39- EL LIBRO DE ADAN

Los años que van de 1890 a 1915 estuvieron marcados por la actividad del médico francés Gérard Encausse, uno de los más grandes divulgadores del ocultismo. Entre sus muchos tratados, publicados con el seudónimo de Papus, los más famosos son los dedicados a las doctrinas místicas sobre el Tarot y el uso adivinatorio de estas cartas.

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El árbol del bien y del mal; detalle de una miniatura del Beato de Liébana, que se encuentra en la biblioteca del monasterio de El Escorial.

Es imposible hablar de las teorías cabalísticas sobre el Tarot sin esbozar, aunque sea brevemente, la biografía de aquel personaje extraordinario que fue Gérard Encausse, conocido bajo el seudónimo de Papus, cuya importancia en la historia del esoterismo moderno sólo la supera la figura de su compatriota Éliphas Lévi. Nacido en 1865 en La Coruña de padre francés y madre originaria de Valladolid, Gérard Encausse llegó a París con sus padres a la edad de cuatro años. Tras haber realizado con excelente provecho los estudios secundarios, a los 18 años se inscribió en la Facultad de Medicina de la universidad de la capital francesa, donde obtuvo la licenciatura en 1892, y el doctorado en 1894. Al mismo tiempo, empezó a frecuentar los ambientes esotéricos parisinos, de los que pronto se convirtió en uno de los personajes más conocidos. Encausse tenía 17 años cuando fue acogido en la Orden de los Martinistas, una hermandad presidida por el magnetizador Henry Delaage, que se inspiraba en las doctrinas del filósofo Louis Claude de Saint Martin (1743-1803). A los 22 años se adhirió a la Sociedad Teosófica y, poco después, tras leer la obra En el umbral del misterio (París, 1886), escrita por el marqués Stanislas de Guaita, Encausse se puso en contacto con dicho autor y entró a formar parte de la Orden Cabalística de la Rosa Cruz (O.C.R.C.), fundada y liderada por De Guaita. Al año siguiente fundó la revista mensual L’Initiation y, en 1890, La Voile d’Isis.

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Elohim creando a Adán, obra del poeta y pintor William Blake (1757-1827), que se encuentra en la Tate Galery de Londres.

LAS ACTIVIDADES INICIÁTICAS DE PAPUS

En 1888, junto con Auguste Chaboseau, bibliotecario del museo Guimet, Gérard Encausse fundó una nueva Orden Martinista, a la cual pronto se adhirieron numerosos miembros de la O.C.R.C.; entre ellos se encontraban el mismo De Guaita, los literatos Joséphin Péladan, Maurice Barrés y Paul Adam, el editor Lucien Chamuel, director de lo que en aquella época fue uno de los principales puntos de reencuentro de los esoteristas parisinos, la Librería de lo Maravilloso. En 1889, junto con los miembros de su hermandad, fundó el Grupo Independiente de Estudios Esotéricos, que servía de centro de reclutamiento de la Orden Martinista; en poco tiempo, esta auténtica escuela de estudios iniciáticos abrió centros en toda Europa. Fue en aquella época cuando Gérard Encausse empezó a ser conocido con el seudónimo de Papus, nombre del genio de la medicina que aparece en el Nuctemeron del neopitagórico griego Apolonio de Tiana (siglo 1 d.C.). Encausse alcanzó tal fama internacional, que en 1897, y otra vez en 1913, sintió peligrar su reputación a causa de un tal «Professor Papus», un saltimbanqui que se exhibía en los circos de los Estados Unidos de América.

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Para la tradición alquimística estudiada por Papus, la vida es un proceso de combustión. Así lo representó William Blake en una ilustración que realizó para su obra Milton (sobre estas líneas).

