2.1. Evangelio de Nicodemo/Actas de Pilato/Descenso de Cristo a los infiernos

Autor: Desconocido.

Fecha probable de composición: Hacia el 130.

Lugar de composición: Desconocido.

Lengua original: Griego. Fuente: Papiro de Akhmim, en griego, probablemente de los siglos VIII/IX.

El título actual de este escrito, Evangelio de Nicodemo, es tardío, medieval, y recubre la unión de dos obras anteriores. El título tiene su fundamento en la noticia ofrecida en el Prólogo a su parte primera o Actas de Pilato. La segunda parte, al carecer de título original, ha sido denominada Descenso de Cristo a los infiernos. De esta última se han transmitido dos recensiones, una griega y otra latina. Actores protagonistas del Descenso son dos hijos de Simeón, el anciano que tomó al niño Jesús en sus brazos (Lc 2, 25-32). Los textos griegos no mencionan sus nombres, que para la recensión latina se llamaban Carino y Leucio. Estos dos apelativos coinciden con el nombre compuesto de un personaje al que algunos Padres de la Iglesia atribuyen, tradicional, pero erróneamente, la composición de los Hechos Apócrifos de los apóstoles.

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San Nicodemo.

Parece evidente la dependencia de estos textos del material de los evangelios canónicos, de los que toma el autor, o autores, desconocidos, los datos precisos para estructurar el relato. Por otra parte, algunos temas delatan un periodo anterior a las fuentes rabínicas que acusaban a Jesús de haber nacido de relaciones adulterinas. En las Actas de Pilato 2, 3, los judíos echan en cara a Jesús el haber venido al mundo como «fruto de fornicación».

El Descenso a los infiernos abunda en datos tomados de las historias del Antiguo Testamento. Personajes tan paradigmáticos como Adán, David, Isaías, Jeremías, etc., se presentan como difuntos que están en los infiernos esperando la llegada del Redentor. Aquí se narran las escenas finales de aquella parte de la vida de la humanidad antes de la venida de Jesús a la tierra con un cierto tono de tiempo real. Luego llega con su cruz el buen ladrón anunciando que detrás viene Jesús, y más tarde se amplifica la noticia de la resurrección de muchos justos, recogida por Mateo 27, 5253. Entre otros, resucita el anciano Simeón con sus dos hijos, que son luego los relatores de los acontecimientos vividos en los infiernos.

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