
Thermopolium en Pompeya.
Los alimentos y protocolos de la mesa en Roma se fueron ampliando y sofisticando con los años
Probad estas sabrosas pastas: ¡cuestan una fortuna…! ¡Lenguas de ruiseñor importadas de la Galia, huevos de estornino traídos de los países bárbaros y mandíbulas de cangrejo mongol…! ¿Qué tal, qué os parece?”. “¡Salado! […]”. “¡Salado! ¡Puaf, qué saben esos tíos lo que es bueno…! ¡Traedme la confitura de salchichón!”.
Este hilarante diálogo se produce entre Obélix y Cayo Obtusus en Astérix gladiador, y es un ejemplo perfecto de la idea que tenemos de las peculiares costumbres culinarias romanas, como las famosas tripas de jabalí fritas en grasa de uro (con miel), el embutido de oso o los cuellos de jirafa rellenos que se sirven en las orgías del gobernador romano en Astérbc en Helvetia.