Los bosques son ecosistemas complejos y requieren una gestión sostenible y equilibrada. Ocupan un tercio de las superficies emergidas del globo, pero su superficie disminuye y sus ecosistemas se degradan. Sin embargo, su papel es esencial en la gestión de las grandes cuestiones que deberemos resolver en el curso de este siglo, especialmente en lo que concierne a las causas y efectos del cambio climático, la eliminación de la pobreza en el mundo, la preservación de nuestros recursos de agua dulce y la conservación de la biodiversidad. Uno de los mayores desafíos contemporáneos consiste en conciliar las prioridades, a menudo conflictivas, de los que dependen de ellos para toda una gama de bienes y servicios, algo que no será posible sin un salto adelante determinante de los progresos científicos y técnicos.

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