Esperando al Mesías
Desde hace miles de años, la venida del Mesías responde a la espera sagrada de los judíos. Se discutió durante mucho tiempo si el Mesías (en hebreo, «el Ungido) era un ser humano u otra figura enviada por Dios, como por ejemplo un ángel. El rey David recibió de Dios cierta vez la promesa de que el Mesías procedería de la casa de David. Su época se llamaría mesiánica y en el mundo no habría ni hambre ni guerras. Con el Mesías dará comienzo definitivamente el reino de Dios en la tierra y se perpetuarán la paz y la justicia. El mundo terrenal será también divino.

Custodias de varias Torás.
El Tanaj
El Tanaj es la Biblia hebrea, que consta de 39 escrituras, divididas en tres grandes grupos: la Torá (los cinco libros de Moisés), los Nebiim (los libros de los Profetas) y los Ketubim (Escritos, Libros Sapienciales y Crónicas).
En las sinagogas suelen leerse sólo algunos fragmentos de los Nebiim y los Ketubim, sobre todo en festividades y circunstancias especiales y después de la lectura correspondiente de la Torá. Las Escrituras surgieron entre los años 950 y el 550 a.C. Debido a la diversidad de libros que abarca, el Tanaj ofrece diferentes interpretaciones de la Torá.
La Torá
Durante los oficios religiosos en la sinagoga se leen partes de la Torá (en hebreo, “doctrina”, «enseñanza»). La Torá es la fuente principal del derecho y la ética hebreos y la guía del pensamiento y la conducta de un judío practicante. Además, estipula reglas para guiar las relaciones entre el ser humano y Dios, y también entre individuos. En el transcurso del año, se leen fragmentos de la Torá en el sabbat y otras festividades, así como los días lunes y jueves.
El lector recita los textos en voz alta para toda la comunidad; lo hace siguiendo un texto manuscrito en pergamino que se enrolla en dos varas. Los creyentes se ponen de pie tanto en el momento de extraer la Torá de su cofre como al depositarla allí de nuevo. En la Torá figura un total de 613 preceptos (las mitzvot), divididos en 248 mandamientos relativos a la conducta (uno por cada una de las partes del cuerpo humano) y 365 prohibiciones (una por cada día del año solar). Respetarlos es la tarea del judío creyente que así orienta su vida hacia Dios.

Leyendo la Torá.
El Pentateuco
Los libros de la Torá —los cinco libros de Moisés, que también reciben el nombre de Pentateuco (del griego penta y teuch, que significa «los cinco libros enrollados») — deben su nombre, en el uso judío, a las palabras con las que comienzan:
- El libro «Bereshit» («Al principio creó») contiene la historia de la creación (en el mundo cristiano, se conoce con el nombre de libro del Génesis).
- El libro «Shemot» («Los nombres») contiene la historia de la salida de Egipto, su larga travesía por el desierto y los Diez Mandamientos (en el mundo cristiano, es el libro del Éxodo).
- En el libro «Vayikra» («Llamó»), se abordan sobre todo sacrificios de los sacerdotes y mandatos de validez general (en el cristianismo, se lo conoce como el libro del Levítico).
- El libro «Bamidbai” («En el desierto») trata de la travesía del desierto, por lo que los estudiosos lo consideran el libro más antiguo del Pentateuco. Es cuando menos más antiguo que el segundo libro de Moisés (en el mundo cristiano, se conoce como el libro de los Números).
- En el libro «Devarim” (“Las palabras»), figura la alocución de despedida de Moisés al pueblo de Israel, la repetición de los Diez Mandamientos y un resumen de los artículos de fe (en el mundo cristiano, recibe el nombre de Deuteronomio). Según investigaciones de los biblistas, el Pentateuco se fue gestando, a partir de fuentes más antiguas, entre el 950 y el 550 a.C. y se puso por escrito en torno al 450 a.C.

