El alma vieja
Creo que la mayoría de nosotros, en algún momento de nuestras vidas, hemos encontrado o conocido a un alma vieja. Bastante fácil de reconocer, normalmente transigente y dispuesta a escuchar, el alma vieja posee una serena sabiduría que atraerá a aquellos que buscan sólidos consejos.
En momentos de verdadera crisis siempre se puede confiar en un alma vieja. Perteneciente al grupo del agua, el alma vieja actúa por una fuerza de energía que la estimula y la empuja al análisis y el acuerdo, a menudo en extremo.
Esto le puede llevar a enredarse, porque desea tanto tomar las decisiones correctas en la vida, que puede quedarse paralizada y no entrar en acción. Tengo una buena amiga, signo de agua, cuyo comportamiento es tan cómicamente típico de este tipo de alma que no puede evitarlo. Cuando estamos juntas y la oigo decir: «¿Debería o no? No consigo decidirme… Si lo hago…», yo comienzo a sonreír, ella me ve y acabamos riéndonos las dos.
LOS RASGOS DEL CARÁCTER DEL ALMA VIEJA
Culta, experta, espiritual, avanzada. Puede ser conservadora, aprecia la tradición. Abierta, muy leal, es tolerante ante multitud de cosas, pero en ocasiones también extremadamente intolerante y crítica. Puede ser un animal de costumbres.
Está preparada para casi todo, siempre deduciendo y analizando. Apacible, sabia, le agrada la compañía pero también estar sola. Aparentemente es de carácter contradictorio; le gusta el orden, incluso dentro del caos; es transigente, pero no transige con la acción incorrecta; es sensata y tiene los pies en el suelo y, pese a que normalmente es paciente, se impacientará ante lo que percibe como una conducta trivial, poco sincera o injusta.
El alma vieja es capaz de sumarse a cualquier conversación: se interesa por la mayoría de los temas y sabe escuchar. Tarda un tiempo en entablar amistad.
El razonamiento lógico puede interferir en ocasiones en su instinto o intuición. Es el tipo de persona a quien la gente acude en busca de consejo. Extremadamente decidida y trabajadora, rara vez busca el conflicto, pero defenderá su postura si se le obliga a pelear, y saldrá más rápidamente en defensa de los derechos de los demás que de los suyos.
Detesta la injusticia, es muy protectora con sus familiares y amigos íntimos. Puede exigir a los demás que tengan un comportamiento correcto. No se preocupa por cosas sin importancia y prefiere retos grandes y complejos. Se relaciona especialmente bien con los jóvenes y los ancianos.
LAS RELACIONES Y EL ALMA VIEJA
El alma vieja es extremadamente independiente y capaz de vivir sola, pero le gusta la compañía por lo que tiende a entablar relaciones largas o a casarse.
Necesita un compañero fiel y con valores morales altos. Le gusta la estabilidad tanto en casa como en el trabajo, por lo que el alma más incompatible con ella es la viajera, y una de las más compatibles quizá sea la recién nacida: alguien a quien cuidar y con quien disfrutar y que ofrece una nueva y fresca perspectiva que al alma vieja le complace compartir.
PELIGROS: Irritarse e impacientarse; ser demasiado controladora; frustrarse con facilidad por lo que percibe como una conducta estúpida; pretender que los demás estén a la altura de sus principios.
LA CANCIÓN DEL ALMA VIEJA
El alma vieja se corresponde con el narciso de corona larga y, al contemplar su excepcional flor, podemos percibir de inmediato la valía de su alma. Blanca con la pureza de la edad, su centro de color rosa pálido habla de la energía del amor. Sus pétalos se abren hacia atrás, dejando su corazón expuesto, confiado y muy, muy valiente.
El último grupo es uno al que preferiríamos no tener en nuestro cúmulo de almas. Sin duda no se trata de un signo de Dios. No obstante, es ésa el alma que debemos conocer, con la que hemos de tener cuidado, de entre todas las demás. Encarguémonos ahora de ella y conozcamos su rostro: es el alma oscura.