En 1887 participó, al igual que Oswald Wirth, el famoso esoterista suizo del que tratamos en el capítulo anterior, en la llamada «batalla de los encantamientos», un movimiento conducido contra la secta pseudosatanista de la Orden de la Misericordia, dirigida por el ex sacerdote Joseph Boullan y a la que pertenecían también los escritores Joris K. Huysmans y Jules Bois. Este último personaje y Encausse llegaron a batirse en duelo, aunque más tarde se hicieron grandes amigos. Entre 1890 y 1893, Papus tomó parte en la «guerra de las dos Rosas», que terminó con la secesión de la O.C.R.C. en dos ramificaciones. Contrariamente a lo que se suele creer, Papus no formó parte ni del Gran Oriente ni de la Gran Logia, las dos principales organizaciones masónicas francesas de la época; de hecho, solicitó en muchas ocasiones su admisión, pero siempre fue rechazado. Sin embargo, a partir de 1908 fue Gran Maestro de una fracción disidente de la Masonería, el Rito de Menfis-Misraím (el acceso a la cual le había sido negado en 1897); desempeñó este cargo hasta 1916, año en el que encontró la muerte en la guerra, tras haberse enrolado como voluntario en el ejército francés. Pero dejemos de lado la cautivadora biografía de Papus para concentrarnos en sus actividades como divulgador del esoterismo del Tarot.

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Fragmento de una página de la obra Arbor scientiae, de Ramon Llull publicada en Barcelona en 1505.

LA LLAVE ABSOLUTA DEL OCULTISMO

A los 40 años Papus había ya escrito más de cien obras sobre los más variados temas: cábala, alquimia, iniciación masónica, teosofía, espiritismo, homeopatía, anatomía esotérica, magia y artes adivinatorias. Por lo que al Tarot se refiere, su primera obra sobre el tema vio la luz en París en 1889, cuando tenía 24 años; su título completo es Llave absoluta de la ciencia oculta. El Tarot de los bohemios. El más antiguo libro del mundo, para el uso exclusivo de los iniciados. La premisa fundamental de este estudio consiste en la afirmación de que las cartas del Tarot son un juego iniciático que fue traído a Occidente por los gitanos, zíngaros o bohemios; este juego fue definido por Papus como «la Biblia de las Biblias», «el Libro de Thot Hermes Trimegisto», «el Libro de Adán» y «el libro de la revelación primitiva de las antiguas civilizaciones». Papus demostró conocer las teorías sobre el Tarot de Court de Gébelin y Paul Christian; sin embargo, su principal punto de referencia en ese sentido era Éliphas Lévi. Tomando las informaciones pseudohistóricas de Lévi, sin haberlas verificado personalmente, Papus afirmaba que las cartas de Tarot eran la base del Ars magna de Ramon Llull, uno de los grandes teóricos del arte de la memoria medieval; además sostenía que este juego de cartas era conocido por el científico Girolamo Cardano, por el místico Guillaume Postel y por el filósofo Louis Claude de SaintMartin. Gracias al Tarot, decía Papus, es posible comprender las relaciones misteriosas que unen a Dios, el hombre y el Universo (paráfrasis de un famoso libro de Saint Martin).

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Estas relaciones se encontrarían sintetizadas en las letras de tres acrónimos; IHVH (lahveh o Yavé, expresión del sagrado nombre de Dios), INRI, lesus Nazarenus Rex lodeorum (es decir, Jesús de Nazaret, rey de los judíos y, a la vez, Igne Natura Renovatur Integra, un lema alquimista que significa «el fuego renueva la Naturaleza por completo»), y TARO, que hace referencia tanto a la rueda del Tarot («Rota») como a la Ley hebraica (Torá). Quien hubiera comprendido el significado de estas letras, sostenía el esoterista francés, poseería la llave que abre la «tumba de Hiram», es decir, alcanzaría el misterio profundo de la iniciación masónica, de la ciencia cabalística, del esoterismo católico. Pretendiendo conocer estos misterios, Papus podía afirmar que su estudio estaba dirigido «al uso exclusivo de los iniciados». En efecto, El Tarot de los bohemios no es un libro popular, ya que se fundamenta en una filosofía de las letras y de los números que, aunque basándose en el alfabeto hebraico, no se corresponde con la Cábala hebraica tradicional, sino que es una manipulación ocultista típica del siglo XIX que los historiadores de la Cábala califican de «charlatanería supina»; un severo juicio que no considera la capacidad propia de cualquier filosofía de desarrollarse también fuera de su ámbito originario. Los puntos de referencia de Papus no eran, en efecto, los escritos de los hebreos ortodoxos, sino tratados de cabalistas cristianos como Athanasius Kircher, Hoene Wronski y Fabre d’Olivet. Con todo vale la pena esforzarse en penetrar en el pensamiento de Papus en todo lo que hace referencia al Tarot, pues constituye la base de posteriores estudios sobre la materia.

