LA SEXTA EXTINCIÓN
Stuart Pimm Investigador veterano de la Universidad de Tennessee, Pimm no está exagerando. Según sus cálculos y los de sus colegas, un 50 % de la flora y de la fauna del mundo podría estar en vías de extinción dentro de cien arios. Y esto perjudica a todos: peces, aves, insectos, plantas y mamíferos. Según los cálculos de Pimm, el 11 % de las aves, o 1.100 especies de las casi 10.000 que hay en el mundo, se encuentran al borde de la extinción. Existen serias dudas de que la mayor parte de estas 1.100 especies sobrevivan al término del próximo siglo. La perspectiva tampoco es buena para las plantas. Un equipo de respetados botánicos informo recientemente de que una de cada ocho plantas se halla en peligro de extinción. «No se trata únicamente de especies de islas o del bosque lluvioso tropical, o de aves o grandes mamiferos carismaticos —dice Pimm—. Es algo que afecta a todos en todas partes. Incluso aqui, en este parque nacional. Es una epidemia de extinciones que afecta a todo el planeta.» Este tipo de extincion se ha producido solo cinco veces desde que aparecieron las formas de vida compleja, y siempre fue causada por un desastre natural catastrófico. Los geólogos, por ejemplo, han hallado pruebas de que un meteorito colisiono con la Tierra hace 65 millones de años y provoco la desaparición de los dinosaurios. Esta fue la más reciente de las grandes extinciones. Ahora la Tierra se enfrenta de nuevo a una extincion masiva, pero la causa ha cambiado. La sexta no se debe a ninguna fuerza exterior.

Cueva
La estamos provocando nosotros, el Homo sapiens, una «especie exterminadora», como un científico ha denominado a los humanos. Las acciones de los humanos —urbanización y pavimentación, explotación forestal y contaminación de los dos y arroyos, alteración de la capa de ozono que protege la atmosfera y poblamiento de casi cualquier lugar imaginable— están acabando con la vida de criaturas en todo el planeta. «Creo que debemos preguntarnos si es eso realmente lo que queremos hacer con la creación de Dios —dice Pimm—. ¿Llevarla a la extinción? Como la extinción es irreversible, las especies que desaparecen se pierden para siempre. Esto no es como Parque Jurásico. No podemos hacerlas volver.»
Bajo la luz de los focos, el león marsupial proyecta una sombra esquelética sobre los investigadores en las Cuevas Naracoorte de Australia Meridional, donde fue desenterrado. ¿Cuál fue la causa de la desaparición de carnívoros como este? Algunos científicos apuntan hacia los humanos, que habrían cazado la mega-fauna de Australia hasta su extinción.
Desde el punto de vista de Pimm, la gente debería cuidar las especies de su entono. Por eso esta aquí, en los Everglades, al alba, luchando para salvar la vida de un pajarillo canor marrón y blanco, con algunas plumas doradas sobre los ojos. El gorrión marino del cabo Sable, que se halla típicamente en este parque, en la Reserva Nacional Big Cypress y en aéreas cercanas, en otro tiempo era bastante común en los 260 kilómetros cuadrados de praderas de los Everglades, contiguas a su más conocido «do de hierba». En 1992, la población de gorriones marinos/alcanzaba los 6.400 individuos. En 1995 esta cifra había sufrido un fuerte descenso: la poblaci6n se redujo en un 60 %, hasta los 2.600 gorriones. «Desde luego estaba en camino de extinguirse —dice Pimm—. En un parque national de estas dimensiones [los Everglades se extienden por 600.000 hectáreas] y en el pasto más rico del mundo, las especies no se deberían extinguir por nuestra causa. Al fin y al cabo estas aéreas se crearon para protegerlas.» Pimm aguza el oído para escuchar la llamada de un gorrión. «iAja!, ahí hay uno», dice. Permanecemos en silencio y al cabo de un instante se vuelve a oír la Ramada. «Se trata de un macho que defiende su territorio. Los pájaros acaban de empezar a anidar y es el mejor momento para hacer un recuento de su población.» A través de los binoculares observamos a este macho canor, posado en el extremo de un tallo de hierba oscilante, con el pico abierto, cantando hacia el cielo.
