El origen del movimiento para conservar los hábitats naturales suele atribuirse al naturalista escocés-estadounidense John Muir, considerado el «padre de los parques nacionales». Muir fue une de los primeros en comprender que, para sobrevivir, los espacios salvajes necesitaban protección legal. Entre los tipos de hábitat natural de la Tierra, algunos son más frágiles que otros, pero cada uno se enfrenta amenazas diferentes, sean de origen humano, natural o de ambos, y muchos están en peligro crítico.
A los hábitats, por supuesto, han afectado siempre fenómenos naturales destructivos: cada año, relámpagos causan grandes in dios en praderas y bosques, y los huracanes y riadas pueden ser también catastróficos. Las marejadas ciclónicas provocan inundaciones del mar, volviendo salinos los humedales de agua dulce. Hace unos 66 millones de años, el impacto del meteorito de Chicxulub levantó una nube de polvo tal que impidió la llegada de luz solar al planeta. Las plantas tuvieron gran dificultad para realizar la fotosíntesis, y muchos animales, entre ellos los dinosaurios, se extinguieron.
Tampoco la influencia humana es un fenómeno reciente. A lo largo de la historia, los humanos han modificado el medio. La deforestación, por ejemplo, no es un problema nuevo. En Europa se empezaron a despejar los bosques para la agricultura y la construcción hace miles de años, y lo mismo ocurrió en América después. El impacto de la humanidad actual sobre el medio no tiene precedentes. En los últimos 200 años no ha producido una explosión de población, la cual ha alimentado el rápido crecimiento de las ciudades, el desarrollo industrial a gran escala basado en la extracción de combustibles fósiles y materias primas, una demanda agrícola creciente para alimentar a más personas y el conflicto y la guerra. Todo ello ha tenido un coste para el mundo natural.
Ecorregiones frágiles
Un concepto que se suele usar hoy para identificar los principales tipos de hábitat es el de ecorregión, menor que un bioma y con un rango de biodiversidad más detallado. Las ecorregiones se definen como grandes unidades de tierra o agua que contienen una mezcla característica de especies, comunidades naturales y condiciones ambientales. Entre los ejemplos hay desiertos, pluvisilvas tropicales, bosques templados de coníferas, lagos, manglares y arrecifes de coral. Estos últimos y las pluvisilvas tropicales están especialmente amenazados por la humanidad.
Tala de pluvisilva
Pese a cubrir solo el 6 % de la superficie emergida de la Tierra, las pluvisilvas tropicales representan la mayor biomasa de todas las ecorregiones terrestres, y albergan un 80 % de las especies terrestres. Cada año se despejan unos 140000 km2 de pluvisilva, el equivalente de un campo de fútbol por segundo. La tala se practica para obtener leña y material de construcción, y la estimula también la demanda de carreteras, asentamientos y agricultura. Las pluvisilvas más amenazadas en el mundo son las de África occidental, América Central y el Sureste Asiático. Solo queda un 30% de los bosques del llano en Borneo. En la cuenca del Amazonas, que representa casi un tercio de la pluvisilva mundial, se despeja bosque sobre todo para actividades agropecuarias, y en particular, para ranchos.
Una vez comienza la deforestación, el problema se agrava rápidamente. Cuando llueve sobre una ladera boscosa, la vegetación absorbe la mayor parte del agua. Una vez despejada dicha ladera, la lluvia erosiona el suelo, dejándolo inútil para la agricultura y sin que se pueda replantar. El limo arrastrado hasta los ríos mata peces y aumenta el riesgo de inundación. La destrucción de bosques reduce la absorción de dióxido de carbono de efecto invernadero, contribuyendo así a la aceleración del cambio climático.
