

LOS PERRITOS CALIENTES No aptos para paladares refinados pueden considerarse como un precedente de lo que hoy llamamos comida rápida o comida basura; al menos se encuentran críticas parecidas por el sabor y la mala calidad de los ingredientes.
Así, ya en 1886 el periodista y escritor H. L. Mencken aseguraba que los «frankfurts» que él había probado contenían «la misma seudosalchicha de goma INDIGERIBLE que comen millones de estadounidenses».
De ellos goteaba una mostaza «insípida», y su único punto a favor radicaba en el hecho de que estaban envueltos por «auténticas wecke [bollos] alemanas hechas de harina de trigo horneada hasta quedar crujiente, y no los panecillos empapados hechos de BELLOTAS molidas, yeso de París, motas de esponja de baño y aire atmosférico».
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