El Alma Pacificadora

 

El alma pacificadora

Si tienes un amigo al que querrías pellizcar por ser demasiado bueno, demasiado amable y demasiado utilizado por los demás, puede tratarse perfectamente de un alma pacificadora.

Mientras escribo me viene a la mente uno de mis alumnos, porque, hace tan sólo unos días, en mi clase de desarrollo de la sanación hablamos sobre el egoísmo, sobre que está bien ser egoísta en ocasiones si no se perjudica a otra persona. Al alma pacificadora le cuesta enormemente ser egoísta, y siente la necesidad de transigir continuamente, lo cual puede resultar tanto irritante como frustrante para aquellos que le rodean y aman.

También les resulta fácil a los demás, incluso a aquellos que le quieren, aprovecharse de ella. No obstante, no es un alma a quien hayas de subestimar, porque, si se ve presionada hasta el límite, enseñará los dientes, aunque sólo sea momentáneamente.

Del grupo de energía del agua, el pacificador se esforzará por complacer, por ceder en todo lo que pueda. Siempre mirando a derecha, siempre mirando a izquierda, siempre deseando hacer lo correcto, a menudo en detrimento propio.

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LOS RASGOS DEL CARÁCTER DEL ALMA PACIFICADORA

Tranquila, sosegada, calmada, mentalmente serena, siempre sopesándolo todo. Odia la guerra o el conflicto y frecuentemente hará cualquier cosa, incluso en su propio detrimento, para mantener la paz; puede hasta convertirse en un mártir. Cree en la libertad de expresión y puede convertirse en activista, pero siempre es transigente.

Muy cordial, pero también muy tímida, es conciliadora y tiene la necesidad de pertenecer a algo o alguien. Buena mediadora, verdadera negociadora, siempre conforme, sería una buena terapeuta u orientadora. Es pacifista; podría convertirse en misionera o voluntaria.

El alma pacificadora necesita dar y recibir, le gusta y sin duda tiene necesidad de reconciliar diferencias. Es extremadamente diplomática y generalmente da buenos consejos. Sería una buena árbitro o política. A menudo celestina, es una buena casamentera o agente matrimonial.

Excelente portavoz, muy buena en las relaciones públicas, sopesará justamente las situaciones, es buena asesora. Tiende a mostrarse sentenciosa, pero también puede ser sensible, dulce, generosa, atenta y bondadosa con los demás. No se preocupa por lo que está bien y lo que está mal, es muy confiada y también de confianza.

Posee un alto sentido de la verdad; puede ser desinteresada hasta el punto de perjudicarse a sí misma. Con buen sentido del humor, puede ser muy creativa, le gustan la música y los libros. Posee una gran retentiva, especialmente cuando se trata de recordar personas y situaciones.

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LAS RELACIONES Y EL ALMA PACIFICADORA

En una pareja, el alma pacificadora busca sobre todo a alguien sensible y capaz de estar en la misma «onda». No necesita una persona que cause problemas y discusiones, pero a menudo se sentirá atraído por alguien así por su necesidad de sentirse valorado como moderador. Necesita un compañero que le permita tener voz y que tenga un alto concepto de la justicia y la honestidad.

PELIGROS: Ser utilizado por los demás en las discusiones de otras personas; esperar que los demás tengan su

misma escala de valores, pues esto puede conducirle a sufrir grandes decepciones; puede acabar poniéndose de alfombra.

 

LA CANCIÓN DEL ALMA PACIFICADORA

La pacificadora se corresponde con el narciso junquillo, uno de los narcisos más estimados, como su alma representada, la maravillosa alma pacificadora, que es tranquila, sosegada y mentalmente serena.

 

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