La Tierra merece que aprendamos una cosa cada día respecto a ella. En la actualidad los niveles y modos de consumo, de producción y de explotación de los recursos no son viables a largo plazo.
La alternativa que ofrece el desarrollo sostenible tiene que ayudar a provocar los cambios que permitan “responder a las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de responder a las suyas
YANN ARTHUSBERTRAND
Puesta de sol en el macizo de Spitzkop, región de Damaraland, Namibia (22°3′ S-17°2′ E)

En la región salvaje y desértica de Damaraland, al noroeste de Namibia, se levanta el Gross Spitzkoppe (1.728 m) y el Klein Sptizkoppe (1.584 m). Estas cúpulas graníticas surgieron hace 120 millones de años como resultado de la erosión de las capas superiores sedimentarias de la meseta, gracias a la acción conjugada del viento, la lluvia y las lavas.
En esa época, la actual costa del Brasil se encontraba unida a la de Namibia en el seno de un único continente: el Gondwana. Mucho más recientes son los enclaves prehistóricos, abundantes en esta región, donde se han descubierto pinturas y grabados rupestres con una antigüedad de 27.000 años.

El Damaraland sigue llevando el nombre de uno de los grupos étnicos más antiguos de Namibia: los damara, que representan aún el 7 % de la población actual del país.
Una cuarta parte de ellos vive todavía en la región. Este enclave, muy escasamente poblado en la actualidad, es uno de los últimos territorios de África donde antílopes, jirafas, elefantes, e incluso rinocerontes, viven libremente fuera de los parques nacionales y las zonas protegidas.
POR DOMINIQUE BURG FOTÓGRAFO