

En la Antigua Grecia, los jóvenes eran educados para convertirse en ciudadanos y soldados al servicio del Estado. Hoy se cree que también las niñas se incorporaron al sistema educativo helénico
EL SABER DE LAS MUJERES
Que las mujeres no estuvieron totalmente excluidas de la educación griega lo demuestra la existencia de un buen número de filósofas. Por ejemplo, en el siglo IV a.C. se citan dos seguidoras de la escuela platónico-socrática en Atenas: Arete de Cirene, hija del filósofo cirenaico Aristipo, y Axiotea de Fliunte.
De esta última se decía que quedó tan impresionada por la lectura de la República de Platón que se trasladó a Atenas para convertirse en su discípula. Diógenes Laercio, en sus Vidas de filósofos, explica que Axiotea tuvo que disfrazarse de hombre para asistir a las lecciones de la Academia.
Otras filósofas destacadas fueron las pitagóricas Teano de Crotona y Esara o Aresa de Lucania, la cínica Hiparquia de Tracia o las epicúreas Leoncio y Temista de Lámpsaco.
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