La curva de Keeling, así llamada por el científico estadounidense Charles Keeling, refleja el registro diario de dióxido de carbono (CO2) atmosférico, medido en partes por millón en volumen (ppmv), en una serie que se remonta a 1958. La curva muestra la respiración estacional natural de la Tierra, y también el incremento anual del CO, atmosférico. Esto es importante, porque el CO, es el principal de los gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera. Un número mayor de moléculas de CO, atrapa más calor, causando un aumento general de la temperatura y el cambio climático global.

Mauna Loa, en Hawái, es el lugar ideal para un observatorio atmosférico. La gran altitud y lo remoto del volcán garantizan un aire escasamente afectado por los seres humanos o la vegetación.
Medir los niveles de CO2
Desde el inicio de la Revolución industrial a finales del siglo XVIII, la actividad humana ha producido emisiones crecientes de CO2. Esto se debe en gran medida al uso de combustibles fósiles, mientras que los bosques despejados para el cultivo suponen menos vegetación que absorba CO, durante la fotosíntesis. Muchos científicos creyeron que los océanos absorberían el exceso de CO2, idea que rechazaron otros, pero no había pruebas concluyentes en uno u otro sentido.
Keeling no fue el primero en vincular el calentamiento atmosférico con las emisiones de CO2; otros habían medido niveles de CO2, pero solo tomaron «instantáneas» puntuales, no el conjunto de datos a largo plazo que Keeling sabía necesario para establecer el vínculo. En 1956, Keeling ocupó un puesto en la Scripps Institution of Oceanography, en San Diego (California), y obtuvo fondos para instalar observatorios en localizaciones remotas, a 3000 m de altura en el volcán Mauna Loa (Hawái) y en el Polo Sur. En 1960, Keeling creyó tener registros suficientes para detectar un incremento anual.
Cambios estacionales
Aunque la financiación para el Polo Sur se suspendió en 1964, del Mauna Loa han seguido llegando datos desde 1958. Reflejadas en un gráfico, las mediciones describen la llamada curva de Keeling, que es de hecho una serie de curvas anuales que reflejan cambios estacionales. Durante la primavera y el verano del hemisferio norte, al absorber el follaje nuevo más CO2 de la atmósfera, la concentración global del gas disminuye, alcanzando el mínimo en septiembre. Vuelve a aumentar durante el otoño en el hemisferio norte, al caer las hojas y reducirse la fotosíntesis. El crecimiento vegetal en el hemisferio sur no compensa la pérdida, ya que la mayor parte de la cubierta vegetal terrestre se encuentra en el norte.

Registro de CO2 de Mauna Loa (1958-2015). La curva de Keeling de aumento regular de los niveles de CO, se aprecia claramente en el gráfico con los datos de dióxido de carbono atmosférico del observatorio de Mauna Loa (Hawái).
Antiguas burbujas de aire atrapadas en el hielo polar revelan que, en los últimos 11 000 años, las concentraciones medias de CO, fueron de entre 275 y 285 ppmv, pero aumentaron rápidamente a mediados del siglo XIX. En 1958 era de 316 ppmv. Continuó aumentando 1,31,4 ppmv anuales hasta mediados de la década de 1970, y, desde entonces, aproximadamente 2 ppmv al año. En la primavera de 2018 alcanzó los 411 ppmv, casi 1,5 veces más que los niveles preindustriales.
ADEMÁS
EN CONTEXTO
FIGURA CLAVE
Charles Keeling (1928-2005)
ANTES
1896 El químico sueco Svante Arrhenius estima cuánto podría aumentar la temperatura de la Tierra el CO2 atmosférico.
1938 Al comparar datos históricos de temperatura y mediciones de CO2, el ingeniero y científico británico Guy Stewart Callendar concluye que el calentamiento de la atmósfera se debe al aumento del CO2.
DESPUÉS
2002 El satélite ENVISAT, de la Agencia Espacial Europea, comienza a hacer hasta cinco mil lecturas diarias de gases de efecto invernadero.
2014 El satélite Orbiting Carbon Observatory (OCO), de la NASA, genera hasta 100 000 medidas de CO2 de alta precisión diarias.
Análisis del CO2 de los casquetes polares
Los científicos pueden medir concentraciones de CO2 del pasado por medio del análisis de las burbujas de aire atrapadas en los inlandsis del Antártico y de Groenlandia. Se sabe que ha habido varios ciclos de variación de esos niveles en los últimos 400000 años, con lecturas bajas durante las glaciaciones más severas —cuando los glaciares se formaron— y otras más altas en los periodos interglaciares, más cálidos. El aumento de los niveles de CO2 desde el inicio de la Revolución industrial se corresponde con el aumento de la temperatura global, que ha subido por década 0,07 °C desde 1880 y 0,17 °C desde 1970.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) advierte de que, si los gobiernos no reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, en 2100 las temperaturas podrían superar en unos 4,3 °C las anteriores a la Revolución industrial. Dicho aumento causará una subida notable del nivel del mar, y obligará a evacuar por completo algunas regiones del planeta.
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