
El buen Samaritano / Lc. 10, 29-37 / / Van Gogh / Inspirada en un cuadro de Delacroix / Museo Nacional Kröller-Müller (Holanda) 1890. Ampliar
ORACIÓN
El doctor de la Ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
“¿Quién es mi prójimo?”
Jesús respondió:
“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó,
y cayó entre ladrones,
que lo despojaron, lo hirieron
y se alejaron, dejándolo medio muerto.
Un sacerdote bajaba por aquel camino,
lo vio y pasó de largo.
Igualmente un levita, que pasaba por el mismo lugar,
lo vio y tomando otro camino pasó de largo.
Mas un samaritano que iba de viaje, llegó donde él,
y al verlo se llenó de compasión;
se acercó, le vendó las heridas, derramando en ellas aceite y vino,
lo montó en su cabalgadura,
lo llevó al mesón y cuidó de él.
Al día siguiente, sacó dos denarios
y se los dio al mesonero, diciendo:
“Cuida de él, y lo que gastes de más,
yo, a la vuelta, te lo pagaré.”
¿ Quién de los tres te parece que fue el prójimo
del que cayó entre los ladrones?”
Y él contestó:
“El que se apiadó de él.”
Y le dijo Jesús:
“Anda y haz tú igual.”
(Lc. 10, 29-37)