
Proceso evolutivo y capacidad de aprendizaje A nadie le resultará difícil aceptar que las plantas tienen algún tipo de memoria, aunque la inmensa mayoría la circunscribirá al ámbito evolutivo, a la información que a lo largo de millones de años ha permitido al vegetal experimentar diferentes procesos y mecanismos de adaptación.
Sin embargo, algunas investigaciones apuntan a la existencia de un tipo de memoria a corto plazo en las plantas, como la realizada por un equipo de botánicos de la Universidad de Nebraska (EE.UU.). Sometieron a ejemplares de Arabidopsis thaliana a un proceso alterno de humedad y sequedad, y descubrieron que, paulatinamente, la planta iba «aprendiendo» a retener de forma más eficaz la humedad cuando era sometida repetidamente a períodos de sequía artificial.
Desde el punto de vista genético, observaron cómo dos genes concretos se activaban y fortalecían con los experimentos, lo que generaba respuestas más inmediatas a medida que avanzaban los ensayos. Según las conclusiones de este estudio, la memoria generada por la deshidratación duraba entre 5 y 7 días.
Muchos de los estudios actuales que se realizan con plantas toman como base de experimentación a la Arabidopsis thaliana, una mala hierba emparentada con la col.
La razón principal es que tiene uno de los genomas conocidos más pequeños. A ello se suma su ciclo de vida corto y la facilidad para ser cultivada en espacios reducidos.