ARQUITECTURA

Altorrelieve que representa al dios Osiris en el corredor, después de la sala con pilares, en la tumba KV5.
LOS GRANDES MONUMENTOS DE LOS RAMESIDAS
El periodo de los Ramesidas se caracterizó por una intensa actividad de construcción de monumentos, iniciada por el faraón Seti I. Además de excavar en el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas las tumbas más hermosas, los Ramesidas se dedicaron a edificar templos, tanto para celebrar ritos funerarios como para rendir culto de las divinidades veneradas en diferentes lugares de Egipto. En Tebas Oeste fueron erigidos grandes templos funerarios, entre los cuales destacan el de Seti I, en Qurna, y los de Ramsés II y Ramsés en Medinet Habu. La grandiosidad de estas construcciones ha permitido que se conservaran hasta nuestros días, transmitiéndonos los acontecimientos históricos representados en sus paredes. En Tebas, el templo dedicado a Amón, surgido en Karnak a partir de un núcleo original del Imperio Medio, había sido ampliado durante la XVIII dinastía, pero Ramsés II le añadió la sala hipóstila y estatuas colosales de sí mismo. Sin embargo, la actividad de construcción de los Ramesidas en el territorio egipcio nos resulta desconocida. La zona de Menfis y Heliópolis, y la del Delta en general, conserva escasos restos que demuestran la existencia de importantes templos. En la ciudad santa de Abidos, centro de culto a Osiris, Seti I se hizo construir un segundo templo funerario, terminado por su hijo Ramsés II.

TEMPLO DE AMÓN-RA La grandiosa sala hipóstila del templo dedicado al dios Amón-Ra en Karnak, construida por el faraón Ramsés II.
OCHO TEMPLOS PARA NUBIA
Ramsés II, dentro de su «delirio de grandeza», aparte de distribuir por todo Egipto testimonios de su reinado (estatuas y obeliscos), desarrolló una importante actividad de construcción en Nubia, más arriba de la primera catarata del Nilo. Se trataba de ocho templos destinados a reforzar la presencia de la autoridad de Egipto en la región: Beit el-Uali, Gerf Hussein, Uadi es Sebua, Derr, dos templos en Abu Simbel, Aksha y, más allá de la segunda catarata, Amada, sede de la gobernación de Nubia. Los templos fueron salvados gracias a la intervención de la UNESCO cuando corrían el riesgo de quedar sumergidos bajo las aguas del lago Nasser. La actuación más espectacular fue el desmontaje y la reconstrucción de los dos templos de Abu Simbel. El templo mayor muestra la famosa fachada con los cuatro colosos que representan a Ramsés II; su interior está decorado con pilares alusivos a Osiris y relieves con los episodios de guerra del faraón. El templo menor de Abu Simbel fue dedicado por Ramsés II a su esposa Nefertari y a la diosa Hathor. La reina está representada dos veces en la fachada, flanqueada por dos estatuas del faraón; una de las inscripciones dedicatorias reza: «Monumento grandísimo para la esposa del rey, Nefertari, por amor a la cual sale el sol».