ARQUITECTURA

TUMBA DE Iris Sacrificio y ofrenda del buey, en la gran tumba de Itis, «tesorero del rey» y «jefe de las tropas», en Gebelein.
CIEN AÑOS DE EXCAVACIONES
Las excavaciones de Gebelein, a 29 kilómetros al sur de Tebas, en la orilla occidental del Nilo, son concesión desde hace casi cien años del Museo Egipcio de Turín, que continúa desarrollando trabajos arqueológicos.

PIRÁMIDE DE AMENEMHET III La pirámide de Hawara, en el oasis de El Fayum, consta de un núcleo de ladrillo que sería revestido de piedra.
De hecho, la localidad empezó a ser investigada en 1910 por Ernesto Schiaparelli, entonces director del museo, y en ella ha sido hallada una extraordinaria cantidad de objetos, expuestos en el Museo de Turín, que van desde la época prehistórica hasta el Imperio Medio. Aunque se han encontrado muy pocos restos del pueblo, en la necrópolis hay numerosas tumbas, la mayoría de las cuales datan del Primer Periodo Intermedio. En aquella época, probablemente, la localidad estaba bajo el dominio de los reyes heracleopolitanos, mientras que a partir de la mitad de la XI dinastía pasó a estar bajo la autoridad de Tebas. Aparte de algunos hallazgos excepcionales que datan de la época prehistórica, como la famosa tela pintada (h. 3500 a. C., Predinástico), y del Imperio Antiguo, en Gebelein se han descubierto intactas algunas tumbas del Primer Periodo Intermedio. Entre las más importantes se cuentan la de Iny, «nomarca y gran sacerdote del templo de Sobek», con grandes maquetas de barcos en el ajuar funerario, y la de Itis, «jefe del ejército y tesorero», con escenas de la vida cotidiana pintadas en las paredes.

Representación pictórica en la Tumba de Beni Hasan.
Herodoto y Estrabón lo describieron como una inmensa serie de edificios, con 12 patios y 3.000 salas, del cual era imposible salir sin un guía. De Amenemhet III se recuerdan también ciertas dotes particulares: en un texto griego del siglo i a. C., el Himno de Isidoro, grabado en el templo de Medinet Madi, se narra que el faraón conocía el lenguaje de los pájaros y podía dar órdenes a los animales; además habría inventado un carro de vela, con el cual se desplazaba por el desierto impulsado por el viento. Amenemhet IV murió prematuramente, sin descendientes varones, y le sucedió una reina, Neferusobek, hermana y viuda del faraón, la primera mujer de la historia egipcia en acceder al trono, pero solo reinó tres años. Dejó un gobierno muy debilitado, y con ella concluye el Imperio Medio.

La «capilla blanca» de Sesostris I, ejemplo de la elegante y armoniosa arquitectura religiosa del Imperio Medio.
SE ESTABLECEN RELACIONES CON ORIENTE PRÓXIMO
En el imperio Medio, Egipto empezó a desempeñar un papel muy activo en Oriente Próximo. Sesostris I, en efecto, había consolidado la conquista de la Baja Nubia, instalando una guarnición en Buhen, y el control de los oasis libios y las fronteras orientales, para proteger los trabajos de extracción en las minas de Sinaí. Egipto entabló también una intensa relación con los países del Mediterráneo y de Oriente Próximo, que a lo largo de los siglos fue en ocasiones comercial y a veces conflictiva.

Akh, el elemento puramente espiritual del ser humano que accedía a la dimensión divina, donde participaba en el eterno movimiento de las estrellas (XIX dinastía).
A la época de Amenemhet II se remonta la presencia de «tributos» sirios, consistentes en una vasija de plata y amuletos de lapislázuli hallados en el templo del dios Montu en Tod. Los «tributos» debían de ser intercambios comerciales, que han llevado a descubrir testimonios egipcios incluso en Ugarit y Megiddo, así como en Creta. En Biblos estaba muy de moda escribir en caracteres jeroglíficos y poseer objetos egipcios, y en Abidos ha sido hallada cerámica minoica. En una tumba de Beni Hasan se ha encontrado una representación pictórica de un acontecimiento significativo: el difunto titular aparece en actitud de recibir un jefe hicso con su tribu. Se trata de un primer signo de la lenta infiltración de extranjeros, sobre todo asiáticos, que llegaban a Egipto por motivos comerciales o como mano de obra, y que condujo posteriormente a la pérdida del control de las fronteras del norte del país.

TUMBAS DEL IMPERIO MEDIO Pórticos de las tumbas rupestres de Beni Hasan dinastía XI.
TEMPLOS Y PIRÁMIDES DE EL FAYUM
De los templos del Imperio Medio, en su mayoría desaparecidos, se han conservado algunos valiosos ejemplos, como la «capilla blanca» de Sesostris I (1964-1929 a. C.), reconstruida en el Museo al aire libre de Karnak. Este pequeño santuario de caliza blanca, auténtica joya arquitectónica por su equilibrio de formas y sus decoraciones en bajorrelieve, fue desmantelado en el Imperio Nuevo y empleado como material de relleno en la construcción del tercer pilono mandado erigir por Amenhotep III. De la XI dinastía data el vasto conjunto funerario de Mentuhotep II (20652014 a. C.), en Deir el-hari, formado por terrazas con pórticos y que inspiró el adyacente y mejor conservado templo de Hatshepsut (1479-1455 a. C.). El templo funerario de Amenemhet III, en El Fayum, fue celebrado por griegos y romanos bajo el nombre de Laberinto, debido a las numerosas estancias que componían, y del cual solo subsisten los cimientos (Herodoto, Historias, 11,148).

BA El alma-ba de la reina Nefertari, en su tumba en el Valle de las Reinas (XIX dinastía).
En la región de EI Fayum, escenario de importantes obras de saneamiento, los reyes erigieron sus complejos piramidales. Las pirámides que surgieron en Hawara, El Lahun, El Lisht y Dahshur, menos importantes que los monumentos de la época Menfita, estaban constituidas por un núcleo de ladrillos de arcilla secados al sol y gravilla, sostenido por una estructura de mampostería en forma de estrella, revestida con bloques calizos hoy desaparecidos. Cabe recordar también el poderoso conjunto de fortalezas edificado en la frontera oriental del Delta (el «Muro del Príncipe») y, sobre todo, en Nubia y Alta Nubia, de Elefantina, a Semna, que permitió, mediante el control de zonas importantes desde el punto de vista estratégico y económico, devolver la prosperidad a Egipto. De tal florecimiento dan testimonio también las espléndidas tumbas de dignatarios halladas en muchos lugares, sobre todo en Beni Hasan, Moalla, Deir el-Bersha, Asiut y Gebelein.

KA Detalle de la estatua de madera del ka de Auibra-Hor, rey de la XIII dinastía.