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En la imagen, un grabado satírico que representa una sesión de magnetismo que tuvo lugar en 1785 en la Academia de las Ciencias de París.

EL RETORNO AL JARDÍN DEL EDÉN 

La parte más interesante de El Tarot de los bohemios consiste en la descripción de los significados de los 22 triunfos o «Láminas Mayores», como las denominaba el autor. En los capítulos XI a XIV, y al igual que había hecho Lévi anteriormente, Papus estableció una conexión entre cada una de las láminas de la baraja del Tarot y las 22 letras del alfabeto hebraico. Para mejor comprender los recovecos de esta asociación, es necesario saber que la creación, la evolución cósmica y la degeneración de la humanidad sucedieron, según la tradición cabalística, a través de la combinación de las letras; en efecto, cada una de ellas representa un momento determinado en el Cosmos. Así, cada letra se refleja en los mundos espiritual, intelectual o físico, como si se tratara de un juego de espejos. Por ello, Papus, aplicando la adscripción tradicional de cada letra a una lámina del Tarot, pretende ser capaz de definir el profundo y misterioso significado de cada alegoría.

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Arcanos o «Láminas Mayores» del Tarot diseñado por Gérard Encausse, alias Papas: El Loco, El Papa, El Enamorado y, en primer término, El Diablo

Otra interesante teoría se refiere a la división de las Láminas Mayores en tres grupos que se definen del modo siguiente: «teogonía» o génesis divina (de la lámina 1 a la 7), «androgonía» o génesis humana (de la 8 a la 13) y «cosmogonía» o génesis cósmica (de la 14 a la 19); a estos tres grupos se unen tres láminas que constituyen un grupo de transición (19, 20 y 0), y la lámina 22, que representa la síntesis del universo completo. Sobre la base de esta división e inspirándose en un antiguo mito cabalístico, Papus describe las fases que llevaron al Adán y a la Eva Celestes a caer en el Mundo material para luego volver al Jardín del Edén, vestidos nuevamente con el cuerpo glorioso que poseían antes del pecado original. En el capítulo siguiente trataremos sobre el origen del Tarot de Papus y su evolución.

 

LOS ESCRITOS MÁS FAMOSOS DE PAPUS

Entre 1884 y 1916, Papus firmó cerca de 160 títulos entre libros, artículos y transcripciones de conferencias. Aquí se indican sólo las primeras ediciones de los volúmenes que alcanzaron mayor fama internacional. Observando las fechas se puede intuir la difusión en diversos países del pensamiento de Papus, antes y después de su muerte: Tratado elemental de ciencia oculta (París, 1888; San Petersburgo, 1904; Madrid, 1925; Leipzig-Viena, 1926; Nápoles, 1945), El Tarot de los bohemios (París, 1889; Londres, 1896; Nueva York, 1910), El Ocultismo (París, 1890; Sáo Paulo, 1901; Londres, 1902, Madrid, 1925), La Cábala (París, 1892; Leipzig, 1910), Tratado elemental de magia práctica (París, 1893; Praga, 1920; Madrid, 1927; Sao Paulo, 1927) y La reencarnación (París, 1898; Sáo Paulo, 1927; Londres, 1928; Madrid, 1932; Milán, 1945).

 

 

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