Libros de los profetas -Tanaj-.
Otros libros del Tanaj
También forman parte del Tanaj los Nebiim, los libros de los primeros Profetas y de los tardíos. Los “primeros” Profetas contienen libros históricos —por ejemplo, sobre los asentamientos de los israelitas en Canaán— y refieren la vida de los profetas Josué, Samuel, así como la de los jueces en el Israel antiguo. Los Profetas se consideraban a sí mismos como transmisores del mensaje de Dios y entre los israelitas se los tenía por adivinos. La materia relativa a los Profetas “tardíos” se divide en tres libros mayores y doce libros menores.
Los autores de los 15 libros son de extracción social diferente y reúnen en ellos palabras divinas, enseñanzas y profecías, al igual que relatos sobre la vida y la obra de los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y los referidos a doce profetas menores. Su mensaje a gobernantes y al pueblo de Israel es casi siempre el mismo: censuras de la desigualdad social y la separación de Dios a causa de cultos foráneos, proclamas que, sin embargo, no son muy bien recibidas por los poderosos.
Los Ketubim, los Escritos
Los Escritos constituyen la tercera parte del Tanaj, y corresponden a la época del exilio babilónico (587537 a.C.). En esa época el pueblo de Israel padeció una deportación de 50 años en Babilonia, donde tuvo que vivir en situación de esclavitud. Los Ketubim se emplean de varias formas en los oficios religiosos judíos. Abarcan, entre otros, los Salmos, el libro de Job y las lamentaciones de Jeremías. Probablemente los Ketubim se integraron en el Tanaj en torno al año 100, sin embargo, alrededor del año 170 a.C. muchos Escritos ya se tenían por escrituras sagradas.

Celebración familiar del Sabbat.
Elaboración y confección de un rollo de la Torá
Escribas experimentados con la formación correspondiente ponen por escrito en pergamino el texto de la Torá con plumas de ganso y tinta, sin piezas metálicas. Este pergamino se prepara artesanalmente a partir de la piel de un animal sacrificado siguiendo un procedimiento ritualmente puro. Cada letra hebrea se traza de una forma diferente, y aun el más nimio error invalida el rollo para su uso ritual. Los rollos antiguos no se desechan sin más. Sino que primero se corrigen realizando un minucioso trabajo de detalle. Sólo los rolos que ya no se pueden corregir son sepultados en toda regla en un cementerio judío.
La Torá se envuelve en torno a dos varas que simbolizan el “árbol de la vida”. En la lectura se emplea un indicador (yad), una barrita de plata que sirve para señalar y que lleva sujeta en su extremo una mano con el dedo índice extendido. El rollo se vuelve a envolver sobre el párrafo que acaba de ser leído en el servicio religioso. La mappa, un paño estrecho y largo sujeta los dos rollos de la Torá como si fuera un cinturón.
La Torá se custodia en un “cofre sagrado” situado en el muro oriental de la sinagoga. El cofre apunta en dirección a Jerusalén

Varones judíos.
Talmud y Mishná
Del Talmud existen dos versiones: la de Jerusalén y la de Babilonia. Sus 63 tratados (escritos doctrinales) constituyen una colección de enseñanzas transmitidas de generación en generación, preceptos religiosos, relatos y anécdotas del judaísmo desde la época de la cautividad babilónica. En este libro figuran normas relativas a la purificación ritual, pautas sobre los cultos, preceptos relacionados con el sabbat, el matrimonio, los días de descanso y los festivos y el derecho penal. El Talmud contiene la interpretación de las tradiciones, y consta de dos partes: Mishná y Gemará. Por Mishná (en hebreo, “repetición”) se entienden los diferentes tratados religiosos e interpretaciones de la Torá realizados por los doctores judíos de la ley de los siglos I al III.
El Talmud babilónico, más antiguo, fue escrito por rabinos y es considerado el Talmud por excelencia. Los eruditos se guían por él. El Talmud de Jerusalén es más breve, difiere del otro Talmud en algunos puntos y se remonta al siglo V. El Talmud babilónico abarca doce grandes libros de tamaño folio, en los que se aborda todo aquello que atañe a los hombres.
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El rabinato
El rabino era en origen un maestro de la Torá que trabajaba sin recibir remuneración ninguna; desde el siglo XIV, se trata ya de un erudito a sueldo de una comunidad judía. Entre las tareas de un rabino figuran, junto a la interpretación de las sagradas escrituras, la difusión de las doctrinas religiosas, el cuidado de las almas en la comunidad y la toma de decisiones en asuntos religiosos. Un rabino había de estar casado, lo que ya ocurría en tiempos de Jesús. La primera rabina a la que se ordenó, en el año 1937, fue Regina Jonas (1902-1944), asesinada más tarde en Auschwitz.