Pimm y Bass efectúan los recuentos durante los tres meses que dura el periodo de nidificación, y se detienen en lugares que distan entre sí exactamente un kilometro para observar y escuchar a los pájaros. Los datos que recopilan no solo les proporcionan el número de machos disponibles, sino también un mapa de los lugares preferidos por los pájaros para construir sus nidos. Y esto, a su vez, les ha revelado lo que les está perjudicando: demasiada agua. «Los pájaros empiezan a anidar a mediados de abril —dice Pimm—. Entrelazan hierbas con las que construyen un nido cóncavo situado a unos ocho centímetros del suelo.»
Para que la nidada sobreviva, no debe haber agua estancada. Pero toda el agua que hay en los Everglades y en sus alrededores es administrada y controlada por dos organismos: el Distrito de Administraci6n de Agua del Sur de Florida y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército. El agua, que naturalmente habría fluido por todo el parque, se halla retenida en depósitos, se canaliza mediante diques, y sobre todo se impide que circule hacia las granjas colindantes y los suburbios del Gran Miami. Para los administradores del agua, parece que las praderas del oeste de los Everglades que empiezan a secarse en primavera son un lugar excelente para descargar los excedentes, que es lo que ha ocurrido durante varios años desde principios de 1993. Lo que ha servido para proteger algunas casas y carreteras, ha resultado desastroso para el gorri6n y, según sospechan los biólogos, para otras especies, incluidas muchas aves zancudas como las garcetas y las garzas, cuya forma de anidar también se ha alterado.
«Estamos perdiendo al gorriones y es probable que a otras especies precisamente a causa de las decisiones en el control del agua —dice Bass—. Admito que aquí la gestión del agua es un gran problema, en especial en los años tempestuosos. Pero todo ello supone esperar un par de meses, tal como hicieron los organismos oficiales el año pasado, para permitir a los pájaros anidar y criar a sus polluelos. Es cuesti6n de tomar la decisión correcta.» Si los nidos del gorri6n marino del cabo Sable no son anegados, la población de este pequeño pájaro empezara a crecer.
PARA OTRAS ESPECIES,
Sin embargo, ninguna decisión cambiara su destino: simplemente están condenadas a desaparecer de la faz de la Tierra.
En Londres, en los Reales Jardines Botánicos de Kew, dos horticultores que nos acompañan a través de un invernadero se detienen para mostrarnos plantas, desde arbustos hasta larguiruchos arboles, que ya no existen en estado silvestre. Con el tiempo, los investigadores de Kew esperan devolver algunos a sus territorios de origen. Aunque para otros el invernadero será el fin del linaje.

BANCO DE SEMILLAS DE KEW-INGLATERRA-
La planta, de aproximadamente un metro y medio de alto y de hojas correosas, es originaria de Natal, en la Republica de Sudáfrica. Es una especie dioica; es decir, que está formada por ejemplares machos y ejemplares hembras. En este caso se trata de un árbol macho, y no se conoce la existencia de hembras. Este superviviente procede de esquejes de la Ultima planta silvestre, que fue llevada a un jardín botánico hace decenios. Todos los E. woodii vivos, incluido el solitario ejemplar de Kew, son clones de dicho macho silvestre. Son genéticamente idénticos y, a menos que se encuentre a una hembra, nunca se reproducirán de modo natural.
Y no solo se ha perdido Encephalartos. La mayor parte de la flora autóctona de muchas islas esta extinguida, destruida por especies que los colonos introdujeron de Europa hace más de 300 años. «En algunas islas los habitats ya estaban destruidos cuando llegaron los primeros botánicos —dice Michael Maunder, un biólogo de Kew especializado en la conservación—. Hemos conseguido reconstruir la flora a partir de la interpretación de diarios de viajeros, de polen recogido de muestras del suelo y de la identificación de fragmentos de madera. Pero apenas tenemos una vaga idea de lo que en un tiempo hubo aquí.»

Campos de soja.