Pérdida de arrecifes de coral
Los arrecifes de coral son ecorregiones importantes, y están especialmente amenazados. Albergan en torno a un 25 % de las especies marinas, y son el criadero de miles de millones de peces. Dos tercios de los arrecifes del mundo están amenazados, y la cuarta parte está probablemente dañada sin remedio. La mayor amenaza para los arrecifes podría ser el aumento de la acidez por la mayor absorción de CO2 de la atmósfera. Esto impide a muchas criaturas marinas construir sus conchas, y provoca el blanqueo del coral, que es un paso hacia la muerte del arrecife. Los arrecifes están siendo destruidos también por la sobrepesca, por prácticas como la pesca con cianuro sódico y explosivos y por la pesca de arrastre, Los sedimentos procedentes del desarrollo costero bloquean la luz solar que necesitan los arrecifes. La polución química, la minería del coral y el turismo contribuyen a la carga que soporta este hábitat tan sensible,
Impactos de amplio alcance
Por todo el mundo, hábitats naturales diversos están muy amenazados por la actividad humana. El bosque seco caducifolio es más fácil de despejar que la pluvisilva, y en Madagascar, donde abundaba el bosque seco, queda hoy menos del 8 %.La pradera de hierba alta se extiende por el Medio Oeste de EE UU, pe hoy queda el 3 %, y el resto se han convertido en tierras de cultivo. Muchos humedales han sido desecados para la agricultura o el desarrollo urbano; otros están irreversiblemente dañados por la contaminación. Los nutrientes residuales de fertilizantes agrícolas han arruinado lagos y ríos. Las zonas intermareales se han destruido para construir puertos. El desarrollo costero es en gran medida responsable de la pérdida del 35 % de los manglares. En zonas tropicales y subtropicales, se cree que el sobrepastoreo ha convertido en desierto 9 millones de km2 de pradera estacionalmente seca y de matorral.
Parar el declive
La destrucción de estos hábitats no supone solo una pérdida de belleza natural y biodiversidad, sino que también causa problemas graves a las personas: degradación de la calidad del agua, reservas pesqueras en declive, desplomes de las poblaciones de animales polinizadores, inundaciones por la mayor escorrentía superficial y acumulación más rápida de gases de efecto invernadero. La conservación es hoy primordial, y se trabaja para mejorar el conocimiento de los mejores modos de lograrla.
Las medidas dependen de la situación, y van desde la creación de reservas protegidas o corredores para comunicar zonas que han quedado fragmentadas hasta planes para recrear hábitats perdidos. Son también importantes las fuentes sostenibles de combustible y madera para quienes dependen del bosque, como lo es la prohibición del comercio de maderas duras tropicales. El impacto de la destrucción de hábitat es global, y, por lo tanto, son clave los acuerdos y la cooperación internacionales.
ADEMÁS
EN CONTEXTO
FIGURA CLAVE John Muir (1838-1914)
ANTES
1872 Yellowstone, en los estados de Wyoming, Montana e Idaho, declarado primer parque nacional del mundo.
DESPUÉS
1948
Fundación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; en ella participan gobiernos y organizaciones civiles.
1961
Se forma el Fondo Mundial para la Naturaleza para proteger especies y hábitats en peligro.
1971 Se funda el Programa sobre el Hombre y la Biosfera de las Naciones Unidas para promover el desarrollo sostenible. Cuenta con una red global de reservas de la biosfera.
John Muir
A John Muir, nacido en Escocia en 1838, le apasionó desde niño la naturaleza. Con once años se trasladó con su familia a Wisconsin (EE UU). En 1867 perdió temporalmente la vista a causa de un accidente, y en adelante dijo ver «el mundo bajo otra luz». Botánico, geólogo y glaciólogo consumado, Muir visitó el valle de Yosemite, en California, en 1868, y más tarde decidió protegerlo del azote del ganado ovino, al que llamaba «langostas con pezuñas». En 1903, Muir acompañó a Theodore Roosevelt, por entonces presidente del país, en una visita guiada por el valle de Yosemite, en un viaje de tres días que inspiraría a Roosevelt la creación del Servicio Forestal de EE UU y, en 1916, de la Comisión Nacional de Conservación.
Hasta su muerte, en 1914, Muir se esforzó en defender la conservación de lugares como el monte Rainier, que fue declarado parque nacional en 1899.
Obras principales
1874 Studies in the Sierra.
1901 Our national parks.
1911 My first summer in the Sierra.
Áreas protegidas
En los diferentes tipos de áreas protegidas, como los parques nacionales o las reservas naturales, la interferencia con el medio está prohibida o legalmente limitada. Ocupan una extensión delimitada de tierra o aguas marinas, pero su tamaño y el grado de protección del que se benefician pueden variar mucho. Tienen carácter protegido algo más del 10 % de la tierra del planeta y solo el 1,7 % de los océanos. Las reservas marinas son clave, pero requieren el acuerdo de autoridades locales y nacionales para cuestiones como los derechos de pesca.
Marae Moana, el área marina protegida más extensa de la Tierra, cubre 2 millones de km2 alrededor de las islas Cook en el océano Pacífico. Allí viven tortugas marinas, 136 especies de coral y 21 tipos de ballenas y delfines. La mayor reserva terrestre es el Parque Nacional del Noreste de Groenlandia, casi 1 millón de km2 de inlandsis y tundra.
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