El multiculturalismo británico ha sabido valorar las diferencias culturales. A partir de ahí, está encontrando sus límites en comunidades con las que vive codo con codo o incluso a espaldas unas de otras.
Cerca de 4 millones de británicos, o sea el 6,5 % de la población del Reino Unido, descienden de una “minoría étnica”. Este término fue adoptado a mitad de los años 1970 para reemplazar al de “inmigrante”.
Esta evolución marcó un cambio en la concepción misma de la nación británica, que pasó de un modelo asimilacionista a un modelo multiculturalista. El asentamiento de los inmigrantes ha ido de la mano de una concentración geográfica (cuatro de cada diez viven en Londres), lo que ha favorecido la aparición de barrios étnicos.
Una “segregación” vivida como un medio para valorizar las diferencias culturales. El desembarco de 492 jamaicanos a bordo del Empire Windrush, en 1948, puede ser considerado como el punto de partida simbólico de la inmigración masiva al Reino Unido.