Porque en las islas las especies son a menudo endémicas —es decir, no se encuentran en ningún otro Lugar del mundo—, sus poblaciones son típicamente pequeñas y por consiguiente más propensas a la extinci6n. Cuando se introduce una especie foránea —por ejemplo, el guayabo de China que cubre la mayor parte de la isla Mauricio, al este de Madagascar—, esta puede convertirse en una mala hierba que termine con todas las demás. Los Jardines de Kew y la Fundación para la Vida Salvaje de Mauricio han presentado un proyecto esencialmente para escardar las malas hierbas de la isla. En la pared de su despacho, Maunder tiene una gran fotografía de una zona conocida como Black River Gorge, que conserva restos del bosque original de Mauricio. Estos pequeños terrenos, en algunos casos de apenas media hectárea, están delimitados por 41 alambradas para impedir que entren el ciervo y los cerdos, también introducidos desde Europa. Fuera crece un espeso y enmarañado tapete de guayabos y ligustros introducidos de modo similar.
«Los terrenos son escardados cada año —dice Maunder—. Podemos conservar estas pequeñas porciones de vegetación autóctona, pero, ¿podremos ampliarlas? ¿Es posible restaurar Mauricio por completo?
EN TODAS LAS ISLAS DEL OCÉANO ÍNDICO Y DEL PACÍFICO SUR.
La historia es muy similar: extinciones debidas a especies introducidas por exploradores europeos hace algunos cientos de años. Aunque estos y otros lugares ya sufrieron una serie de extinciones cuando los humanos se desplazaron desde África hacia nuevas tierras. En Australia, la llegada de los primeros pobladores, hace entre 50.000 y 60.000 años, pudo haber contribuido a la desaparición de la mega-fauna de este continente insular, que comprendía 20 especies de canguros gigantes, el le6n marsupial y diprotodontos, marsupiales herbívoros parecidos a roedores del tamaño de una vaca. «No hay duda de que la gente los caz6 hasta su extinci6n —dice Tim Flannery, experto en mamíferos del Museo Australiano de Sydney—. Es la misma historia que en Nueva Guinea y en Nueva Zelanda. Allí todavía se puede encontrar pruebas de ello, como los montones de huesos de las moan gigantes [grandes aves incapaces de volar] que los maories mataron hasta acabar con ellas.»
AQUÍ PASO LO MISMO —dice Dolores Piperno, arqueóloga del Smithsonian Tropical Research Institute en Panamá—. Les mostrare algo.» Nos enseña una grafica de plantas fósiles recogidas en los sedimentos de un lago en el centro de Panamá, y que abarca un periodo que va desde hace 14.000 años hasta la actualidad.
Hace 14.000 años, la diversidad de árboles y de plantas era relativamente modesta, reflejo del final de la última glaciación en los trópicos. Pero hace unos 11.000 años, a medida que Panamá empezaba a calentarse, la variedad de flora aumentó de forma espectacular. Piperno señala con el índice esta explosión de vida vegetal en los puntos de la grafica donde se producen picos, aunque luego el trazo sufre una caída repentina.

Zorro australiano.
«Aquí —dice, dando golpecitos sobre la grafica—, la gente empezó a practicar la agricultura de roza y quema hace unos 7.000 arios. Esto es lo que se le puede hacer a un bosque con un hacha de piedra y con el fuego. Muestra que la idea del noble salvaje —en el pasado los humanos que Vivian en sociedades más simples estaban en armonía con la naturaleza— no es cierta. Los humanos tenemos objetivos a corto plazo. Por ello es tan difícil salvar especies y conservar el entorno a largo plazo. Queremos resultados ahora.»
Pero esta perspectiva a corto plazo también puede ser contraproducente debido a la eliminación de especies potencialmente útiles. «Aún no hemos identificado todas las especies vegetales de la Tierra —dice sir Ghillean Prance, director de los Jardines de Kew—, y me temo que las estamos perdiendo antes de que podamos describirlas y catalogarlas.»
Puesto que muchos de nuestros medicamentos más eficaces, desde la aspirina hasta la morfina, proceden de plantas, a Prance le preocupa que, al perder la flora del mundo, también estemos perdiendo la posibilidad de hallar nuevos fármacos y productos químicos.
