La palabra Karma describe precisamente la fricción interna que se produce cuando la energía del yo esencial choca con esos aspectos resistentes de la personalidad. La intensidad de la resistencia a dejar aflorar la esencia es el karma. Comportándonos mejor facilitamos que nuestra esencia se manifieste y que nuestro karma se aligere. Comportándonos mal dificultamos que nuestro yo esencial se manifieste y nuestro karma —la intensidad de la resistencia— aumenta. Si nos conducimos mal introducimos energía negativa en nuestros rasgos de personalidad, lo que los hace aún más resistentes a nuestra energía esencial.