las hipótesis que han llegado a proponerse. Para resumir las más probables, diremos que es posible señalar que, aunque la numeración de los triunfos pertenece con toda seguridad a la tradición boloñesa, no se puede asegurar si la impresión procede de Bolonia o de Florencia. Esto sólo se puede afirmar de una de las hojas Rosenwald, ya que el dibujo de las otras dos, las que contienen las cartas numerales y las figuras, es de un estilo tan distinto que algunos expertos afirman que se trata de una baraja más reciente. Además, en ellas aparecen unos extraños caballeros, parecidos a centauros, que recuerdan sólo vagamente a los caballos de las Minchiate.

En resumen, aunque las hojas Rosenwald se han definido como protominchiate, su verdadero origen sigue siendo un misterio. La hipótesis más acreditada es que se trataba de una baraja de 78 cartas muy parecida a las de los triunfos, pero con algunas pequeñas variantes en las figuras de los palos. Estas cartas podrían haber sido impresas en Florencia, o bien en Ferrara, con la que la ciudad de los Médicis tenía relaciones permanentes, o tal vez en Bolonia, geográficamente más cercana y que en aquella época era uno de los principales centros de producción de naipes.

En la imagen, Cosimo | de Médicis (de pie), en una obra del pintor G. Vasari. Señor de Florencia desde 1537, sus años de gobierno coinciden con el segundo periodo de esplendor de los Médicis.

GERMINI Y MINCHIATE

A lo largo del siglo xv1, el juego de las Minchiate se cita en numerosas obras literarias. Aunque a menudo se usaba el término Germiní, ambos juegos son, sin embargo, el mismo, como demuestra el diccionario italiano-inglés de John Florio, A World of Wordes, publicado en Londres en 1598, en el que el nombre Germini aparece como sinónimo de Minchiate. En las leyes fiscales toscanas sobre el juego, la palabra Germini se mantuvo en uso hasta 1677, mientras que después de aquella fecha los documentos administrativos hablan siempre de Minchiate. Existen, además, numerosas obras literarias en las que se habla tanto de Germini como de Minchiate.

Dos de las 40 cartas que componen el Nuovo Atlante Generale, juego de Minchiate geográficas de Aniello Lamberti, cuyo autor las consideraba como un método para el estudio de la geografía y la historia antigua y moderna.

Estos escritos son también importantes porque pueden utilizarse como referencia para identificar la aparición de este juego, cuya invención, según parece, habría tenido lugar entre 1526 y 1538 por el procedimiento de la ampliación de la baraja normal de Tarot de 78 cartas a otra de 97. Por dicho motivo, hay expertos que sostienen que la palabra Germini podría derivar del término latino germino, ya que los nuevos triunfos habrían sido como una «germinación» de la baraja preexistente.

Dejando aparte las controvertidas hojas Rosenwald, los testimonios más antiguos sobre las barajas Minchiate son los llamados Germini de Ronciglione, de finales de siglo XV. Se trata de dos hojas sin cortar que contienen 20 triunfos, descubiertas en el archivo notarial de la ciudad italiana de Ronciglione, cerca de Viterbo, y es que en la actualidad se hallan repartidas entre una colección privada y el Museo de Naipes de Leinfelden. También en Leinfelden se encuentra otro testimonio, el llamado Germini de Leinfelden, fechado a mediados del siglo XVI: una hoja sin cortar que contiene 18 figuras de Minchiate  florentinas, entre ellas dos triunfos. Confrontando estos documentos con las barajas fabricadas en siglos posteriores resulta evidente que tanto el estilo del dibujo, típico del siglo XV, como la iconografía se han mantenido sustancialmente idénticos.

SOLAAGUILAR-728x90px

En este panorama hay que exceptuar algunas barajas educativas, como las Minchiate históricas (Florencia, 1725), las Minchiate mitológicas de François de Poilly (París, hacia 1730) y las Minchiate geográficas de Aniello Lamberti (Florencia, 1779).

Detalles de la carta de El Sol en una baraja Minchiate.

DIFUSIÓN Y DECLIVE

Gracias a la gran cantidad de documentos, desde leyes fiscales a obras  literarias y reglas de juego, la historia de las Minchiate desde el siglo XVII hasta la actualidad es bien conocida. Se sabe, por ejemplo, que de dichas cartas deriva una variante de la baraja llamada Gallerini, típica de Liguria pero conocida también en Sicilia. Asimismo, es conocido que, quizá gracias a las relaciones entre las noblezas florentinas y parisinas, el juego de las Minchiate llegó a practicarse en Francia, pero, al mismo tiempo, también en Alemania, como demuestran varios manuales de juego escritos en alemán.

Entre finales del siglo XVI y mediados del XIX se fabricaron la mayor parte de las barajas que hoy se pueden encontrar todavía en el mercado de antigüedades. Estas barajas, si bien fueron impresas lejos de Florencia, se diferencian de las Minchiate florentinas sólo en detalles mínimos, si exceptuamos la calidad de la impresión.

Detalles de la carta de El Carro en una baraja Minchiate.

La progresiva decadencia de este juego llevó inevitablemente a reducir, y finalmente a interrumpir la producción. Las últimas barajas impresas en Italia se remontan a las producidas al principio del siglo XX por la firma Solesio de Génova. La fábrica vienesa Piatnik siguió fabricando Minchiate durante algunos decenios más, pero la producción cesó alrededor de 1940, cuando, evidentemente, la demanda había descendido extraordinariamente.

 

←EL TAROT DE HOY

Anuncio publicitario