«Cada vez que desaparece una especie, perdemos una opción para el futuro —observa—. Perdemos un posible remedio para el sida o un cultivo resistente a los virus. Debemos, pues, detener de algún modo la desaparición de especies, no solo en atenci6n a nuestro planeta, sino a nuestros propios usos y necesidades.»
Obviamente, no es probable que el gorrión marino del cabo Sable conduzca a un remedio para el cáncer o a cualquier otro descubrimiento trascendental. Ni tampoco la mayoría de las especies que nos rodean. ¿qué importancia tendría si este pajarillo o cualquiera de las otras 1.100 especies de aves de la lista de Pimm se extinguieran? Este pensamiento cruza mi mente mientras me uno a su equipo de anilladores de aves en los Everglades.

Toromiros.
El equipo observa a los machos para identificar sus territorios de nidificaci6n. Entonces los anilladores colocan una red y ponen una grabación del canto de otro macho. De este modo engañan al macho residente, que cree que un rival ha venido a cortejar a su compañera y se lanza en picado sobre el prado, se detiene unos segundos en lo alto de una brizna de hierba para dejar de oír su canto territorial, y luego se precipita hacia la red donde cree que se esconde su competidor.
Dos anilladores se abalanzan para capturarlo. Lo pesan y lo miden, y con cuidado le colocan dos anillas amarillas en la pata izquierda. « ¿Quieres soltarlo tú?», me pregunta el jefe de los anilladores. Me enseña a sujetar las patas del gorrión entre los dedos índice y corazón, de modo que se yerga sobre mi mano. Por unos momentos, siento su calor y admiro el brillo dorado de las plumas de sus cejas. A continuación abro la mano y desaparece en un instante, y me permito pensar que la sexta extinción no es inevitable. Si los humanos son la causa, también pueden ser la solución.
BIODIVERSIDAD PLANETARIA
GRUPOS DE ANIMALES
INVERTEBRADOS
ANFIBIOS
AVES
PECES
REPTILES
MAMÍFEROS
HÁBITATS DE LOS ANIMALES
LOS POLOS Y LA TUNDRA
BOSQUES DE CONÍFERAS
BOSQUES DE HOJA CADUCA
PASTIZALES
MATORRAL
DESIERTOS
SELVAS
PANTANOS Y MANGLARES
MONTAÑAS
ARRECIFES CORALINOS
CONTINENTES
EL ÁRTICO
ZARPAS MORTÍFERAS
TEMIBLE MOSCA
EL PELO MÁS LARGO
ALMACÉN DE COMIDA
UNAS BARBAS MARAVILLOSAS
UN GLOBO EN EL HOCICO
UNICORNIO ÁRTICO
CAMPEÓN DE LOS EMIGRANTES
COLOR CAMBIANTE
NIDOS EN LAS ISLAS
UN CANARIO MARINO
DIENTES PARA ESCARBAR
AMÉRICA DEL NORTE Y CENTRAL
BOSQUES, LAGOS Y PRADERAS
GRANDES MEJILLAS
CARNE CONDIMENTADA
CONTROL DE PARÁSITOS
UN CIERVO “PESO PESADO”
BUSCADOR DE BASURAS
AVE MUSICAL
EL PERRO DE LAS PRADERAS
CONSTRUCTOR DE DIQUES
CABEZA BLANCA
VIAJERA INCANSANBLE
UN POTENTE MORDISCO
PLANTADOR DE ÁRBOLES
BOLSA PARA LLEVAR EL BEBÉ
LAS MONTAÑAS ROCOSAS
UN GIGANTE PARDO
PIEL MOTEADA PARA CAMUFLARSE
MARIPOSA DE VERANO
ARMADURA ESPINOSA
PEZUÑAS ANTIDESLIZANTES
BLANCO EN INVIERNO
PLANEADORA
PATAS EMPLUMADAS
UNA CORNAMENTA ADMIRABLE
ATRAPADOR DE INSECTOS
PEZUÑAS PARA AGARRARSE
MERODEADOR
DESIERTOS OCCIDENTALES
LOS PEDREGOSOS DESIERTOS DE AMÉRICA DEL NORTE
OREJAS ANTENAS
FORTALEZA DE ESPINAS
DEFENSA MALOLIENTE
CASCABEL DE AVISO
COLAS COLGANTES
UN PÁJARO VELOZ
UN NIDO FRESCO
ARAÑA DEL DESIERTO
ACORAZADA
AFICIONADO AL SOL
COLA RECHONCHA
A SALTOS
LOS EVERGLADES
LA ZONA PANTANOSA SEMITROPCAL
MARIPOSA VENENOSA
DIETA DEL CARACOL
VIAJE PELIGROSO
EXCAVADOR
DETECTORES DEL CALOR
COMIDA A BASE DE SANGRE
COLORES ATRACTIVOS
DEDOS PEGAJOSOS
MANDÍBULAS VIGOROSAS
COME CON ESPÁTULA
NADADOR VELOZ
AMÉRICA CENTRAL
LA VARIADA FAUNA
CHUPADOR DE SANGRE
LA MÁS PEQUEÑA DE LAS AVES
UNA SERPIENTE MORTÍFERA
ACRÓBATA
UNA RANA TRANSPARENTE
MANDÍBULAS COMO CEPOS
EL ANIMAL MÁS ALBOROTADOR
UN GATO CON LUNARES
UN ANIMAL POCO COMÚN
ALAS BRILLANTES
UN PÁJARO SAGRADO
PATAS MUY ÚTILES
PICO CURVADO
AMÉRICA DEL SUR
LAS ISLAS GALÁPAGOS
¡VAYA UNOS ANDARES!
ALAS INÚTILES
LA LUCHA ENTRE MACHOS
UN LAGARTO MARINO
PIRATA DEL AIRE
ABRIGOS DE PIEL
EL ÚNICO PÁJARO BOBO
CAPARAZONES EXCEPCIONALES
BUENAS HERRAMIENTAS
ZAPATOS AZULES
CAZADOR DE MOSCAS
LOS ANDES
UN GUARDIA CON SILVATO
PÁJARO EXCAVADOR
HOCICO MULTIUSO
ALAS GRANDES
EL MÁS PEQUEÑO DE LOS CIERVOS
RANAS EN EL CUELLO
EL MAYOR DE LOS COLIBRÍES
UN PICO COMO UN ESCOPLO
PELAJE ESPESO
OSO CON GAFAS
EL PATO DE LAS CATARATAS
UN CAMELLO MELENUDO
SELVA DEL AMAZONAS
LA JUNGLA DEL AMAZONAS
PELIGRO BAJO EL AGUA
ALAS DÉBILES
ALAS REFLECTANTES
EL PICO MÁS GRANDE
SALTOS AGROBÁTICOS
UN FELINO CON LUNARES
ABRAZO MORTAL
LA MAYOR DE LAS ÁGUILAS
DIENTES COMO CUCHILLAS
PICO CASCANUECES
LAS GARRAS MÁS GRANDES
JOYAS EN EL AIRE
TODA LA VIDA BOCA ABAJO
LAS PAMPAS SON PRADERAS
PÁJARO PANADERO
UN CIERVO EXCEPCIONAL
CORREDOR DE VELOCIDAD
SALTO DE LONGITUD
COTA DE MALLAS
AVE PENDENCIERA
CIUDAD SUBTERRÁNEA
COLORES DE CAMUFLAJE
UN LOBO DE PATAS LARGAS
GARRAS AFILADAS
BÚHO DIURNO
UNA LENGUA TERRIBLE
EUROPA
BOSQUES DE CONÍFERAS
OREJAS LARGAS UNA CIUDAD SUBTERRÁNEA
COLA A RAYAS
PESCADORA
FALSAS OREJAS
PICO CRUZADO
LUCHANDO CON LA CORNAMENTA
PROTECCIÓN DEL OLOR
DEVORADAS VIVAS
ACRÓBATA VOLADOR
UNA EXHIBICIÓN DE DANZA
BOSQUES DE HOJA CADUCA
UN CAZADOR ENERGÉTICO
DIETA A BASE DE ORUGAS
PICO PARA CASCAR NUECES
MANDÍBULAS COMO ASTAS
UN HOCICO FORMIDABLE
PECAS
ACRÓBATA DE LOS ÁRBOLES
UNA CAZADORA DELGADA
DUERME DURANTE EL INVIERNO
GARRAS TENACES
ARMADURA ESPINOSA
ALAS SILENCIOSAS
CAZADOR NOCTURNO
LOS PAÍSES DE EUROPA MERIDIONAL
SABEN DEFENDERSE
UN OSO MIOPE
COMILÓN DE INSECTOS
ROMPE LOS HUESOS
PEZUÑAS ADHERENTES
CIEGO
LA MONA DE GIBRALTAR
CAZADORA MOTEADA
PICO COLADOR
UN FELINO POCO CÓMUN
ALAS COMO SERPENTINAS
UN PÁJARO DORADO
FOCA SUPERVIVIENTE
EL SAHARA
Las arenas movedizas del desierto del Sahara
Patas peludas
Un reptil multicolor
Cazador espinoso
Grandes orejas
Formidable aguijón
Campeón de salto
Aguador aéreo
Bolas de excrementos
Una giba de grasa
Un halcón feroz
Especie rara
Cola de Grasa
Montañista
SELVAS Y LAGOS
Las selvas tropicales
Un gigante vegetariano
Patas como lápices
Colmillos temibles
Patas franjeadas
Recubierto por una armadura
Cazador enérgico
Plumas ruidosas
Usuario de herramientas
Un caracol excepcional
Boquiabiertos
Camina sobre el agua
Saltadora gigante
LA SABANA
Los vastos herbazales de La sabana
Un soldado de primera
Tragaldabas
Trituradores de huesos
Viajero incansable
Protección de grupo
Rápido como el relámpago
Un corredor veloz
Una gacela saltarina
Cuello desnudo
Alta como un árbol
Cazador dormilón
Tejedor de nidos
MADAGASCAR
La cuarta isla de África Madagascar
Señales odoríferas
Un trepador hábil
Cañita para sorber
Grito de alarma
La camada mayor
Orejas descomunales
Un lémur ruidoso
Pico penetrante
Fósil viviente
Cuerpos como ramitas
Melenudo
Dedos como pinzas
ASIA
SIBERIA
Los bosques de Siberia
Balada de trompeta
Una foca única
Terrible aullador
Lacre
Vigoroso cazador
Despensas subterráneas
Consumidor de piñas
Pezuñas adaptadas a la nieve
Casa portátil
Plumas moteadas
Abrigo de piel
Ahorrador de energía
DESIERTOS Y ESTEPAS
Las estepas de la antigua URSS.
Un águila que escasea
Víbora mortífera
Bolsa en las mejillas
¿Una giba o dos?
Buen corredor
Gigantesco lagarto
Nariz con filtro
Macho exhibicionista
Chaquetas de ante
Un felino peludo
Protección por las rayas
Patas para saltar
Hay mucho que cavar
EL HIMALAYA
La cordillera del Himalaya
Franjas rojas
Grandes cuernos
Saltador elegante
Colores llamativos
Cazador de las alturas
Cabeza de sacacorchos
Sueño invernal
Flecos de pelo
El pájaro de fuego
Patas robustas
Un oso dormilón
Mondahuesos
EL LEJANO ORIENTE
China
Señal blanca de alarma
Un cuello para cortejar
Consumidor de bambú
Baños termales
De la época de los dinosaurios
Productor de eco
Buen trepador
Un gigante del pasado
El mayor de los felinos
Estómago perfumado
Reptil en peligro de extinción
INDIA Y ASIA SURORIENTAL
Clima de la India
Un hocico muy útil
Notad la diferencia
Envenenadora encapuchada
Alas con ojos
Armadura
Alas de piel
Un pez que camina
Nariz altavoz
Abanico de plumas
Un dragón gigante
El más pequeño de los mamíferos
Brazos columpio
OCEANIA
EL OUTBACK
SELVAS Y BOSQUES
TASMANIA
NUEVA ZELANDA
LA ANTÁRTIDA
ANIMALES ASOMBROSOS
ANIMALES EN PELIGRO
EVOLUCIÓN FUTURA DE LOS CONTINENTES
LOS OCÉANOS Y SUS DIFERENCIAS
LA FORMACIÓN ACTUAL DEL MEDITERRÁNEO